29 de julio, 06:05hrs.
Zoroark.
Zoroark detestaba estar despierta desde tan temprano, pero Víctor insistía en empezar a buscar cuanto antes aunque no le gustase. Víctor ya estaba en pie mientras ella aun hacia el intento por no volver a quedarse dormida hasta que Víctor encendería las luces acabando de despertarla. Afuera el sol aun ni siquiera salía por completo, el cielo seguía a oscuras en gran parte salvo por el amanecer que apenas comenzaba a asomarse en horizonte, de ser por ella seguiría durmiendo hasta le medio día de no ser porque aún no había podido encontrar lo que ha estado buscando este tiempo, por lo que finalmente se levantaría de encima de la chaqueta de Víctor que había usado como cama y se desperezó mientras Víctor sacudía la chaqueta antes de ponérsela.
Tras llegar a Calagua luego de otro viaje en lancha esta vez más corto no tardaron en encontrar la sede del periódico gracias a las indicaciones de Sofia. Víctor esperaba que se encontrase bien y no se metiera en problemas. Desde ayer mismo que habían intentado encontrar a quien fuese que se supone que estaban buscando y para intentar aumentar su suerte habían decidido separarse y buscar cada uno en distintas áreas. Víctor había dicho encontrárselo pero no había logrado atraparlo y aún seguía suelto. Si bien Sofía sospechaba que su siguiente objetivo sería la Universidad de Calagua al estar tan relacionada con el señor Garrison también había suposiciones de otro posible objetivo por parte de Víctor, el centro comercial que había en la avenida principal, si el sujeto ya atacó un lugar así en Malvalona era posible que lo intentase otra vez. Eran dos zonas muy alejadas entre si como para poder revisarlas ambas en un solo día, en lo que tardan en moverse de un lugar a otro el sujeto podría escapar, por lo que una vez más volverían a separarse para cubrir más terreno, Víctor iría hacia al sur, al centro comercial, mientras Zoroark iba a la universidad al norte. Zoroark asentiría a ese plan más que nada porque eso le daba más libertad de movimiento, podría darse el tiempo de recorrer una zona más amplia por su cuenta.
Víctor: No sé qué podría pasar si uno de los dos se lo llega a topar, así que ten cuidado.
Los humanos solían ser tan condescendiente, ella era mucho más capaz que él al momento enfrentarse contra algún oponente. Aun con el amanecer en proceso ambos saldrían a la calle y emprenderían caminos en direcciones opuestas esperando estar de vuelta al anochecer si no había suerte de ningún tipo. En cuanto perdió a Víctor de vista lo primero que hiso fue trepar a la cima de un poste de luz para ver si por lo menos podía ver la dichosa universidad desde donde estaba. A lo lejos entre todos los edificios Zoroark pudo distinguir un tejado que destacaba por su apariencia más antigua que la de los demás, por lo que dedujo que esa podía ser, cabía la posibilidad de que él estuviese ahí realmente, una posibilidad tan minúscula pero que aun así era suficiente como para hacer el intento. En parte creía que debió haberse quedado en Malvalona, era más probable encontrar algo ahí, pero ya estaba demasiado lejos como para volver, además, cuando sintió su rastro antes en Malvalona pudo sentir que no estaba solo, por lo que si iba con algún humano entonces debían haberse dirigido hacia el norte de la región. Solo esperaba que fuese hacia aquí y no hacia otra zona. Para no perder de vista el edificio continuaría avanzando por los tejados húmedos a medida que el sol se elevaba en el cielo trayendo consigo más luz y el característico color azulado que no duraría mucho antes de que las nubes lo volviesen a tornar gris. Ya estaba cansada de tanta lluvia, este clima obstaculizaba su olfato, y además no soportaba el pelaje mojado.
Al dar el salto para aterrizar en el tejado siguiente la humedad haría resbalar su pata en la inclinación del techo, Zoroark intentaría sostenerse del cableado de un poste de alumbrado pero sus garras cortarían el cable y acabaría cayendo dos pisos sobre la acera. Ya había caído de alturas mayores antes, pero caer sobre concreto era muy diferente a hacerlos sobre el césped o un arbusto, su espalda era lo que más le dolía cada vez que intentaba levantarse por lo que después de un par de intentos decidió quedarse tendida en el suelo para descansar un poco aun si la lluvia seguía cayendo, no era como que pudiese empaparse aún más. Después de un tiempo con la lluvia cayendo sobre ella Zoroark sentiría una nariz olfateándole el rostro, al abrir los ojos vería a un maril sobre ella que se quitaría de inmediato al verla despertar. Zoroark por fin se sentaría y al estirarse tronaría hasta el último hueso de su espalda con una mueca de dolor. El maril le preguntaría si se encontraba bien y ella respondería que, más allá del dolor de espalda, se sentía bien. Maril, al verla empapada y adolorida, le indicaría que la acompañase y Zoroark, guiada por la curiosidad, aceptaría y seguiría al pokémon por algunas calles hasta llegar a un jardín de infantes. El portón pintado de colores parecía haber sido forzado por la cadena rota que colgaba de esta y el parque adjunto era una enorme poza que ya había convertido el lugar en un lodazal. La puerta del lugar también estaba abierta, forzada al igual que el portón. En cuanto estuvo bajo techo Zoroark se sacudió el agua del cuerpo antes de seguir a maril más adentro. Ella pensó que el lugar podía estar siendo usado como refugio por algunos humanos junto a sus pokémon, pero cuando se adentraron y maril la llevó hacia uno de los salones Zoroark no vio a ningún humano, en su lugar había múltiples pokémon refugiándose de la lluvia en el salón de clases con todas las mesas y bancas amontonadas en una esquina. Junto a maril Zoroark también podía ver un seedot, un poochyena, una pareja de minun y plusle, varios odish, y lo que más destacaba que era un Ninetales recostada en el suelo junto a tres vulpix. Algunos de los pokémon más pequeños se sentirían atemorizados al ver a Zoroark, pero dado que maril los tranquilizó y que Ninetales no vio amenaza alguna en ella volvieron a acercarse un poco más seguros. Los pokémon formaban un pequeño grupo junto a Ninetales pues la tipo fuego los abrigaba gracias al calor que emanaba su cuerpo. Zoroark pensó que sería ella la que seguramente había reunido a todos estos pokémon, pero Ninetales respondería corrigiendo que en realidad fueron traídas aquí por el maril que también la había traído a ella y así como al resto. Maril solo respondería sonrojándose ante la sorpresa de Zoroark de que un pokémon tan pequeño hubiera hecho algo así. Zoroark seria invitada a quedarse, aquí estaría cálida y protegida de la lluvia, ella aceptaría pero solo temporalmente, cuando el cielo despejase retomaría su camino.
Pasaron varias horas y el clima seguía igual, la lluvia no paraba e incluso parecía intensificarse. Los pokémon dormían salvo por Zoroark y Ninetales. La tipo fuego se percataría de que Zoroark no le quitaba la vista a sus tres vulpix que permanecían dormidos junto a ella. Zoroark de inmediato se intentaría disculpar bastante nerviosa esperando que no pareciese que tuviese malas intenciones, Ninetales sin embargo no pensaba eso, el rostro afligido que había visto en ella le decía que la imagen de las crías era lo que la ponía así, pero cuando quiso tratar de hablarlo con ella Zoroark se negaría llevada por los sentimientos de impotencia y culpa, por lo que Ninetales no insistiría en el tema al ver que era algo complicado para ella. Luego sería Zoroark quien preguntaría que hacia ella aquí, era obvio que había sido traída por Maril, ¿pero porque no intentar buscar algún refugio con humanos que pudiesen ayudarlos?, Ninetales respondería levantando una de sus patas traseras revelando un manchón rojizo en el vientre. Esa herida era la razón por la que no pudo seguir avanzando y por la que tuvo que quedarse aquí. Zoroark sabía que con una herida así no duraría mucho, ya lo había visto antes, y si no buscaba ayuda las cosas no iban a acabar bien ni para ella ni para sus cachorros.
Zoroark se decidió a buscar ayuda, Ninetales le advirtió que no era buena idea salir con esta lluvia, pero un resfriado no sería nada en comparación con lo que le podría ocurrir a ella si no recibía ayuda, por lo que sin despertar a nadie Zoroark volvería a salir bajo la tormentosa lluvia y nuevamente treparía sobre un poste para intentar buscar el característico color rojo de los tejados que distinguían a los centros pokémon. Al sur una tenue luz parecía alzarse entre los edificios que no parecía estar demasiado lejos y que sería su mejor opción. Con prisa e intentando no volver a tropezar iría de tejado en tejado hasta tener a plena vista lo que buscaba. El centro pokémon se mostraba como la única fuente de luz entre la oscuridad de la ciudad al otro lado del parque que tenía delante. En su interior, cálido y seco, una única enfermera junto a un chansey sería lo único que encontraría Zoroark, y con eso tendría que bastar. Al principio y tomadas por sorpresa, ninguna sabría que era lo que buscaba el pokémon que acababa de aparecer en la entrada, pero luego de que el chansey lograra calmarla podrían hacer que se diese a explicar con algo más de sentido y, tras que ambas se alistaran, Zoroark podría llevarlas por el camino que había intentado memorizar de vuelta al jardín de infantes.
En el interior Ninetales y Maril se empezaban a preocupar al ver como la lluvia no parecía disminuir mientras que Zoroark seguía afuera. Maril sobre todo no podía entender porque habría querido salir de nuevo, entonces escucharían múltiples pasos en la entrada y Zoroark volvería a aparecer nuevamente empapada y esta vez acompañada por la enfermera. Ninetales admitió que no esperaba que lo consiguiese, durante días no había visto un solo humano y ahora ella aparecía con uno. Todos los pokémon parecieron alegrarse al ver la inconfundible vestimenta de la enfermera, Ninetales sería la primera paciente al ser la que visiblemente necesitaba más ayuda como lo indicaba el manchón carmesí que se extendía por su pelaje. Mientras todos veían a la enfermera trabajar Zoroark se preparaba para marcharse de nuevo. Maril le preguntaría por qué, ¿por qué no se quedaba con ellos? Pero Zoroark no podía, tenía aún algo importante que hacer, pero se quedaba tranquila sabiendo que los dejaba en buenas manos, tras que Ninetales le diera las gracias y despedirse del pequeño Maril volvería afuera una última vez y reemprendería su camino hacia el norte, no sin sentir algo extraño en el pecho cuando vio el rostro de Maril al decirle que debía irse.
Después de mucho camino recorrido por fin tenia a la vista la universidad, el colosal edificio de apariencia antigua seguía intacto, por lo que al parecer había llegado antes que el sujeto, o posiblemente ya estaba ahí, esperando el momento adecuado. Sería mejor que empezase a buscar.
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Pokemon: Reporte de Emergencia
FanfictionDos historias paralelas se desarrollan durante una de las mayores catástrofes que han azotado la región de Hoenn. Por un lado, un par de jóvenes hacen lo que pueden con tal de mantenerse con vida en su camino lejos de la catástrofe; por el otro lado...