Capítulo 20

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28 de julio, 12:27hrs.

Sofía Moretti, 33 años, reportera.

Taillow volvería antes de lo que Sofía esperaba. Aparentemente, y según la nota que traía atada, su contacto en la región de Kanto tenía algo de información guardada desde hace un tiempo, datos que en su momento su contacto no pudo conectar con nada concreto y que creyó que le serían más útiles a ella, por lo que además de la nota en su pata Taillow también traía un pequeño saco colgado al cuello del que Sofía sacaría un USB que conectó a su computadora de inmediato, emocionada por lo que pudiese encontrar en este. Los archivos en su interior eran justo lo que necesitaba. Tal cual como ella lo había descubierto, las constructoras empleadas por el señor Garrison no existen, en su lugar había casino, clubes y bares no solo en Kanto, sino también en Jhoto e incluso algunos aquí en Hoenn. Sobre algunos de estos establecimientos prácticamente no había información al respecto, pero sobre otros había relacionada información de cuentas bancarias, al principio no veía nada raro en estas, pero luego notó un patrón, si bien estas cuentas de banco parecían ser distintas tenían algo en común, y es que todas estaban localizadas en las Islas Naranjas, un archipiélago ubicado al sur de Kanto conocido por su turismo, por la liga naranja, y por ser un paraíso fiscal. Sofía ya había cubierto casos anteriormente de algunos ricachones que usaban esas islas para evitar el pago de impuestos, no sería ninguna sorpresa que este fuese el mismo caso. Desafortunadamente eso era todo lo que contenía el USB, era información de mucha ayuda, pues llenaba un hueco vital en su investigación, pero aún faltaba algo importante, algo que conectase de forma evidente a Garrison con todo esto. La Torre Portual parecía ser el lugar indicado para buscar, ese era el centro de operaciones de Garrison desde donde diseñaba todos sus proyectos, ahí no solo tenía su oficina sino que también se almacenaba toda la información al respecto, era el lugar ideal para una investigación de campo. Era poco probable que hubiese alguien en la torre, con los terremotos de seguro había sido abandonada rápidamente por el temor a que se derrumbase, por lo que sería bueno partir de inmediato antes de que la torre sufriese el mismo conveniente destino que el centro comercial. Sin embargo trasladarse a Ciudad Portual seria complicado, no solo tendría que dejar todo su material y equipo aquí, sino que también tendría que recorrer la ruta 110 esperando no toparse con alguna patrulla. Aunque era posible que no hubiese patrullas en las rutas, si ya hay poca presencia policial en las calles era posible que fuera de las urbes fuera aún menor, por lo que decidiría correr el riesgo y tras preparase y cerrar con llave el piso de su oficina pondría rumbo al sur, hacia Ciudad Portual con Taillow siempre volando por delante para comprobar el camino y advertir de posibles patrullas en su camino. Originalmente tenía pensado cruzar por la ciclovía, de esa forma el terreno elevado le ofrecería cobertura adicional, pero tras recordar que esta había colapsado y ahora solo era un montón de escombros su única forma de llegar era por la ruta tradicional.

Salir de Malvalona fue más fácil de lo que ella pensó, no había absolutamente nadie en la entrada sur, los controles solo se enfocaban en los límites de la zona afectada, por lo que la vigilancia debía encontrarse al norte. Eso podría ser un alivio para ella, aun así y por precaución decidió enviar a Taillow por delante como precaución mientras avanzaba por la ruta 110. No iba a negar que la nieve le daba un toque al lugar, pese a que hubiese pocos pokémon en la zona, mayormente en el aire o en el agua, en lo que respectaba a pokémon terrestres la ruta estaba prácticamente vacía, aunque era entendible pues con la época del año muchos debían estar hibernando.

Al igual que en Malvalona, no había nadie vigilando la entrada a Ciudad Portual. Para nada era un ambiente distinto al de Malvalona, calles derruidas carentes de toda vida por kilómetros y kilómetros. Taillow continuaría volando en círculos amplios por un momento más antes de descender y posarse sobre el hombro de Sofía, al parecer las calles estaban desiertas por lo que el pokémon no vería uso en seguir manteniendo el vuelo. Mientras recorrían las calles desoladas de Ciudad Portual se toparon con una cafetería, a través de los ventanales se pudo ver el interior casi impoluto del local, con paredes y suelo de madera bien decorados, bastantes plantas en macetas colgando de las paredes y un largo sillón que recorría el muro contrario al mostrador. Sofía pensó que sería ideal para descansar, si iba a buscar un refugio que menos que buscar un lugar cómodo. Para su suerte la puerta no estaba cerrada, se habían apresurado demasiado al evacuar como para echar llave a la cerradura por lo que el interior de la cafetería, pese a que los efectos de los terremotos eran notorios al haber múltiples objetos regados por el suelo, seguía estando en buen estado, las tazas frías en las mesas, las máquinas de café equipadas, incluso el mostrador de repostería seguía completamente equipado, había encontrado un pequeño tesoro, una pequeña mena de oro entre las ruinas y la desolación que no iba a desaprovechar. Se acercó a la pequeña chimenea que había un poco más atrás, junto a los baños, y tras arrojar un par de trozos de madera que había almacenados debajo logró encenderla para calentar el lugar. Con algo de torpeza logró hacer funcionar una de las cafeteras y tras servirse una taza se sentó en largo sillón mientras Taillow picoteaba una galleta. Era una pena que Zoroark y Víctor no pudiesen estar aquí para disfrutar de este relajo, Zoroark de seguro habría arrasado con todo en el mostrador. Les llevaría algo de la vitrina antes de partir. El descanso se extendió hasta que el anochecer se empezó a hacer presente sin que Sofía se diera cuenta. Hace bastante que no se relajaba de esa forma y el momento la había hecho dejarse llevar demasiado, aunque en parte la oscuridad podría serle de ayuda, suponiendo que hubiese alguien afuera. En cuanto abrió la puerta el gélido viento del exterior la golpeó como una bofetada en el rostro. Aún con la chaqueta puesta se estaba helando mientras caminaba el último tramo hacia la Torre Portual mientras Taillow se refugiaba del viento en los bolsillos internos de la chaqueta.

Esta vez la puerta a la torre estaba cerrada. Sofía podía ver el interior a oscuras del edificio a través de los enormes paneles de vidrio que recorrían el frontal pero sin poder acceder a él. Por supuesto que no se iba a quedar de brazos cruzados después de recorrer todo el camino hasta aquí desde Malvalona, debía haber una forma de entrar. Recorriendo el exterior de la torre encontró un ducto de ventilación, demasiado estrecho para ella pero no para Taillow. Tras un par de intentos logró remover la rejilla para permitirle ingresar al pokémon mientras ella volvía a la puerta. En cosa de un minuto Taillow ya estaba en el interior y a base de picotazos logró quitarle el seguro a la puerta para permitirle el paso a Sofía. Ahora que había logrado infiltrarse solo debía buscar hasta dar con alguna sala de archivos o quizá con la misma oficina de Garrison. Esa era la parte en la que no había pensado antes. La torre tenía treinta pisos, le llevaría toda la noche o incluso más revisar a fondo cada uno de ellos, pero no lo quedaba otra, era eso a lo que venía, así que se puso a subir escaleras para revisar el segundo piso pues el primero solo era una recepción. Cuando subió se quedó de pie un minuto bajo el marco el puerta, observando la sala llena de gabinetes. Estaba cruzando una muy delgada línea entre el periodismo y el espionaje industrial, pero a estas alturas no podía echarse hacia atrás, no cuando ya había avanzado tanto. Gabinete tras gabinete y en cada cajón que había Sofía rebuscó sin importarle el paso del tiempo, las carpetas y hojas de papel se amontonaban sobre las mesas hasta caer y regarse por el suelo. Finalmente el reloj de pared dio la media noche y Sofía aun permanencia en el mismo sitio. Se dio cuenta tarde de que esto no sería practico de ninguna forma, tenía que ser más directa si no quería estar aquí hasta que amaneciese, por lo que en lugar de buscar archivos intentaría buscar la oficina personal de Garrison, era el mejor lugar que se le ocurría ahora por lo que iría escaleras arriba adivinando que el último piso seria donde se ubicase dicha oficina.

A duras penas llegó antes de que se le acalambrasen las piernas, pese a que había electricidad le daba algo de miedo usar el elevador con las réplicas. Al poner un pie en el último escalón se detuvo un momento para sentarse y recuperar el aliento. Las piernas le temblaban de una forma que ella no había experimentado en mucho tiempo, realmente estaba fuera de forma, pero eso ahora no importaba, frente a ella había una única puerta a lo largo del pasillo, tras girar el pomo y abrirla frente a ella vería una sala con decoración simple, nada de cuadros en las paredes, solo mas gabinetes, pero lo que más llamaría su atención seria el escritorio que había al otro lado de la mesa de centro y sobre el cual había una computadora. De inmediato supo que era ahí donde tenía que revisar ¿Qué mejor que la computadora personal de Garrison?. Rápidamente dejó todo lo demás de lado y fue directamente hacia el escritorio y se sentó frente a la pantalla. La gran cantidad de archivos que podían serle útiles era tal que estaría ahí por horas si se quedaba a revisarlo todo, por lo que usaría el mismo USB que había traído Taillow consigo y empezaría a traspasar todo lo que encontrase. Mientras se traspasaban los archivos Sofía le echó un vistazo más detenido a uno de los archivos. Lo que leyó era algo confuso, había otro nombre en lugar del de Garrison, creyó que podía ser algún tipo de colaborador, un cómplice como lo veía ella, y quien sabe cuántos más habría. Mientras veía detenidamente la barra de progreso llenarse en la pantalla el eco de pasos subiendo por las escaleras la alertaría. Solo entonces se preguntó porque la computadora ya estaba encendida cuando llegó. Ese claramente no podía ser Víctor, si alguien la encontraba aquí quien sabe que podría pasar, tenía que ocultarse, la única salida ya no era viable, pero no tenía donde, en cualquier parte la encontrarían. Se estaba empezando a desesperar al ver como se le acaban las opciones y los pasos se escuchaban más y más cerca. Su mayor preocupación era asegurar la información que había recolectado, de un tirón retiró el USB de la computadora y, tras sacar a Taillow de su pokebola, le entregaría el pequeño aparato y lo sacaría por la ventana con instrucciones de buscar a Víctor. Sofía vería a Taillow alejarse volando mientras escuchaba como la puerta se abría detrás de ella.

Pokemon: Reporte de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora