Capítulo 17.

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El visitante de ese día estaba sentado tranquilamente frente a ella mientras disfrutaba de un buen puro que saciara su estrés.

La mente de Itadori Choso se perdió por un instante y sus ojos no se apartaron por ningún motivo de aquellas bonitas y regordetas mejillas teñidas en carmesí que le recordaba lo que alguna vez había sido la mujer que gobernó su vida por 2 largos e increíbles años.

La pelinegro sonreía feliz de poder verlo pues aquél hombre siempre le demostraba lo preocupado que solía estar por ella, (aveces se le hacía algo raro)... Pero Hana siempre pensó que era por la amistad que había tenido con sus difuntos padres en el pasado.

Por lo tanto...

No era algo relevante por el cual preocuparse.

—¿Cómo estás? No te veo desde la fiesta de tu cumpleaños.

—He estado muy bien, mi pequeño Cinnamon anda rondado el jardín justo ahora —respondió borrandole la sonrisa, ¿Cinnamon? ¿Ella hablaba del pequeño esfinge de ojos y orejas grandes que le había obsequiado?— Es bastante energético...

—Supongo que el presidente le atinó a darte algo con quién compartas experiencias.

Hana lo miró en una mueca, Nanami sonrió en respuesta mientras encendía uno de sus tan amado tabacos. Su hija siempre se molestaba cuando hablaba de forma sarcástica, ella era adorable y solamente lo hacía porque le gustaba verla gruñona.

—Me alegra mucho que el felino se haya encariñado contigo...—la mirada de Choso se desvió al hombre que estaba parado de espaldas a lado de Hana, ella estaba sosteniendo su sudadera como toda niña pequeña con miedo a perderse. El entrecejo del presidente se había fruncido ligeramente, ¿Por qué se sentía tan celoso? ¿Era acaso por la simple razón de que Hana era su hija? ¿La pequeña bebé de la cuál había estado vigilando sobre Nanami Kento? Se le estaba haciendo difícil tener que ver a Hana tan confiada con aquél sujeto— Amm... Nanami me comentó que terminaste tus exámenes el día de ayer.

—Así es —respondió soltando a Toji antes de acomodarse mejor en su asiento, el pelinegro la observó a través del rabillo de su ojo y ese sentimiento de preocupación lo invadió nuevamente. Hana había estado demasiado cabizbaja luego de sus últimos exámenes, había estado motivandola, incluso había hecho payasadas para intentar hacerla sentir bien... Había funcionado, pero la presión que su jefe le otorgaba le solía ser realmente molesta— Papi dijo que tiene mis calificaciones y estoy nerviosa.

Hana tomó el cojín que estaba a su lado y se cubrió el rostro con él, tapándose de las profundas miradas que el señor Itadori estaba mostrándole.

Nanami había extendido el sobre en dirección al presidente para que pudiera ver con sus propios ojos lo que su hija había logrado. Choso lo tomó sin problema alguno pero fué totalmente inevitable apartar su mirada de una nerviosa Hana.

El rubio no borraba aquella pequeña sonrisa socarrona del rostro y Hana sentía que se desmayaría en cualquier momento. ¿Por qué tenía que ser así? Aveces le daba mucho miedo cuando lo veía sonreír tan tranquilo como en aquél momento así que esperaba que todo estuviera bien.

—No es necesario que hagas eso...—musitó luego de haberse levantado del sofá, Hana pestañó varias veces cuando se dió cuenta que su padre estaba agachado justo frente a ella y no todo el tiempo podía verlo demostrarle esas acciones. Nanami le estaba mostrando sus calificaciones mientras la miraba con ojos de amor, unos ojos que solamente tenía cuando se trataba de su esposa y su hija. Esa sensación de orgullo estaba presente justo en aquél instante y muy en el fondo supo que Hana jamás lo decepcionaría.—

Caballero de compañía(Toji Fushiguro)(+20)#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora