Capítulo 13

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Había un pequeño cuerpo a un lado suyo, era pequeño, suave y muy delgado, era lindo. Su cabello rizado estaba muy desordenado, pero aún así lograba tener esa chispa que lo hacía ver muy lindo. Su suave ropa le cubría su cuerpo, también la sábana, la cual estaba abrazando como si su vida dependiera de ello.

Cada vez que veía al dulce omega que tenía a un lado, le crecía un muy raro sentimiento. Amaba la forma en que sonreía, la forma en que se reía a cada rato, de cualquier cosa. Pero no sabía el por qué. Nunca se había sentido tan bien con alguien, solo con él, con ese lindo omega que estaba en su cama.

Se estaba enamorando.

Le tenía miedo al amor, había tenido muchas experiencias no muy lindas.

Con mucho cuidado se levantó de la cama, de su cama. Se puso unos pans de tela delgada y unos tenis cómodos, amarró su cabello en una coleta muy despeinada, después tomó algunas de sus cosas y salió de su casa, dejando a su omega dormido.

Comenzó a correr. Miraba a las demás personas que iban caminando a un lado de ella, todos estaban metidos en sus asuntos y no la notaban, eso era bueno. Solía correr todas las mañanas, le ayudaba mucho a pensar las cosas... Y ahora tenía que pensar muchas.

Muchos podrían decir que ella era muy diferente al resto. Había sido criada con sus tíos paternos, ya que sus padres habían muerto en un brutal accidente automovilístico, tan solo tenía nueve años cuando eso pasó. Sus tíos eran una linda pareja, le contaron la historia de cómo se conocieron, y bueno, Adhara amaba esa historia.

Jay era un omega muy tierno, siempre estaba muy apegado a Adhara, a cada rato la mimaba y le daba muchos besos. Ellos se habían llevado muy bien desde que se conocieron.

Daniel era una cosa aparte. El alfa era muy serio, demasiado a decir verdad. Era rara la vez que tenía una plática formal con Adhara, pues Daniel pasaba la mayor parte de su tiempo callado. A pesar de ser callado y de tener una cara de odiar a todo el mundo, era muy amoroso con su pequeña familia.

Y Adhara, bueno ella estaba contenta con lo que tenía en su vida, sus padres y sus amigos… Incluso a los padres de TaeHyung, quienes los consideraba como sus segundos padres.

A sus veinticinco años, ya sabía lo que quería en su vida e incluso lo que no quería. Era directa, muy directa. Y quizá no lo parece pero ella puede llegar a ser muy romántica, casi una cursi. No le gustaba rencor a nadie y era rara la vez que le tenía rencor a alguien.

Solían decir que su cabello era teñido, pero no lo es. Su madre también tenía su cabello rojizo, realmente, casi todas sus tías maternas tenían el cabello rojizo. Y bueno, de ahí venía su famoso apodo de "Zanahoria".

En toda su vida, había tenido solo tres relaciones —oficiales— las cuales terminó en muy buenos términos, pues aún seguía hablando con los omegas con los que había salido, no era algo malo, solo eran amigos y ya. Ahora que estaba con KiJung, era diferente, pues sentía una gran presión en su pecho. Había encontrado a su omega, lo cual era un tanto raro para ella.

Siempre quiso formar su propia familia, y ahora quizá se cumpla ese sueño.

Adhara siguió corriendo un poco más, aún no se sentía cansada, aunque si se estaba muriendo por tomar un trago de agua. Buscó una tienda para poder comprar una botella de agua, pero no veía ninguna. Bastaron unos pasos más para ver un mini super.

Y sí, se podría decir que no tenía una muy buena suerte. Adelante del mini super, había una pequeña estantería en donde las personas metían cartas para que fueran llevadas a otro lugar. Sintió su mano picar y sudar. Había salido de su casa con la carta en su bolsillo, ni siquiera había pensado dos veces en agarrarla de la mesa de noche. Veía a las personas que metían sus cartas en esa estantería… Adhara deseaba poder tener el valor de meter la carta ahí.

El secreto de tu aroma | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora