Capítulo 12

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26 de julio, 09:43hrs.

Alexander Williams, 19 años, garzón.

Con la llegada de la mañana llegó también la hora de partir. Gracias a Alana tenían una mochila con alimento al menos hasta para la mañana siguiente, siendo más que suficiente para recorrer el trayecto que les quedaba para llegar a Calagua, y un poco más para ser precavidos. Si salían ahora seguramente estarían llegando para el anochecer, por lo que convenía salir de inmediato luego de despedirse.

Alana: Quisiera poder darles un poco más, pero debo ver también por la gente alojada en el gimnasio.

Alex: No te preocupes, con esto es más que suficiente.

Alana los acompañaría a afuera y al cruzar la puerta vieron al abuelo de Alana sentado en la banca, profundamente dormido, y con Absol recostado bajo la banca entre sus piernas para la sorpresa de Alana.

Alana: Bueno, supongo que es un progreso.

Sarah: ¿Durmió afuera toda la noche?

Alana: Claro que no, todas las mañanas se sienta ahí después de desayunar y a veces se queda dormido otra vez. Será mejor que lo despierte y lo llevé adentro, no es bueno que esté afuera con este clima.

Absol se levantaría despacio para no despertar al abuelo, y tras una última despedida el grupo retomaría su marcha más descansados y enérgicos, mas no animados. Era difícil sentir ánimo cuando el mundo a tu alrededor se cae a pedazos literalmente. Las calles de Ciudad Arborada estaban llenas de carpas repartidas por todos lados, los refugios que se habían instalado no daban abasto para tanta gente y muchos debían dormir en carpas durante las noches heladas. Fue un panorama que se extendió por donde mirasen hasta que salieron de la ciudad y entraron en la ruta 120.

Durante toda la mañana la niebla se había estado haciendo presente, comenzó como una fina capa de la que no había porque preocuparse, pero fue haciéndose cada vez más densa con el paso de las horas, hasta llegar un punto en donde apenas podía verse con claridad. Su único medio de orientación era el camino de tierra por el que todo mundo transita regularmente, pero con las lluvias convirtiendo todo en un lodazal resultaba difícil distinguir el camino.

Caminaron varias horas hasta que decidieron parar un momento. Según el teléfono de Sarah ya era medio día, aún quedaban varias horas de caminata antes de llegar a Calagua, pero aun así hicieron una parada para descansar un poco, de lo contrario podrían acabar igual o peor que en su trayecto a Ciudad Arborada. Encontraron un par de rocas de gran tamaño que usaron para sentarse en lugar del suelo lodoso, y mientras comían algo y bebían agua Zangoose intentó nuevamente acercarse a Zorua. Esta vez, sin embargo, en lugar de ocultarse como antes Zorua dejó que Zangoose se acercara sin quitarle la vista de encima mientras ambos se olfateaban.

Sarah: Es bueno ver que empiezan a llevarse bien poco a poco.

Alex: ¿Has pensado que vas a hacer con él? ¿Cómo piensas encontrar a su madre? Suponiendo que esté en algún lugar de la región.

Sarah: Como tu dijiste, me las arreglaré. Aunque no sepa muy bien cómo hacerlo, no podía dejarlo a su suerte, y si fracaso, quiero que al menos me tenga a su lado.

Alex no podía sentirse menos que conmovido con su dedicación, no podía decir que el fuese capaz de hacer lo mismo. No sabían cuánto tiempo habían estado descansando, cuando Sarah sacó su teléfono para consultar la hora se encontró con que este estaba apagado y no fue capaz de volver a encenderlo. La batería estaba completamente agotada y ese teléfono era la única forma de saber en qué momento del día se encontraban, ya que la niebla les impedía ver incluso el cielo. Por eso decidieron retomar la marcha, debían llegar a Calagua antes del anochecer, y sin saber cuántas horas faltaban para la puesta de sol se pusieron en marcha de inmediato mientras que, para sorpresa de nadie y el colmo de todos, las gotas volvían a caer del cielo.

Pokemon: Reporte de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora