Capítulo 25.

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Era 26 de Diciembre y Hana estaba más que feliz por toda esa asombrosa semana junto a su caballero de compañía.

Toji había disfrutado más que nunca esos días en aquél lugar. Sobre todo las veces que se salía con la suya al robarse a su chica.

Jacob y Aoto ya habían tenído problemas con Nanami y tener a Choso completamente ocupado fuera del país, había logrado que su semana no fuera tan ardúa cómo normalmente.

El jefe regresaba dentro de una semana y Choso ya se encontraba nuevamente en el hotel.

Pero...

[Alguien de manera inesperada, había llegado de visita.]

Bajó del auto y un cigarrillo entre sus labios fué encendido por parte del hombre que siempre era su sombra.

Naoya Zenin había llegado a Mónaco pues había ido en busca del gran señor; Itadori Choso.

¿Y por qué?

Bueno, a Naoya le encantaban los retos.

Al castaño se le hizo su vida más facil desde que Nanami había llegado a la cima de Industrias Ishikawa, ¿Imagínense los problemas que desaparecieron desde que tomó el control de dicha empresa? ¡Adoraba su vida en la actualidad!

Y saber que podría conseguir algo más jugoso, lo hacía sentirse feliz.

[¿Pero cuál era el misterio de tenerle tanto miedo a Naoya Zenin?]

Nanami era débil, muy débil cuando se ponía a su familia de por medio en cada ocasión. Adoraba a sus padres, amaba con locura a su esposa y su pequeña Hana era esa luz que iluminaba sus peores momentos cuando sentía que todo se derrumbaba en su interior.

Por eso batallaba día a día para que su hija tuviera una buena vida, sabía que Hana no era alguien superficial y que hasta al día actual, su parte caprichosa y consentida lo hacía verse como al mejor papá del mundo.

Nanami era feliz por ello, pero...

[Ya comenzaba a no tolerar más tener que cuidar de Industrias Ishikawa.]

—Ya pasaron cinco años desde que Industrias Ishikawa quedó a tu mandato, ¿Que más quieres?

Choso no se miraba nada contento al verlo sentarse justo frente a él listo para poder apostar un poco. El salón de juegos era el lugar que menos solía visitar la gente común que se quedaba en su hotel.

En aquella sección, solamente personas poderosas podían entrar... Pero si estaban dispuestas a pagar 10mil euros como entrada para poder disfrutar un poco del mundo de las apuestas... Eran totalmente bienvenidas pero muy lejos de dónde solía estar el dueño y señor.

Así se evitaba tener problemas en dónde te mandarían a echar del gran hotel.

Y era obvio que nadie quería pasar de dicha vergüenza.

—No me tires la culpa a mí de que el padre de mi precioso Nanami fuera tan avaro... No olvides el porqué dicha empresa llegó a mis manos.

Sí, el padre de Nanami solía meterse en las apuestas también y era algo avaro cuando se trataba de querer más y más.

Lamentablemente su suerte terminó cuando se topó con un hombre a quién creyó que le ganaría todo lo que había apostando.

Nanami terminó pagando con la empresa que era de la niña que se convirtió en su vida, y llevaba 5 largos y lamentosos años lamiendole los pies a Naoya Zenin.

Apostemos lo que tú quieras —sonrió grandemente mientras se apoyaba sobre el mesón. Choso no estaba de humor como para poder aguantar a ese imbécil, ¿Cómo rayos se atrevía a llegar a su hotel sin avisar? ¡Su hija se encontraba ahí!— Lo que desees, estoy dispuesto a perderlo si tú me ganas.

Caballero de compañía(Toji Fushiguro)(+20)#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora