21 Cuerpo Y Alma

556 55 13
                                    

CAPÍTULO 21




--Advertencia de lemmon--
También te invito a leer la nota final 💕



Un día, había pasado un día desde esa pelea con la horda de demonios y de que Kohaku había vuelto a la vida, ahora nuestro grupo tomaba el almuerzo y descansaba un poco para seguir avanzando.

Ya Naraku tenía la perla al completo en su poder, no iban en su búsqueda si no que estaban avanzando para alejarse lo más que pudieran de aldeas que estuvieran alrededor para así poder luchar sin afectar a inocentes.

Todos estaban reunidos alrededor de la fogata que habían utilizado para preparar los alimentos, todos menos nuestra amada pareja.

Pero dónde estaban Sesshomaru y Kagome en ese momento? Bueno, queridos amigos y amigas, ellos simplemente se vieron en la necesidad de pasar tiempo a solas.

Kagome había comenzado a sentirse muy ansiosa y asustada de lo que pudiera pasar así que su amado Sesshomaru decidió que la alejaría del grupo para estar con ella a solas, entrenar un poco con la espada pero también el gran Lord del Oeste quería estar al lado de su amada y dejarle en claro algunas cosas.

Tenían alrededor de 2 horas entrenando, Kagome había mejorado mucho el manejo de la katana pues sería su segunda arma en caso de quedarse sin flechas o que terminara perdiendo su arco y así no quedar a merced de ningún enemigo.

-Es suficiente por ahora, Kagome. Descansa- Dijo Sesshomaru guardando a Tensseiga pues con los entrenamientos de su mujer no se arriesgaría a utilizar a Bakusaiga.

-Está bien, gracias por entrenarme- La azabache sonreía a su macho mientras se acercaba a él dejando caer su espada al suelo y colgarse de su cuello.

-Es algo que valoro mucho, el que mi amado me entrene para hacerme más fuerte y no depender siempre de ti ya que no siempre en una batalla podrías estar a mi lado, es algo que me hace feliz porque demuestras que valoras y confías en mis habilidades. Te amo, Sesshomaru- Dijo Kagome y fue directamente a los labios del enorme Inu.

Fue un beso suave, tierno y muy romántico que poco a poco pasó a ser pasional y necesitado.

Sesshomaru tenía una mano en la espalda baja de la ojiazul y la otra subió hasta su nuca para intensificar la unión de sus labios.

No rompieron el beso hasta que el aire les hizo falta.

Respiraciones agitadas, miradas brillantes, labios rojos e hinchados y las mejillas de la pequeña sacerdotisa sonrojadas. Sus cuerpos habían despertado y comenzaban a llamarse, pedían su unión de la forma más íntima que existía, deseaban pertenecerse por fin y para la eternidad.

-Deseo hacerte mía, dejar mi marca en ti y que dejes tu marca en mí. Protegerte por lo que resta de nuestras vidas-

Las mejillas de la joven se enrojecieron más si es posible, su corazón latía desbocado.

Claro que ella también quería entregarse a él, ser por fin completamente suya, su cuerpo cosquilleaba por eso.

-Se... Sesshomaru- Al fin pudo articular completamente embelesada por la belleza de su macho.

-Pero no deseo hacer algo que no quieras o que te asuste y tampoco quiero hacerlo indebidamente, mereces que te marque después de nuestra ceremonia de unión de sangre- Habló el Rey Bestia de las tierras del Oeste.

Pureza RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora