19 El Último Fragmento

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CAPÍTULO 19



Un mes, había pasado un mes desde que habían retomado el viaje en búsqueda de Naraku.

Los acontecimientos inesperados seguían ocurriendo y no habían podido evitarlos.

Inuyasha, Kikyo y Kagome se vieron involucrados en una trampa de Naraku, quien seguía ignorante de la relación de Kagome y Sesshomaru pues se había encargado de encerrar al hanyou Inu, a la miko de barro y a nuestra ojiazul en una pequeña caseta donde el plan inicial del azabache era que la miko futurista encontrara juntos a Kikyo y a Inuyasha para así contaminar el corazón de la joven; lo cual había sido inútil pues Kagome había conseguido el arco del monte Azuza con el fin de salvar a Kikyo.

Lo que no habían visto venir era la aparición de Naraku cuando Kagome y Sesshomaru bajaban del templo, el cual se llevó a Kikyo con él para después herirla con uno de sus tentáculos cargados de miasma.

Y cuando llegó el justo momento en que Kagome lanzó su flecha hacia el hanyou, este le dedicó una de sus miradas depravadas y una sonrisa terrorífica.

-Pronto vendré por ti, amada mía- Fue lo último que se escuchó en el lugar cuando un gravemente herido y casi purificado Naraku se retiró del campo de batalla.

Para desgracia de Kagome esas palabras habían calado en su ser y sintió pánico, no creyó que volver a ver a Naraku y escucharle le afectaría tanto aún cuando se había propuesto no dejarse amedrentar por los recuerdos y el hanyou araña.

Pero para empeorar la situación, no pudo salvar a Kikyo, se culpaba por no haber usado su flecha en ella y purificar el miasma. A pesar de todo lo ocurrido entre ellas tiempo atrás, Kagome deseaba salvar a la miko de barro.

Su muerte había afectado a todos por igual o al menos a la mayoría, claro está.

Y no solo la muerte de la sacerdotisa había sido fatal, también lo era el hecho de que Naraku se había hecho con los fragmentos de Koga y ya solo queda por proteger el que poseía Kohaku el cual se había unido a ellos ya que Kagome era la única que ahora podía purificar el fragmento.

Inuyasha había estado muy deprimido pues aún cuando ya no sentía amor por la joven de barro, seguía sintiendo un enorme aprecio por ella pues fue su primer amor y había prometido protegerla pero el joven platinado sentía que había fallado estrepitosamente en ello lo cual no era así, ninguno de sus amigos creía que fuera así.

-Qué dirección deberíamos tomar?- Preguntó la joven exterminadora rompiendo el silencio pesado que se había instalado en el grupo.

-Es claro que es inútil ir en la dirección donde encontramos a la señorita Kagome, Naraku debió cambiar de nuevo su escondite- Suspiró el monje.

-Además está gravemente herido, casi consigo purificarlo- Kagome miró a sus amigos. -Quizás nos tome algo de tiempo volver a encontrarlo, su objetivo es volver a encontrarnos. Quiere el fragmento de Kohaku y...- No pudo acabar la frase pues eso le provocó escalofrío por toda su columna.

-Tarde o temprano vendrá a nosotros- Habló Jaken para sorpresa de todos. -Mi Señora, su fiel sirviente la protegerá con su vida si es necesario!- Soltó casi al llanto y algo dramático a la azabache.

-Eres muy amable, Jaken- Kagome miró al fiel sirviente de su amado guerrero y le sonrió, había aprendido a apreciar a Jaken y agradecía su fidelidad y lealtad al Oeste y ahora a ella.

-Por lo pronto estamos a ciegas- El gran Daiyoukai entró en la conversación. -Al final es posible que terminemos en la aldea donde todo comenzó y ahí se desarrolle el ataque final- La seriedad del Inu era aún más que de costumbre, Sesshomaru analizaba la situación y planeaba algo para proteger a su prometida.

Pureza RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora