Epilogo

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En alguna parte de lo que quedaba de Ciudad Calagua, en lo que parecía ser un parque cuyo todos adornos y decoraciones habían sido arrancados de cuajo por el agua, dos siluetas se asomaban fuera del agua entre los escombros flotantes. Con dificultad y bastante esfuerzo Zoroark lograría sacar a Víctor del agua a rastras. Una vez en tierra firme y tras toser bastante agua Zoroark revisaría a Víctor. Estaba débil, pero consciente todavía, aunque no sabía cuánto tiempo más podría aguantar.

Víctor: Esto se me hace familiar ¿no crees?

Si, era una escena muy parecida, aun así Zoroark no podía entender como Víctor podía darse el lujo de decir eso con un tono que intentaba sonar cómico, pero de alguna forma también le hiso algo de gracia.

Esta era la razón por la que Víctor no quería que Zoroark viniese con él. Cuando Magno le dio a entender que esto podría pasar supo que era algo que tenía que hacer por su cuenta. Zoroark por su parte negó con la cabeza, si él se había arriesgado por ella antes entonces ella tenía que hacer lo mismo. Era casi un código entre los de su especie, y no se arrepentía de hacerlo valer.

Víctor: Bien, ¿y ahora?

A donde quiera que viese solo podía observar los restos apenas reconocibles de la que solía ser de las mayores urbes de la región. Ni un solo lugar que pudiese servir como refugio, y dudaba que también hubiese alguien que los pudiera ayudar, solo estaban ellos. Viendo eso y que Víctor seguía perdiendo sangre, Zoroark ayudaría a Víctor a levantarse entre quejidos y se lo echaría al hombro mientras él preguntaba que estaba intentando hacer y, con la fuerza que le quedaba, empezó a caminar.

Pokemon: Reporte de EmergenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora