Grietas

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"Por muy pequeña e insignificante que sea una mentira... El resultado será igual que un huracán"

-¡Dios mío! ¡Estoy echa un culo!.

Reviso mis alarmas que he puesto para no olvidar ninguna actividad de hoy.

Mi habitación está llena de trapos. Zapatos. Una maleta incluso. No distingo la almohada del cerro de suéteres. Ni si quiera veo el suelo.

Chuck y yo hemos trabajo estas últimas dos semanas con el álbum. Comencé a dar pequeñas conferencias. Hablar con personas. He dado entrevistas. Hoy tendré mi primera sesión de fotografía.

-Zapatos... Mi suéter... -murmuro con el teléfono en mano. Con mi pelo echo un nudo y mi pijama de oveja.

Un momento

Busco con mi mirada en el medio del caos, a aquella bola de pelos de tonos negros y grises. Mis camisetas vuelan por los aires y mis nervios aumentan al darme cuenta que...

Rocket no está

Estamos fritas

-¡Rocket! -lo llamo por la habitación. Miro bajo la cama pero no hay nada.

Corro a la sala donde Daiana está con el computador realizando un trabajo.

-¿Has visto a Rocket? -musito angustiada.

-Creí que estaba contigo -su frente se arruga con la confusión en su voz.

Demonios. Estúpida bola de pelos

Si alguien se entera que....

Los gritos del piso de arriba me hacen correr hacia las escaleras a toda prisa.

¡¿Cómo carajos llegó al piso de arriba?!

Una mujer de unos sesenta años tiene una escoba en sus manos. Están en el pasillo, mientras que el pobre mapache salta de una mesa a la otra, huyendo de su verdugo.

-¡Señora baje la escoba! -grito con el terror a mil.

-¡Es una criatura horrenda! -sigue tras el.

Voy hacia ellos, pasando por su lado para y cubrir con mi cuerpo al pequeño que tiembla. El impacto de un objeto sobre mi cabeza, me hace suelte un quejido.

-Niña estúpida ¿Qué haces? -por otro lado. La señora me reprende por lo ocurrido.

-Es mi hijo -giro para mirarla con Rocket en mis brazos.

Sus ojos se salen de orbe mientras que el pequeño se acurruca en mi pecho, como si buscara que esto sea cierto.

-Está prohibido tener animales -dice con asco escaneandome de pies a cabezas-. Esa rata pulgosa debe irse.

¿Acaba de llamarlo rata pulgosa?

-El no irá a ningún lado -digo firme-. Y más le vale disculparse por haberlo llamado rata.

La mujer sólo me mira enojada. No permitiré que le falte el respeto a un pobre animalito que busca es amor,cariño, un refugio.

La crueldad que hay en el mundo. No tiene comparación. Muchos compran mascotas habiendo muchos en las calles que merecen una mejor vida. Hay personas sin corazón allá fuera. Podridos. Tan podridos que me sorprende ver como siguen intactos.

-Eso lo veremos -me amenaza-. Hablaré con el encargado. Veamos cuanto duran ustedes dos.

Daiana ha llegado con nosotras. Mi rabia solo hace que quiera gritarle. Pero mi madre me enseñó que debo respetar a los mayores. Aún cuando sean groseros contigo.

Carne y HuesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora