Rescate. P1

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Llegamos al cráter del volcán el cual echaba nubes de vapor que podían alcanzar altas temperaturas. Era increíble que en verdad fuésemos a aventurarnos en algo como eso sin salir ilesos. El globo era nuestra única alternativa, pero cuando lo necesitábamos con mayor fuerza este empezó a caer.

— Estamos perdiendo altura — grité desesperado mientras echaba aún más fuego en la caldera.
— La temperatura de afuera es mas alta que la del globo — aseguró.
— ¿Qué hacemos entonces, Sokka? — perdí el equilibrio mientras caíamos.
— ¡Estrellarnos!

El globo tocó primero el agua caliente y empezó a deslizarse hasta la isla dentro del cráter. Cuando tocamos tierra salimos disparados del bote y el globo terminó de destruirse junto con el impacto. Ya no había vuelta atrás, habíamos perdido nuestro único medio de transporte.

— Mierda, no podremos volver a casa ahora — aseguré.
— Ya sabía que esto era sólo un viaje de ida — se puso de pie mientras echaba un vistazo al globo.
— Espera, ¿tu sabías eso y aún así viniste por tu padre? — me resultaba muy valiente de su parte haber arriesgado su vida de esa forma por el amor de hijo que sentía.
— Es mi padre, claro que tenía que tomar riesgos. Ya encontraremos la forma de salir de aquí.
— Mi tío solía decirme que no pensaba en las cosas antes de hacerlas.
— ¿Qué? Para tu información claro que planeo las cosas antes de hacerlas — parecía molesto —, es sólo que las cosas nunca salen como espero. Y yo no te pedí que vinieras.
— Yo quise venir contigo a ayudarte, creí que eso significaba algo.
— Entonces si vas a ayudarme ven y deja de quejarte.

Giré los ojos y le ayudé a aventar los restos del globo al agua para ocultar las pistas de que estábamos en el lugar. En verdad esperaba que supiera lo que hacía, sino nos meteríamos en muchos problemas.

Con cuidado, nos adentramos a la prisión y nos ocultamos de los guardias. Caminamos por los pasillos haciendo señales para evitar hablar. En muchas ocasiones sentimos que estuvimos cerca de ser descubiertos, pero lográbamos huir. De repente, Sokka encontró lo que parecía ser una bodega con trajes de la nación del fuego, específicamente iguales a los de los guardias. Me hizo una señal para que pudiera entrar y ambos nos encerramos en la habitación. Encendí una llama para que viéramos el contenido de la habitación y encontramos varios trajes, muchos que parecía que nos quedarían perfectos. Ahora entendía su plan.

— Bien, nos disfrazaremos de guardias de la prisión y así encontraremos más fácil a mi gente. Toma — agarró un traje y me lo entregó —, no tenemos mucho tiempo.
— Eres todo un cajón de sorpresas — admití con una sonrisa y apagué la llama que tenía.

Por alguna razón no había dimensionado que ambos estábamos quitándonos la ropa en el mismo lugar, tal vez porque la adrenalina del momento me tenía ocupado en otras cosas. Cuando terminé de ponerme el traje encendí una llama y vi la silueta de Sokka aún cambiándose. Me ruborice al instante por haberlo visto sin camisa y sólo con los pantalones oficiales.

— L-lo lamento — me disculpé y apagué la llama.
— Eres más rápido de lo que imaginé — empezó a reír —, espera, ya casiiiii....ya está.
— ¿Estás listo entonces? — encendí la llama y lo ví al fin con el traje completo.
— Sí, salgamos antes de que este cuarto guarde más secretos que solo vernos sin ropa — bromeó a forma coqueta antes de abrir la puerta y salir de ahí.

Sentí un revoltijo de emociones creciendo en mi pecho y su chiste fue el detonador, pero acepté la broma con una sonrisa y salí de ahí. Cerramos la puerta detrás nuestro y escuchamos pasos rápidos acercándose. Resultaba que había percances en la prisión y unos guardias estaban yendo a la explanada principal. Uno de los guardias nos llamó la atención y ordenó que fuésemos en apoyo, así que hicimos caso.

En la prisión, pidieron a todos los presos salir de sus celdas hacia la explanada principal. Al parecer uno de ellos no había sido amable con uno de los generales y éste quería darle una lección frente a todos. Quise intervenir ante lo que parecía un abuso de poder, pero Sokka me tomó del brazo y me retuvo.

— Si intervenimos nos descubrirán — susurró.

Me quedé observando cómo el general abusaba de su fuego control en contra del prisionero y posteriormente lo mandó a una celda especial llamada "el congelador", dónde no podris hacer fuego control por un buen tiempo. Después de eso, nos dirigimos al comedor principal donde varios guardias ya estaban tomando sus alimentos para almorzar.

— Seguramente mandaron a mi padre a una de esas celdas donde llevaron a ese sujeto — dijo Sokka mientras tomaba algunos bollos en su charola.
— ¿Y qué piensas hacer? ¿Infiltrarte en cada celda hasta dar con tu padre?
— Pensaba más bien en liberar a todos los presos y que sirviera de distracción para huir, pero me gusta más tu plan.
— Debemos ser cautelosos, es una prisión de máxima segurar y huir del lugar es prácticamente imposible, menos sin mi globo de guerra.
— Debes dejar de preocuparte tanto, amigo, vamos a lograrlo, pero mientras un festín para entablar amistades con otros, ¿que dices?
— No tengo alternativas, ¿o si? — le dediqué una sonrisa.
— No, conmigo no tienes ninguna — correspondió.
— ¡Hey! ¡Reclutas! — gritó uno de los guardias —, no necesitan tener los cascos puestos todo el tiempo, sé que es un honor ser parte de la nación del fuego y sus filas pero no es para tanto.
— Debemos dejarnos los cascos, es decir, si algo malo pasa y no lo traemos puesto sería terrible, como ¿qué tal si intentan golpear mi cabeza? — todos empezaron a reír, incluido Sokka —, tengo una duda, de novato a veteranos. La prisión de la roca hirviente tiene a los criminales más peligrosos de toda la nación, ¿dónde tienen a los prisioneros de guerra?

Como una chispa | Zukka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora