Llegué al bosque sintiendo una fuerte decepción y enojo contenidos. Por más que había tratado de convencer al Avatar y al resto de que no tenía intenciones de seguirles fallando ellos no me habían dado ni siquiera la oportunidad de intentarlo, sólo me desterraron del lugar, igual que mi padre lo hizo de la nación de fuego. Esto me hizo tener un arranque de ira donde maldije mi torpeza al tratar de pedirles disculpas y a ellos por no permitirme tratar de ser bueno por primera vez en mi vida. Además, me maldije internamente por haber mencionado lo del asesino que les persiguió durante mucho tiempo, había sido muy tonto de mi parte mencionarlo.
Sabía que tal vez en algún momento alguien de ellos creería en mí y podría darme la oportunidad de mostrar mis capacidades, ya había pasado antes...con Katara. Estaba en Ba Sing Se, lo recuerdo muy bien. Había sido capturado junto con mi tío Iroh por los guerreros tierra, ambos fuimos separados en distintas celdas. A mí me habían enviado a una cueva, la misma donde Katara fue a parar tiempo después, víctima también de los guerreros tierra. En algún momento, ella me reclamó por todas las atrocidades que la nación de fuego le habían hecho a su tribu, a su madre, a toda la gente que amaba. Yo me limité a escucharla mientras me escupía en la cara todas las cosas horribles que mi padre había hecho, y la nación del fuego en general. Yo admití que la misma nación donde me había criado también me había quitado a mi madre. Ambos habíamos perdido a la misma persona valiosa para nosotros, por la misma gente, por las mismas razones: egoísmo. Por un momento, pareció que ambos conectamos de alguna forma, y eso me hizo creer que tenía la oportunidad de redimirme, de cambiar, de ser alguien diferente después de las traiciones que había recibido de parte de mi propia gente. Mi tío Iroh había tratado de convencerme de esto mismo, del recuperar la dirección y el propósito en mi vida antes de ser desterrado. Incluso Katara llegó a creer que yo era alguien de confiar. Le dije acerca de cómo obtuve mi cicatriz en el ojo, y ella no dudó del todo en tocarla. No solía dejar que nadie se acercara a mí de esa forma, no desde que había perdido aquel Agni Kai contra Ozai. Katara había sido la tangente en esa vía, la persona que más se había atrevido a estar cerca mío, incluso pensó en ayudarme a desaparecer esa mancha en mi honor usando su agua milagrosa, o lo que sea que tuviera en esa cantinflora. Pero las cosas se complicaron, y al final, cuando Azula apareció y me ofreció volver a ser parte del trono, no tuve opción más que seguirla a ella, a mi familia, aunque después eso me costó más caro. Perdí a la única amiga que había hecho en mi vida, perdí el respeto de mi tío, perdí la oportunidad de ser alguien distinto, todo por un honor que ya no existía, por un lugar en la familia real que no me pertenecía, y por un lugar en el corazón de aquellos que ya lo habían cerrado ante mis ojos.
Ahora, la joven maestra agua no confiaba en mí, su hermano seguramente tampoco, y el avatar, así como el resto de miembros del equipo, a excepción del bisonte volador al parecer, me tenían lejos de sus planes.
...
Al caer la noche me dormí junto a una fogata que había creado para no pasar frío. No tenía nada más que el fuego a mi lado, una manta que funcionaba como casa de campaña y una rana que no parecía dejarme solo ni un instante. La noche estaba plácida, como nunca antes lo había estado. Hace tiempo que no pasaba tiempo a solas. Desde hacía 3 años siempre escuchaba a mi tío Iroh contarme sus viejas historias, o preparando una taza de té , ofreciendo una partida de Pai Sho, lo que sea por ponerme contento. Ahora me daba cuenta de la falta que hacía en mi vida.
De repente, cuando estaba más que dormido, un ruido de hojas secas me asustó.
-¿Quién está ahí? ¿¡Quién está ahí!? - dije asustado para después aventar una llamarada de fuego hacia los árboles.
- Soy yo...- - se escuchó la voz de la maestra tierra, quien se intentó defender con un muro de piedra de mi llamarada, pero tropezó hacia atrás, quemándose. Yo me levanté rápidamente al darme cuenta de mi error y corrí hacia ella -. ¡Quemaste mis pies! - dijo furiosa.
- ¡Lo siento! Fue un error - respondí ansioso.
- ¡Aléjate de mí! - trató de lanzarme piedras de gran tamaño para evitar que me acercara a ella. Yo traté de esquivarlas para poder verla y ayudarle de alguna forma.
- Déjame ayudarte - esquivé más piedras -. ¡Lo siento! - la toqué del hombro pero fui empujado por una piedra que ella levantó del suelo. Salí disparado mientras ella gritaba "¡Sueltame! ¡Sueltame!". Al caer me tomé un costado con la mano, el dolor había sido fuerte al caer al suelo - No sabía que eras tú - apreté los dientes por el dolor -. ¡Regresa!La joven maestra tierra se alejó gateando como un bebé, aterrorizada por mi poder, porque le había hecho daño, y yo me enojé tanto conmigo mismo que empecé a gritar y dar unas cuantas patadas al aire. Me tiré en el suelo y miré a las estrellas, preguntándome porqué hasta para ser bueno era tan malo. No tenía muchas oportunidades y las que aparecían las arruinaba sin más. Estaba más que furioso, estaba triste, estaba cansado, y sólo.
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Como una chispa | Zukka
FanfictionVengo de una nación que es más grande que cualquier otra, donde nos enseñan a destruir a quienes no siguen al rey Ozai; sin embargo, nunca me enseñaron qué hacer cuando el fuego en mi corazón crece a medida que me enamoro de alguien, es como una chi...