Estiré mi sudadera tratando de quitar unas arrugas inexistentes, me daba un poco de corte preguntarle algo así. Agatha ladeó la cabeza intrigada esperando a que yo hablara, la verdad es que era un gesto muy tierno.
—¿Podrías ayudarme a buscar algo de ropa? —dije al fin.
Ella abrió mucho los ojos sorprendida, pero enseguida asintió energéticamente con la cabeza.
—¿Vas a ver a Theo? —me preguntó con un tono burlón.
—¡¿Qué?! ¡No! —respondí sonrojada.
Mientras caminábamos por la amplia calle le conté todo lo que necesitaba saber sobre Rebecca y su oferta de trabajo. Le expliqué con imágenes de referencia el estilo de ropa que estaba buscando, una vez se hizo una idea, Agatha observó atenta las bolsas de papel que llevaba en mi mano y soltó una risilla.
—Estás mirando en las tiendas equivocadas. Por suerte te has encontrado conmigo, ¡vamos!
Entrelazó su brazo con el mío y tiró de mí.
—¿Qué te parece este?
Agatha me mostró un pantalón corto de rayas blancas y negras, tras ver mi expresión volvió a colocarlo donde estaba sin decir nada más. Mientras ella estaba concentrada buscando entre varias camisas colgadas en un perchero redondo, me fijé en que un chico de más o menos nuestra edad la observaba varias veces, eran miradas rápidas e indecisas, como si quisiera hacer algo pero no se atreviera.
Me acerqué a ella y le pregunté sobre las camisas, cuando el chico vio que Agatha no estaba sola desistió de su intento de socializar con mi amiga y se alejó avergonzado.
Estaba claro que más de uno había parado a Agatha para conseguir su número o simplemente para hablar con ella, y es que su belleza y estilo la hacían resaltar entre la multitud. Esa situación me recordó a mi prima Sophie.
—¿Tú has tenido novio alguna vez? —le cuestioné.
Ella me observó un poco confundida por la repentina pregunta.
—No. Solo tenía ojos para Theo hasta que llegó alguien y me lo robó —me dedicó una mirada llena de picardía, pero enseguida se echó a reír.
Me rasqué el cuello un poco sonrojada, me sorprendía que no me guardara rencor.
—Cierto. Perdón.
Agatha me dio un fuerte empujón haciendo que diera un paso hacia atrás y me miró divertida e incrédula.
—¡No me pidas perdón por eso!
—Perdón.
Su risa retumbó por toda la tienda, yo le tapé la boca rápidamente, ahogando su carcajada con la mano.
—Además, —añadió cuando me aparté, —tú no eres la primera que se interpone en mi camino.
Tras decir eso volvió a enfrascarse en la búsqueda del outfit perfecto.
"Elisabeth" pensé.
—¿Y cuál dirías que es tu tipo de hombre ideal ahora?
Ella se llevó la mano al mentón, pensativa, mientras continuaba caminando entre las estanterías llenas de ropa.
—No lo sé, sinceramente me da igual. Cuando conozca a un chico que me guste serás la primera en saberlo.
Sonreí ante esa idea.
Rato después estaba dentro de uno de los estrechos probadores, observando a través del espejo el conjunto que Agatha había elegido para mí. Levanté un poco los brazos y giré mi cuerpo para verlo desde todos los ángulos posibles.
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Gracias estúpido universo
Novela JuvenilEvie pensó que su nueva vida sería tranquila. Creía que mudarse sola y empezar de cero sería la mejor solución para gestionar sus preocupaciones. Grave error. Según ella, el universo no paraba de mandarle problemas. Lo que no esperaba es que también...