Donde Evangeline es hechizada por su reservado compañero de oficina y él no puede aceptarlo.
historia corta y simple, inspirada en la música que me mandan <3 Disfruten
I looked into his eyes and then that's when it hit me I said “Ooh, Mickey you're so fine!” So fine you blow my mind I just might let you come into my life and waste my time
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Vainilla, fresas y crema.
Evangeline normalmente no disfrutaba tanto los cumpleaños en la oficina.
Es más, solía pedir el día libre en su propio cumpleaños pero hoy era diferente, era el día especial de Leah, su amiga más cercana de la oficina a quien adoraba, por quien ella se había encargado de hacer un pastel en la madrugada.
Gracias a esto ahora disfrutaba la hora libre al final del día hoy, cuando les prestaron la sala de descanso y dejaron que la decoren con globos y serpentinas brillantes para que exactamente a las cuatro vieran como sus compañeros comienzan a levantarse de sus sillas y acercarse a la sala listos para un relajo en la fiesta corporativa. Leah llevaba una sonrisa de oreja a oreja puesta, agradecida con todos por haber colaborado con todo desde comida hasta las ganas de divertirse como Gerald, quien ya entró bailando a la habitación.
Eva llevaba un traje rosa pálido combinando con la temática de Barbie que Leah quería lo cual contrastaba mucho con sus compañeros de trajes negros, azules y grises, pero para eso trajeron accesorios; gorritos vaqueros de color rosa.
Por dichos gorros es que Evangeline posa sus ojos por primera vez en él, por esos plásticos es que la castaña estaba con la caja a un lado de la puerta pasándole un gorrito vaquero a cada colega que entraba por la puerta, era una oficina de noventa metros cuadrados por lo cual eran muchas caras no tan familiares, pero de todos modos a ella no le causó intriga casi nadie que había visto... por supuesto eso es hasta que Harry Styles cruza la puerta con las manos metidas en los bolsillos.
Palmer levanta la mirada lista para brindarle un gorrito, pero se queda helada ante tal espectáculo.
Oh, mierda, ¿quién...
No sabe nada, Evangeline solo ve a un joven castaño con el cabello desprolijo pero galante, pantalones beige de sastre, un sueter holgado de color amarillo pálido y ojos claros que miraban con diversión a la sala decorada, tan distraído que ni puede ver como la pasmada Eva se queda con el artículo de cotillón en mano y viendolo como si buscara explicación de tal acontecimiento cósmico.
¿Quién es este hombre?.
En cierto momento el voltea y sus ojos chocan con la castaña, rápidamente tomando el gorro con pena—Lo siento en verdad, no me dí cuenta—se refiere al haberle dejado esperando con el accesorio de cotillón en mano, pero Evangeline sonríe negando.
