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Una semana después, Jimin estaba en el balcón del palacio saludando a la muchedumbre que se había reunido allí con motivo del Día de la Independencia, que conmemoraba el día que las islas de Adamas se habían independizado del control británico. La reina Tía, aún muy afectada por la muerte de su marido, sufría una bronquitis que le había impedido asistir a la celebración. El príncipe Alex y su esposa, María, estaban en Estados Unidos, mientras que el príncipe Andreas se encontraba en Australia con su flamante esposa, Holly. Min-jeong tenía otros compromisos oficiales, por lo que Jimin había tenido que actuar como acompañante de Namjoon, cosa que había aceptado con la certeza de que, una vez que se convirtiera en padre soltero, no podría aparecer en los acontecimientos de Estado.

Aquel sábado había amanecido soleado, un típico día de verano de Aristo en el que el calor del sol bañaba a la multitud que había seguido el desfile por las calles, para después reunirse frente al palacio, desde donde Jimin sonreía e intentaba soportar el peso del traje y de la corona con pequeñas incrustaciones de diamantes.

—Creo que nunca he visto tanta gente reunida en el Día de la Independencia. Han venido cientos de personas a mostrarte su apoyo, Nam— Comentó al entrar al salón mientras se quitaba los guantes blancos que entregó a un criado.

Su hermano estaba hablando con uno de los invitados, pero se dio la vuelta al oír la voz de Jimin... él se quedó paralizado. Fue como si alguien hubiera apretado el botón de quitar el sonido del televisor; todas las voces desaparecieron. Sólo oía el sonido de su propia respiración y los latidos de su corazón.

—Jungkook, creo que no conociste a mi hermano en el baile de hace unas semanas.

Este es el príncipe Park Jimin...

Namjoon se quedó mudo, intrigado por la expresión de furia que surgió en el rostro de Jeon Jungkook y la repentina palidez de Jimin. La tensión se apoderó del ambiente, haciendo que todos los presentes los mirarán, pero Jimin sólo podía ver a Jeon.

Él fué el primero en hablar.

—En realidad sí que nos conocimos— Dijo con voz gélida —Pero parece que al príncipe Jimin le gusta gastar bromas y, lamentablemente, se le olvidó presentarse... ¿No es así, >Saúl<?

Jimin sintió un escalofrío.

A Jungkook se le había helado la sangre en las venas y la furia amenazaba con ahogarlo. El hombre que acababa de entrar del balcón y que lo miraba atemorizado era el misma en el que no había podido dejar de pensar en las últimas tres semanas... Sin embargo, con aquel fastoso traje y aquella corona, parecía un completo desconocido.

Aquella noche en la playa le había mentido. ¡Cómo le había mentido! Jungkook cerró los ojos un instante para intentar controlar la ira que sentía, una ira que lo impulsaba a exigirle una explicación. Necesitaba saber por qué se había hecho pasar por un camarero en lugar de decirle desde el principio que era el príncipe Park Jimin.

¿Acaso le había resultado divertido engañarlo? Pero ¿por qué demonios se había acostado con él? y ni siquiera se había dignado a dormir en sus brazos;

se había acostado con él sin siquiera avisarle de antemano de que era virgen y luego había huido. El se había quedado dormido, porque no había podido soportar el agotamiento y se había dejado llevar por una relajación que hacía muchos años que no había sentido. Al despertar, Saúl había desaparecido.

Recordó la pasión que habían compartido e inmediatamente acudió a su mente otro recuerdo, el de la conversación privada que había mantenido con Nam al llegar al palacio hacía unas horas. Jungkook había encontrado a su amigo muy tenso y apesadumbrado y, al principio, había dado por hecho que estaba nervioso por no haber encontrado aún el diamante Stefani. Pero el principe había decidido confiarle sus preocupaciones, no sin antes hacerle prometer que guardaría el secreto del nuevo escándalo que iba a sacudir a la familia Park. Su hermano, el príncipe Jimin, había sido seducido por un desconocido y estaba embarazado.

¡Theé mu, no! No podía ser. Miró a Saúl, porque para él seguía siendo un camarero y no un príncipe e intentó descubrir la verdad en su rostro. Otra vez no. No después de aquella tragedia que jamás podría olvidar. Enseguida se dio cuenta de que aquello no era ninguna trampa cruel, era perfectamente posible que Saúl estuviese embarazado y, por el gesto que vio entonces en el rostro de Namjoon, también era posible que su amistad con el príncipe estuviese a punto de hacerse añicos.

Jimin no podía apartar los ojos del rostro de Jungkook y la furia que veía en ellos lo llenó de nerviosismo. Era imposible que adivinara su secreto con sólo mirarlo. Pero entonces él se llevó la mano instintivamente al vientre y vió que él seguía el movimiento con una mirada.

Nam estaba diciendo algo, pero Jimin ni siquiera lo oía, sólo vio cómo la preocupación de su rostro se convertía en ira al comprender lo que estaba ocurriendo. Jimin sintió que le latían las sienes, de pronto todo se quedó negro y cayó en un vacío sin fin.

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Un príncipe para un millonario ━ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora