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CAPÍTULO 25




-KAGOME!!- El grito desesperado y furioso de Sesshomaru se dejó oír en el campo de batalla llamando la atención de los amigos de su amada y de su medio hermano.

Los ojos antes pozos de oro ahora tomaban un color rojo sangre y las marcas del linaje del Inu se comenzaron a deformar cuando vio como el maldito hanyou había insertado sus colmillos sobre la marca de Kagome, podía sentir el infernal dolor que su hembra estaba sufriendo al ser marcada por otro macho estando ella marcada con anterioridad.

Sesshomaru y Yako se lanzaron contra Naraku con Bakusaiga en mano y pasó algo que nadie podría creer si no lo estuvieran viendo.

La peligrosa y poderosa espada comenzó a brillar color rosa y verde. El arma demoníaca comenzó a irradiar reiki, un muy poderoso reiki mezclado con youki, una combinación letal cuando ambas energías están en armonía con la otra; lo cual se supone es imposible pero ahí estaban presenciando tal evento.

El reiki que ahora corría por las venas del ambarino comenzó a fluir armónicamente con su youki a través de la espada y sin más, estando frente a frente con Naraku, lo atravesó con Bakusaiga rodeada de esa poderosa energía purificadora.

Naraku soltó el agarre de Kagome quien estaba sufriendo por la intrusión del veneno y la nueva marca.

Inuyasha corrió hacia ella que se precipitaba rápidamente al suelo. Dio un gran salto y la atrapó para luego pegarla a su pecho.

Cayó sobre sus rodillas y miró a su amor ahora imposible, su respiración era pesada y estaba comenzando a sudar.

Sango, Miroku y Kirara corrieron a ellos al ver que su amiga estaba ya a salvo de las garras de su enemigo.

Estaban preocupados por la joven, querían ayudarla pero no sabían que hacer con el dilema de una nueva marca, marca que tenía altas posibilidades de matarla.

En el lugar se dejó escuchar un alarido de dolor lo que llamó la atención del grupo, sus miradas automáticamente fueron al cielo y vieron como Naraku comenzaba a desintegrarse, poco a poco su cuerpo se convertía en ceniza.

Naraku no entendía qué había sucedido, miraba en shock a Sesshomaru qué paulatinamente volvía en sí.

Sus ojos volvían a ser oro puro y sus marcas volvían a la normalidad, Bakusaiga aún brillaba con la combinación de energías y no parecía desvanecerse como si hubiera sido algo del momento.

-Qué... qué me has hecho, maldito Taisho?- La incredulidad de Naraku al ver como su cuerpo y su alma estaban siendo purificados por nada más y nada menos que un Daiyoukai pura sangre.

Imposible. Era simplemente imposible.

-Has sido purificado por el reiki de mi esposa, la misma mujer que dices amar y que intentaste destruir con tus actos despreciables. El reiki que corre por mis venas gracias a la marca sabe que solo quiero proteger a mi mujer y por eso se me permitió utilizarlo- El platinado blandió una vez más su espada e hizo desaparecer las energías de esta.

Naraku no podía creer lo que había escuchado, tampoco podía creer que su enemigo, un demonio puro usara reiki para derrotarlo.

-Maldito Sesshomaru- Fue lo último que dijo el ser que sembró terror en el Sengoku durante tanto tiempo.

Esa fue la muerte de Naraku, el hanyou que ofreció su cuerpo para obtener a una mujer y se dejó consumir por la ambición de poder y después se obsesionó con una joven miko perteneciente a 500 años en el futuro.

Pureza RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora