Tal vez, algún día (final alternativo)

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Disclaimer: Digimon Tamers no me pertenece.

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A Ryo no le pasó desapercibido la forma en que ella se aferraba a su cuerpo, era curioso que con tan solo haber tocado su piel se haya vuelto adicto a ella, sin embargo, no solo era eso, sino que en verdad sentía una conexión muy fuerte desde que vio sus hermosos ojos violetas. A Rika le sucedía lo mismo, ella jamás se había sentido plena como hasta ahora al estar con él y compartir más que solo sexo, sino más bien haber compartido su corazón. Instintivamente se acurrucó como pudo a su torso tratando de colarse en su piel y Ryo le correspondió inmediatamente con un beso en su sien.

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Los rayos del sol iluminaban de a poco el lugar donde se encontraba, molesta por aquella intromisión, abrió lentamente los ojos un tanto confundida para luego desperezarse completamente mientras un delicioso calor recorría su cuerpo. Que bien se sentía estar así. Fue en ese instante que se dio cuenta que se hallaba en su propia habitación, acostada en su cama sin un atisbo de ropa y abrazada posesivamente por un extraño quien estaba en las mismas condiciones que ella.

"Un momento" pensó desconcertada

¿Qué hacía abrazada a un sujeto y lo peor de todo en su cama? ¿Qué rayos hizo anoche como para darle lugar a alguien en su espacio privado y sagrado? Asustada, se separó lo suficiente alejándose de esa acogedora prisión y observando al extraño que osaba compartir su lecho.

En ipso facto que lo vio, los recuerdos de la noche anterior inundaron su mente y no pudo evitar que una sonrisa (muy rara en ella) adornara su rostro. Vaya manera de despertar, por unos segundos olvidó a que se dedicaba, imaginando que el susodicho era algo más en su vida, de nueva cuenta se acercó al guapo hombre y se acomodó como pudo para poder apreciarlo.

Las sábanas habían resbalado hasta llegar a su abdomen y regalarle una espectacular vista de esos músculos bien trabajados y duros que tuvo la dicha de acariciar la noche anterior. No negaba que el sujeto era muy bien parecido, un excelente amante y sin duda un hombre de buenos sentimientos. Escondió un suspiro contemplando sus labios, esos labios que probó una y otra vez y que recorrieron ardorosamente su cuerpo veranándola como diosa, y que decir de sus fuertes manos.

Fue inevitable suspirar de placer y rememorar su pequeño idilio, la tacharían de loca por enamorarse en una sola noche de ese hombre, un sentimiento que desde hacía mucho creyó perdido. Alejando esos pensamientos y deseando volver a sentir su calor, se sitió a su lado rodeando su ancho pecho para escuchar el latido de su corazón. No pasó mucho tiempo cuando lo sintió moverse y suspirar hondamente.

–Buenos días, Rika.

Ella se deleitó ante la forma de su saludo. En todos esos años nadie había tomado en cuenta su nombre, siempre con apelativos desagradables que de muy mala gana aguantaba.

–Ryo...

El moreno sonrió fascinado, ella recordaba su nombre.

Ambos se acomodaron de tal manera que pudieran verse a los ojos, el silencio agradable, los dedos de sus manos rozándose ligeramente. No hubo palabras, más que un beso poderoso para volver a unir sus cuerpos y sus corazones.

Tal vez, algún día su situación sería diferente y disfrutarían compartir el todo; sus sueños, sus gustos, sus temores... todo, nada costaba soñar. Mientras tanto, gozarían ese momento de paz y placer que la vida les otorgaba.

Fin.

Un pequeño y diferente final del capítulo anterior que alguien me pidió. 

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