19. Fin del cortejo tradicional

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Bakugo regreso a su forma humana, corrió a donde estaba su omega con Mirio, y lo abrazó con fuerza, dejando extender su aroma para marcarlo.

- Estás a salvo ahora, Izuku. No volverán a ponerte un dedo encima -declaró Bakugo con voz suave, acariciando el cabello del omega mientras lo mantenía cerca-. Te prometo que te protegeré siempre, pase lo que pase.

Izuku se aferró a Bakugo, comenzó a llorar a mares, su cuerpo comenzó a temblar por las emociones que había contenido. Habían pasado momentos de terror y angustia, pero ahora estaban juntos.

- Sabia que vendrías, gracias por venir por mí, por rescatarme – susurro entre hipidos pues las lágrimas no paraban de salir.

Bakugo seguía acariciando con ternura el cabello de Izuku, sintiendo su corazón llenarse de alivio al tener a su omega a salvo entre sus brazos. – Siempre vendré por ti, Izuku. Eres lo más importante para mí, y haré lo que sea necesario para protegerte – declaró con voz firme, mientras secaba las lágrimas del rostro del omega con su pulgar – Te amo más que a nada en este mundo, y nunca permitiré que te hagan daño de nuevo.

Mirio se acercó a ellos, llevaba unos pantalones en la mano que había sacado de la mochila que traía – Alteza creo que debe vestirse, yo cuidare a mi hermano no se preocupe por él.

Bakugo asintió y tomó los pantalones, se los puso rápidamente, para luego cargar a su omega, comenzó a caminar con Mirio a un lado de ellos.

- ¿Cómo me encontraron tan rápido? – preguntó Izuku un poco más tranquilo

-Digamos que tuvimos ayuda de alguien, según él, la única persona de toda la extinta manada Oasis Brillante que te extraño de verdad y que gracias a él pudiste escapar sin ser visto la primera vez. – respondió Mirio.

Izuku se quedo en silencio un momento intentando traer a su memoria a la única persona que podía haberlo ayudado.

–¿Shinso? – susurro

– Sí, fue Hitoshi quien nos dio la información necesaria para encontrarte. Parece que él no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando en la manada Oasis Brillante cuando llegamos y escucho lo que había sucedido busco hablar conmigo o nuestro Rey, le perdonamos la vida, sin él, tal vez no habríamos llegado a tiempo -explicó Mirio.

– Shinso, era un centinela que rara vez veía, entonces cuando escape, el debió verme y simplemente negó el hecho que había pasado por ahí – murmuro más para sí el peliverde luego de un momento volvió a hablar – Entonces, ¿Es cierto? – pregunto con duda – ¿La manada Oasis Brillante ya no existe?

– Nadie se mete con el Rey Lycan sin pagar las consecuencias, los Lideres de la manada Oasis Brillante ya estaban muy corrompidos por el deseo de poder. Pagaron caro todas las malas decisiones – respondió Bakugo aun con algo de colera dentro de él.

Izuku no supo que responder, por un lado, se sentía mal por el hecho de que toda la manada haya pagado por culpa de sus lideres, pero por otro lado se sentía tranquilo porque al fin tendría la paz que siempre espero

– Gracias por rescatarme, tenía mucho miedo – comentó Izuku mientras sentía que su cuerpo comenzaba a relajarse, ahora que estaba seguro junto a Bakugo y Mirio.

– No agradezcas Zuzu, eres mi hermano y no podía permitir que te pasara algo.

– No importa lo que pase siempre estaré contigo, amor - comentó Bakugo, besando el cabello del omega mientras avanzaban hasta donde estaba la todo terreno.

Conforme se acercaban Izuku finalmente se quedó dormido, al llegar a la ubicación del vehículo vio otra unidad estacionada donde estaban, Eijiro, Toshinori y otros miembros de ambas manadas.

Mi segundo destinado (omegaverse bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora