EMBARAZO

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Disclaimer: Digimon Tamers no me pertenece.

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Concentrada en su labor, Rika acomodaba con esmero aquel arreglo floral que su abuela le encomendó practicar. Su gusto por el Ikebana comenzó desde que era una niña observando a Seiko realizar con facilidad y paciencia ese maravilloso arte antiguo. La verdad le fascinaba esa disciplina, al igual que practicar caligrafía, era una forma de relajarse, estar en armonía con la naturaleza y olvidarse un rato de sus recientes preocupaciones.

Al ir colocando las flores junto con algunos frutos, no pudo evitar pensar en cierto moreno de ensueño e inmediatamente frunció el ceño. Se suponía que al estar con su abuela haciendo lo que más les gustaba, se olvidaría un rato de Ryo Akiyama, pero no, el muy sinvergüenza siempre osaba ocupar la mayoría de sus pensamientos.

Suspiró acongojada, que complicado son los asuntos del amor y aunque lo negara, en ese momento de angustia, extrañaba horrores a su novio a quien no había visto desde hace unos días, precisamente cuando se enteró de su estado.

–Encerrarte en tu mundo no solucionará tus problemas con Ryo – dijo Seiko con calma sin dejar de trabajar en su propio arreglo floral.

La pelirroja respingó en su sitio sin saber que decir.

–Yo... no sé de qué hablas, abuela.

–Hija, se nota en tu semblante que no la estás pasando muy bien, eres igual de transparente que tu madre, las conozco a las dos como la palma mi mano.

Rika agachó la mirada, a su abuela nunca se le escapaba ni un pelo, por ende, no podía ocultarle nada. Su vista se nubló de repente y una lágrima traicionera surcó su mejilla.

–¿Acaso te ha hecho algo sin tu consentimiento?

Esta vez Seiko se puso alerta dejando a un lado su labor. Si Ryo se atrevió a propasarse con su nieta o a lastimarla de cualquier forma no se lo perdonaría nunca.

–No, no es eso, es... es que Ryo... es que yo... ¡Ay, abuela! – la temperamental chica se arrojó a sus brazos llorando desconsolada.

–Pero niña ¿Qué tienes? Me estás asustando.

Seiko nunca la había visto actuar de esa manera, siempre se mostraba orgullosa tragándose todo lo que le aquejaba, ni siquiera cuando el infeliz de su yerno las abandonó, actuó así.

Ahora la percibía tan vulnerable, obviamente se notaba a leguas que Ryo estaba involucrado en la situación actual de la joven. La pelirroja, luego de llorar por varios minutos recibiendo las maternales caricias de su abuela en su cabello, se aventuró a hablar ya más calmada.

–No sé qué hacer.

–Cualquier cosa que te moleste, sabes que puedes contármelo. Sea lo que sea, yo siempre te apoyaré, hija.

Rika se incorporó alejándose un poco de ella, limpiándose el resto de las lágrimas que amenazaban volver a salir. Respiró hondo y le soltó la bomba.

–Estoy embarazada – susurró quedamente.

La matriarca de las Nonaka se quedó tiesa en su lugar, ella no era una mujer que fácilmente se sorprendiera y si lo hacía lo sabía disimular muy bien. Agachó la mirada analizando esas simples dos palabras, pero que a la vez conllevaba mucho significado, por kami, jamás pensó llegar en esas circunstancias con su querida nieta.

Miró a esa muchacha que adoraba con toda su alma, se mostraba tan asustada, un suspiro triste brotó de sus labios porque seguramente ella se estuvo guardando todas esas emociones sin saber que hacer o a quien acudir. Contempló su abdomen plano, lugar donde resguardaba a su bisnieto... Su bisnieto, entonces la miró con ternura, inmediatamente la abrazó transmitiéndole seguridad, confianza, fortaleza... nunca la dejaría pasar esto sola.

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