Amor prohibido

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Disclaimer: Digimon Tamers no me pertenece.

Universo Alterno

Esta historia es una precuela de "Dulce espera"

***

Ryo ingresó a su hogar muy contento después de un arduo y satisfactorio día escolar; el motivo: el festival de tecnología estaba a la vuelta de la esquina, por ende, el trabajo se le había acumulado. Afortunadamente, los jóvenes a su cargo en el club de computación le aligeraban la carga, además de inteligentes, le motivaban a esforzarse, ser un buen ejemplo para ellos y ayudarlos a sobresalir adelante.

Esa tarde terminó temprano y presuroso llegó a su hogar dispuesto a pasar un buen rato con su amada.

Dejó las llaves en la mesita y llamó a su novia.

–Estoy en casa.

No obtuvo respuesta. Se encaminó al dormitorio que compartían y no la halló, a la cocina, mucho menos, al cuarto de baño, tampoco. Adivinando donde podría estar, se dirigió al estudio que usaba como oficina, se asomó sigilosamente descubriéndola de espaldas a él, trazando delicadamente el lienzo con pintura azul y violeta. Traía los audífonos puestos y se contoneaba ligeramente al son de lo que sea que estuviera escuchando, por eso ni se percató de su llamado. Sonrió y despacio se acercó.

Rika se regocijó al sentir unos familiares brazos rodear su cintura, un beso en su mejilla y otro en el cuello la hicieron suspirar.

–¿Cómo te fue?

–Excelente, ya sabes... ¿Acaso no prestabas atención cuando te enseñaba en la escuela?

Ella fingió no acordarse, dedicándose a acariciar esos fuertes brazos que la abrazaban tierna y posesivamente.

–Solo recuerdo los retos y castigos que un apuesto profesor me imponía por mi mala conducta. Al parecer tengo amnesia, tu... ¿Quisieras refrescarme la memoria?

–Con todo gusto, déjame remediarlo – le susurró coqueto.

Ryo la volteó capturando sus labios y ella se colgó de su cuello intensificando el beso. Claro que cuando se conocieron no andaban comportándose de esa manera, ni de broma. Ahora no perdían oportunidad en buscar la boca del otro y perderse en la pasión que los consumía. Que bien se sentía estar así, abrazada a él, embriagarse de sus besos, sucumbir a sus caricias. Por un momento olvidó lo de su estado y en un acto reflejo ella sonrió entre su boca.

–¿Qué es tan gracioso? – le preguntó curioso sin dejar de saborear pausadamente sus labios.

Rika se alejó unos centímetros deteniendo sus roces.

–Solo... solo se me vino a la mente nuestro primer beso.

Ryo la miró un instante y luego agregó divertido.

–¿Ese dónde te me abalanzaste sin pensarlo y luego huiste de mí?

Rika inmediatamente frunció el ceño.

–¡No hablo de ese beso! ¿Por qué tenías que decirlo? Además, estaba nerviosa, que esperabas... No puedo creer que todavía recuerdes algo tan vergonzoso.

–Oye, para nada fue vergonzoso, amor... al contrario, fue maravilloso ¿Por qué no lo rememoramos? pero esta vez en nuestra habitación, sin pudor alguno.

Ella le dio un golpecito en el hombro al verlo mover las cejas pícaramente, no se lo pensó demasiado, lo jaló de la corbata dispuesta a cumplir su deseo. Sino hubiera sido tan osada aquella ocasión, tal vez no estaría viviendo esa pacífica vida junto a él.

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