Donde Evangeline es hechizada por su reservado compañero de oficina y él no puede aceptarlo.
historia corta y simple, inspirada en la música que me mandan <3 Disfruten
I'm the first to admit that I'm reckless I get lost in your beauty and I can't see two feet in front of me
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Centímetros.
¿Era imposible de igual manera, no?.
Lunes, ya era lunes y apenas recordó hoy lo que pasó el viernes.
De nuevo Eva alegre y agradecida le había traído el desayuno por haberle regalado las copas, y de nuevo en el elevador había prestado atención a su cabello, a su maquillaje y con culpa casi se regañó porque se suponía que ella tenía pareja... y en ese momento es cuando recuerda que Evangeline no tenía pareja y más aún; le gustaban los hombres.
¿Y si tenía algo de lógica?.
Entonces vió las cosas de una forma más atenta porque ahora había una pequeña posibilidad de que los demás tengan razón, de que su acercamientos a él tengan una intención particular.
Era muy vanidoso de pensar pero debía admitir que Palmer solo sonreía cuando lo veía a él, lo cual pensó que era ella confiando en alguien como amigos pero si lo pensaba de forma más simple podía ser que se alegre al verlo porque de alguna manera lo encontraba atractivo.
Hasta suena ridículo.
Harry cuelga la llamada y gira en su silla buscando disimular mientras veía en dirección a la mujer, apenas se veía su espalda y una parte de su brazo gracias al divisor de plástico negro, mira su cabello brillante que reflejaba la luz fría en el techo y un pequeño cosquilleo lo recorre cuando la chica se mueve un poco en su lugar y lo lleva a voltear a su pantalla de inmediato para pretender que estaba concentrado en su trabajo.
Trabajo al que había ignorado desde que llegó por concentrarse en su compañera.
Ronan como ya era costumbre se asoma al cubículo de Harry y como si fuera su propiedad; le roba grapas para su engrapadora, y puede ver la mirada de Styles dirigiéndose a Eva.
—Tienes como treinta años, Harry—rueda los ojos y sigue hablando mientras se acomoda en su lugar—Solo invitala a algún lado y quítate la duda—le resta importancia y el castaño asoma su cabeza.
—Justamente, tengo veintisiete y tengo la madurez suficiente como para tener una amiga sin malinterpretar las cosas—dice con confianza pero obviamente realmente no estaba siendo honesto si había pasado las últimas tres horas contemplando la posibilidad de que Eva fuera a verlo como más que un amigo.
