Capítulo 6

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La casa olía a café.

Quiso acomodarse mucho mejor... Casi se cae. Tuvo que agarrarse muy bien.

—Carajo —murmuró por lo bajo.

Talló sus ojos un par de veces, lo hizo por un largo minuto, sus ojos comenzaron a llorar debido a esto.

El olor a café recién hecho hizo que su estómago se revolviera, odiaba mucho el café. No entendía por qué había muchas personas que les gustaba, a tal grado de tomarlo a cualquier hora del día. Su sabor amargo hacía que le doliera el estómago. Cuando alguien le ofrecía un poco, decía que era alérgico, era algo así como su vieja confiable.

Estiró sus pies al otro extremo del sillón, arqueó su espalda para que sus huesos tronaran un poco, después movió su cuello para ambos lados, escuchó como este también tronaba.

Y si no podía ser aún más extraño —de lo que ya era— se pregunta por qué su cuerpo no dolía, ya que los sillones de su casa no solían ser para nada cómodos. Quizá se debía a que cierto chico pelinegro, con hermosos ojos verdes durmió abajo de él. A veces sus instintos podía llegar a ser su enemigo.

Casi se hecha a reír cuando vio sus tenis en sus pies, no podía creer que se haya dormido con los tenis puestos. Tenía dos opciones, la primera; estaba muy cansado como para subir a su habitación y cambiarse de ropa por algo mucho más cómodo y la segunda; simplemente se durmió al sentir el aroma de JungKook. Podía usar de escusa a las dos opciones.

Había mucho ruido en la cocina, e incluso varios murmullos que provenían de JungKook.

JungKook. JungKook. JungKook.

Había pasado la noche con él.

Justo ahora estaba muy apenado, nunca había dormido con nadie, estaba acostumbrado a siempre dormir solo, con una almohada a su lado —la cual siempre abrazaba— y con el frío de la noche, porque la mayoría de las noches pasaba frío, así se haya tapaba con dos cobijas gruesas y calientes. Durmió muy bien con JungKook, cálido y cómodo, a pesar de que durmió arriba del alfa. Se preguntaba que, cómo le hizo para no despertarlo, cuando JungKook se levantó del sillón.

Suspiró.

Se levantó del sillón y fue hasta la cocina, se quedó en el marco de la puerta, viendo como JungKook hacía el desayuno y muchas más cosas.

—Preparo omelette ¿si te gusta? —no lo volteó a ver, aún seguía moviendo varias cosas en la cocina.

—No suelo comerlo siempre, pero si, si me gusta.

—¿Café?

¡No!

—Paso —dice —, prefiero un té.

—Está bien, pondré agua para hacerte un té.

No contaba con eso.

—Puedo hacerlo yo, no es necesario que hagas todo —se apresuró a decir, —en serio, puedo hacerme un té.

—No —alargó la o, —insisto.

Sonrió.

¿Por qué demonios estaba sonriendo?

—Iré a tomar un baño. Puedes tomarlo también, no me molesta —suspiró. —quiero decir... Juntos no, eso no sería para nada formal, puedo tomar el mío y luego tu el tuyo... Tengo ropa grande y así.

—Está bien. Anda, ve a bañarte.

Caminó hasta las escaleras —más bien corrió y casi se tropieza, su pie derecho se dobló y tuvo que apoyarse en el barandal— y fue a su habitación. La cama estaba hecha, justo como la última vez que entró, la luz entraba por la ventana que estaba aún lado de la cama.

El secreto de tu aroma | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora