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Malas noticias. Llegó el día de la segunda prueba y yo no había descifrado el acertijo del huevo. Sólo sabía que había que usar traje de baño para la prueba. Yo no entendía por qué.

A lo mejor era una prueba de modelaje de ropa de playa para la nueva línea de algún diseñador, era brutal que nos lo hicieran hacer en pleno febrero, cuando el frío estaba peor que nunca y más encima en el lago negro.

Era la única campeona que no había logrado descifrar el enigma del huevo.

-Ps, Potter -me interceptó Neville Longbottom en el camino a la prueba y me dió unas algas raras rosadas-Apareció en mi cuarto, decían que eran para tí.

El muchacho se veía bastante nervioso.

-¿Son venenosas? -pregunté -¿Estás intentando matarme, Longbottom?

Él se puso más colorado y nervioso que nunca.

-Estoy bromeando muchacho, ya se de quién son -lo tranquilicé -Gracias por hacer el delivery.

Veamos, algas rosadas.

ALGAS

ROSAS

Siento que cuando me pida un favor, va a ser muy grande, algo como cortarme una teta en Venus o algo

Blaise me había traicionado, no aparecía por ningún lado y si no estaba para verme en la segunda prueba, yo no mataba. Lo sentía por la señora Zabini, pero su hijo es un desgraciado.

En el vestíbulo se encontró con algunos rezagados que dejaban el Gran Comedor

después de desayunar y, traspasando las puertas de roble, se dirigían al lago para

contemplar la segunda prueba.

Al bajar a la carrera por la explanada, vio que las mismas tribunas que habían

rodeado en noviembre el cercado de los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo

de una de las orillas del lago. Las gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El

eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de forma extraña por la

superficie del agua y llegaba hasta la orilla por la que corría a toda velocidad

hacia el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa cubierta con tela

dorada. Cedric, Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y me
observaban acercarme.

Dumbledore le sonrió, pero Karkarov y Madame Maxime no parecían nada contentos de verlo... Por las caras, resultaba obvio que habían pensado que no

aparecería.

Se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró hondo.

Tenía flato en el costado, que le dolía como un cuchillo clavado entre las costillas,

pero no había tiempo para esperar a que se le pasara. Ludo Bagman iba en aquel

momento entre los campeones, espaciándolos por la orilla del lago a una distancia de

tres metros. Quedé en un extremo, al lado de Krum, que se había puesto el

bañador y sostenía en la mano la varita.

Los más vestidos para la ocasión éramos Krum y yo, él iba como si estuviera en la playa y no voy a mentir, porque yo también. Iba en bikini, porque el glamour es algo que no se puede perder ni aunque puedas morir en una prueba de un torneo al que yo no me anoté.

²RADIOACTIVE (HP&PJO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora