Capítulo 8.

552 56 5
                                    

Era demasiado para ella, sus dedos eran grandes y gruesos y sentirlo jugar de aquella forma tan juguetona con su clítoris era algo tan magnífico. Toji sabía lo que hacía y le sorprendía que fuera tan lascivo, pero en aquél instante sus ojos habían cambiado de mostrarle tanta hambre a otra cosa... Y no reconoció en concreto lo que él le estaba transmitiendo con aquella mirada tan profunda.

—No puedes retorcerte, si te mueves te castigaré apartando mis dedos...—ella se negó a eso porque estaba siendo demasiado placentero, la baba de Hana se resbalaba por la comisura de sus labios y Toji ni siquiera la había besado aún. El pelinegro estaba deseando hacer sentir muy bien a Hana, mejor que la primera vez si era necesario pues su única tarea era solo cuidarla y aprender a quererla como era debido— Tus gemidos ahogados se escuchan muy bien...—musitó en un suave susurro mientras se acercaba a su frente, suaves besos comenzaron a quedarse justo ahí y de poco a poco los movimientos de sus dedos fueron aumentando.—

—¡A,ähh...! Mi,Mierda... —él sonrió con suma gracia, era la primera maldición que Hana soltaba y sabía que eso la estaba llevando ya a su límite, ¿Era momento de parar?— N,No me tortures así...—suplicó con lágrimas cayendo por sus mejillas, él solo se relamió los labios en respuesta, ¿Era ese su pedido? Para él no había problema alguno así que no la haría sufrir más. Apartó su mano con cuidado y seguido de eso, lamió de sus dedos con mucho gusto. Toji estaba limpiando de ellos con su lengua y vaya sabor el que tenía aquella chica— Maldición...

Hana se quedó recostada mientras intentaba calmar a su acelerado corazón. Toji había mandado a volar del edredón que lo había acobijado casi todo el día pues era hora de comer un poco más.

Le cubrió la boca rápidamente y se acomodó entre sus piernas listo para poder entrar. Hana lo miró con algo de melancolía pero aquello no evitó que arqueara su espalda pues el grosor de aquél hombre era demasiado exagerado todavía para su apretado agujero.

Un gruñido lleno de satisfacción salió de entre los labios del pelinegro. Hana estaba apretando demasiado y si seguía así, lo dejaría sin su más grande moral.

—Vamos, no tienes porqué apretar tanto —susurró apartando su mano para poder lamer de aquella saliva que estaba adornando la comisura de sus labios y parte de su barbilla. Hana sollozó ante eso, respiró profundo y comenzó a relajarse ante los encantos de aquél hombre. Toji se había comenzado a mover lentamente pues así tal vez encontraba alguna otra curiosidad en Hana, eso era lo único que deseaba cumplir en aquél instante— Mierda... Se siente tan bien estar dentro de tu vagina, Hana —exclamó sosteniéndose del respaldar de su cama. Hana no quería verlo más a los ojos, sentir cómo se hundía de aquella forma tan íntima la hizo sentirse muy pequeña e indefensa pero pese a sentirse de tal modo, le gustaba... ¡Le encantaba mucho! Porque él la hacía sentir segura, la hacía sentirse querida y no había visto desprecio por su parte ante las imperfecciones que ella llevaba consigo— ¿Así está bien?

Ella asintió sobre sus labios, sus brazos estaban rodeando sus hombros y para ella fué totalmente inevitable no alzar sus caderas para una mejor cercanía. Toji no dejaba de moverse sin tanta prisa, estaba esperando con muchas ansías que Hana tachara la rudeza en su lista pero sabía que eso tomaría algo de tiempo y no la culpaba en lo absoluto.

—S,se siente muy bien...—halagó realmente fascinada con la respiración totalmente agitada. Él había erguido su espalda para poder abrazarla por la cintura, Hana tenía sus piernas rodeando sus caderas y no paraba de moverse contra él— ¡S,Sí!

Él no dejó de sonreír al verla tan entregada a él. Se suponía que pasarían un día tranquilo, sabía que habría un momento íntimo entre ambos pero jamás se imaginó que la haría suya en una circunstancia en dónde aún sentía caliente todo el cuerpo.

Caballero de compañía(Toji Fushiguro)(+20)#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora