Una historia con Toji Fushiguro.
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[Finalizada.]
Aquí amamos los coment...
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Salió del armario luego de haberse puesto la pijama y se estiró un poco mientras se sujetaba de las caderas.
[Ese día había estado bastante bien.]
El reloj ya marcaba las 11PM y en su decepción total, soltó un profundo suspiro. Hana no había visto Toji en todo ese día y saber que posiblemente no podría verlo ni en su cumpleaños, la hizo sentirse peor.
Observó su teléfono buscando alguna notificación que le diera alguna señal de él, pero... No había nada.
[¡Ni siquiera un mensaje!]
¿Dónde se lo había llevado su padre? Su mente se mantuvo algo tranquila durante ese día pues pasar tiempo junto a Satoru no era nada aburrido, al contrario... Visitaron muchos lugares, se tomaron muchas fotos y tuvieron incluso videollamadas con Suguru y Shoko para poder mostrarles de tan hermoso lugar.
—¿Uhm?
Hana alzó su mirada en dirección a la puerta cuando ésta había sido tocada, ¿Quién era a esas altas horas de la noche?
¿Acaso Satoru había olvidado algo?
Dejó al pequeño Cinnamon en su castillo después de haberlo levantado de su cama y éste completamente agradecido, maulló en respuesta.
El felino adoraba el trato de sus amos y cuando estaba a solas con Hana, era cómo estar en el gran paraíso gatuno.
Se apoyó contra la puerta después de haber caminado hacia ella y buscó por la pequeña mira que estaba justo en medio de ésta al individuo que tocaba su puerta a altas horas de la noche, pero... Por alguna extraña razón, del otro lado no había nadie.
Se le hizo muy raro pues Jacob y Aoto descansaban esa noche.
Es más...
El pasillo del último piso estaba algo oscuro ya que cuando el reloj marcaba las 11 de la noche, los últimos pisos de aquél hotel, solían opacarse en señal de que ya era hora de ir a dormir.
Abrió la puerta dándose el valor total de buscar con más curiosidad de la persona responsable pero en un abrir y cerrar de ojos...
[Hana estaba arrinconada contra la pared.]
Hana lo miró con ojos grandes, su mano derecha estaba literalmente presionando sus mejillas y le sorprendía lo increíblemente grande que podía ser.
¿Quién era ese hombre? ¿Tenía que intentar gritar para pedir ayuda?
—¡Uhmhuhm..!
—Pide un deseo, será tu regalo de bodas.
Hana se sorprendió enormemente al escuchar de aquella voz tan familiar, ¿Pero como era posible? Esa noche el llevaba el brazo en un estado en donde era totalmente imposible sentirse bien pues por lo que habia escuchado por parte de Aoto, a Toji le habían fracturado el brazo... Cosa que lo llevó a acomodarse por sí solo de éste.
