Una historia con Toji Fushiguro.
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[Finalizada.]
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Sus ojos brillaron con fascinación, el gran hotel "L.V" de los Itadori, se miraba increíblemente hermoso y fué como por arte de magia que una Hana saltó del auto luego de que la puerta fuera abierta.
Toji frunció el entrecejo, Hana se había soltado de su agarre y fué imposible para su vista de águila no ver aquél bonito trasero subiendo las escaleras en grandes zancadas hasta la hermosa lobby que adornaba el interior de aquél impresionante y elegante lugar.
¿Y ahora dónde mierda iba tan ansiosa?
—¿Señor..?
—Dejenme ésto a mí —mencionó con un semblante serio a aquellos 2 tipos que lo acompañaban en aquél grandioso viaje junto a su pequeña cachorrita. Hana lo hizo gruñir entre dientes, ¿Por qué tenía que ser tan hiperactiva en momentos menos inapropiados?— Yo me encargo de mi jefa.
Hana sonrió amablemente cuando la gerente del hotel se posó frente a ella, frenando de inmediato su maratón cuando ésta quiso correr directo al restaurante.
Aquella mujer era hermosa e incluso pudo darse cuenta que la mayoría de hombres se ganaba su atención.
¿Cómo alguien como ella era la gerente de un hotel y no una modelo profesional? ¿No se suponía que L.V tenía a mujeres hermosas para poder caminar en las pasarelas más importantes? A Hana se le hizo algo raro que el señor Choso no tuviera a aquella chica caminando en uno de sus más hermosos desfiles de moda.
—¡¡Ahhh!!
—Voy a ponerte una maldita correa, Hana...—espetó molesto luego de haberla cargado sobre sus hombros, aprovechando la situación de distracción que aquella mujer le había otorgado. Hana rió con diversión, Toji se dió la vuelta y su mirada nada amigable observó a aquella divina mujer de pies a cabeza.—
—¡Suéltame!
—Sean bienvenidos, el hotel Itadori los estaba esperando —el pelinegro desvió la mirada, fué para su sorpresa cuando se dió cuenta que aquél lugar era como una maldita basílica de oro. Hana ya comenzaba a sentirse mareada, pero para su bien, era mejor quedarse quieta si no quería vomitar— Sus maletas serán trasladadas a su habitación así que pue...
—No es necesario que nos asesore...
—¡Oye! ¡No seas mal educado! —lo regañó una ahogada Hana con la frente totalmente roja por la sangre que comenzaba a subir hasta su cabeza. Toji no dijo nada al respecto, sólo se dedicó a darle la espalda a aquella mujer luego de ver cómo Jacob y Aoto caminaban en dirección a los ascensores— ¡Bájame!
—Si señor... Que disfruten su estadía.
Él había comenzado a caminar y Hana pudo darse cuenta que el rostro de aquella mujer no mostró ni una pizca de miedo o tristeza por su rechazo. ¿Acaso estaba acostumbrada a tratar con personas así? Toji definitivamente no estaba de buen humor como para aguantar el asesoramiento de una mujer que luego trataría de seducirlo.... Las conocía, conocía muy bien como atrás de esa belleza, había un fruto podrido que se salía con la suya y teniendo un puesto magnífico que nadie más podría darle, no estaba para cometer ninguna estupidez.
