FELICIDAD

9 2 0
                                    

Disclaimer: Los personajes de Digimon Tamers no me pertenecen.

***

–¡Muchas felicidades! ¡Es una niña!

Ryo a duras penas escuchó la voz del doctor porque enseguida el sonido más hermoso de todos inundó sus oídos. El llanto de su bebé, su hija... El castaño jamás imaginó llegar a esta situación a lado de su reina (solo en sus sueños), sin embargo, al palparlo en carne propia no pudo evitar derramar lágrimas de alegría. Después de cierto tiempo lleno de incertidumbre y de nueve maravillosos meses, por fin podía conocer a ese pequeño ser que junto con Rika habían concebido. Si, el fruto de su amor.

Volteó a donde su esposa quien se encontraba un poco cansada, pero irradiaba una felicidad absoluta, se veía bellísima a pesar de tener su cabello revuelto y pegado al rostro a causa del sudor y el cansancio del parto. Besó su sien trayendo de vuelta a su amada quien le devolvió una sonrisa deslumbrante, su mirada violeta brillaba más que nunca.

–Alguien quiere conocerlos – la voz de la enfermera los extrajo de aquella burbuja que compartían.

La pelirroja se acomodó con la ayuda de su esposo y con cuidado recibió a su bebé quien cesó su llanto al sentir aquellos cálidos brazos maternos envolver su cuerpecito. Era tan chiquita, tan delicada, tan perfecta. La joven madre apoyó su cabeza a la de Ryo, observando con detalle a su hija.

Su escaso cabello apenas y sobresalía de su cabecita ¿Castaña o pelirroja? Ya lo sabrían con el tiempo, su rostro arrugado y enrojecido debido al llanto de haber nacido hacía apenas unos minutos, su pequeña nariz, la forma de su boca, lo gracioso y tierno que era escucharla emitir leves balbuceos. Conmovidos y absortos no dejaban de contemplarla.

De repente, el bebé abrió los ojos delatando el mismo color azul que los de su padre.

–Se parece tanto a ti – susurró Rika extasiada.

–Es hermosa, amor. Igual de hermosa que tu – fueron las palabras de su marido.

Ella sonrió sonrojándose, la voz de emoción de Ryo sonaba entrecortada y eso la enterneció, en especial cuando la niña aferró su pequeña mano en el dedo del moreno. Para los dos era indescriptible la sensación que experimentaban en esos momentos, no cabían de felicidad porque al fin lograron convertirse en padres y compartir algo tan extraordinario como el nacimiento de su preciosa y anhelada hija.

–Te amo, Rika. Gracias por darme este precioso regalo.

La pelirroja lo observó intensamente, colocó su mano en la mejilla de él y se acercó a sus labios para robarle un dulce y húmedo beso. La primogénita Akiyama gimoteó buscando el pecho de su madre, ella presurosa y un tanto sonrojada por la atenta mirada de su marido, empezó a amamantarla. Ryo sonrió y las envolvió en un abrazo lleno de amor y protección.

–Es lo mejor que me ha pasado en la vida. También te amo, Ryo.

Le dijo para luego darle otro largo beso, se sonrieron más enamorados que nunca y de nueva cuenta posaron la mirada en su hija, esa personita que era una perfecta combinación de ellos dos y que amaban con todo su ser.

Fin.

.

Un escrito cortito y tierno :)

Mundo de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora