REGALO

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Disclaimer: Digimon Tamers no me pertenece.

***


–¿Qué es eso que llevas en las manos, Ryo? – le preguntó curioso Cyberdramon notándolo muy contento cargar con un extraño objeto mientras se dirigían a la residencia Nonaka.

–Es un regalo.

–¿Regalo?

–Aja – fue la simple contestación del moreno.

El digimon alado se quedó callado un momento.

–¿Y para qué sirve? ¿Tiene alguna finalidad? – volvió a preguntar.

–Pues... En realidad, un regalo es una muestra de afecto hacia nuestros seres queridos, su fin es alegrar el corazón.

Cyberdramon simplemente asintió. Alegrar el corazón. De seguro ese regalo es para esa chica pelirroja, pues últimamente se comportaba de una manera muy irritable, y como Ryo recién andaba demasiado tiempo con ella, dedujo que lo necesitaría. Que inteligente su tamer. La verdad que a veces no soportaba las rabietas de esa chiquilla ¿Cómo rayos él toleraba su malhumor?

En pocos minutos llegaron a la casa de la chica y fueron recibidos por Rumiko quien encantada los ingresó a su morada.

–¡Bienvenidos! No sean tímidos, están en su casa.

–Gracias señora Nonaka ¿Y Rika?

–En su habitación, bajará en cualquier momento. Uy, si me disculpan estaré en la cocina. Con permiso.

–Propio.

El tamer legendario se acomodó hincándose en el tatami mirando detenidamente hacia el exterior muy pensativo. Aquel extraño comportamiento era observado por Cyberdramon que no le pasaba desapercibido el gesto un tanto nervioso que sutilmente trataba de contener. Nunca lo había visto así, él siempre se mostraba muy confiado. Ladeó la cabeza en dirección a donde salió una castaña muy contenta.

–Hola, Ryo, hola Cyberdramon – saludó Juri entrando a la pieza.

El moreno salió de su ensimismamiento.

–Hola, Juri, llegaste temprano – Katou sonrió asintiendo advirtiendo el paquete en el regazo del muchacho.

–Ese regalo es para Rika ¿Verdad?

–Sí, bueno... ya vez que es su cumpleaños.

Con las mejillas ligeramente sonrojadas, Ryo carraspeó cambiando de tema inmediatamente ante la mirada divertida de Juri. Cyberdramon notó su reacción sin decir absolutamente nada ¿Por qué cada vez que alguien mencionaba a esa niña él se ponía rojo? No lograba entender esa rara respuesta en los humanos. Entonces divisó a Renamon en el rincón observando detalladamente a Ryo y decidió ir a hacerle compañía en lo que iniciaba el festejo.

Conforme pasaba el tiempo, cada quien fue llegando junto con sus digimon, así la fiesta sería mucho más divertida. Luego del altercado con Parasimon y haberse cerciorado que Locomon regresara al digimundo se dispusieron a relajarse un rato para celebrar el cumpleaños de su amiga pelirroja en compañía de todos.

–¡Feliz cumpleaños! – corearon muy felices de festejar dicha ocasión.

Pese a que Rika se mostraba seria, agradecía internamente el detalle de su mamá, su abuela y de sus amigos, los únicos y verdaderos que tenía.

Juri le pidió que apagara las velas y ella ni tarda ni perezosa lo hizo cerrando los ojos y soplando muy delicadamente. A Ryo no le pasó desapercibido aquel movimiento, ni tampoco el hecho de que Takato anteriormente retirara nervioso las serpentinas en el rostro de ella. Bueno, no le tomó mucha importancia. Rika cumplía once años y no sabía porque, pero algo en ella le atraía profundamente, sin embargo, a sus escasos catorce años su mente no comprendía del todo de que se trataba. Tampoco era tonto ni ciego, ella es una niña muy bonita, malgeniuda y todo, pero bonita, de todas formas, él siempre buscaba la manera de impresionarla, aunque a veces se preguntaba si hacerlo era buena idea ya que (según él) ella ni caso le hacía.

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