Cap. 18.- DONDE TERMINA EL INSTINTO,INICIA LA NATURALEZA HUMANA

0 0 0
                                    


Un año.

He estado buscándote desde hace un año, clamó la voz de Itachi, resonando en su mente una y otra vez como un mantra.

Y el recuerdo, como una incandescente llamarada le envolvió.

Un año atrás, antes de llegar a Amegakure, antes de irse de Konoha, antes de abandonar todo...

Todo lo que este tiempo quise ocultar. Todo cuanto tenía, todo cuanto amaba y está...

—¿Q-qué...? —Sakura sintió que la voz se le helaba. Que se perdía, subía y bajaba en entonaciones nerviosas. Alebrestadas e inestables como su propio pulso—¿Qué has dicho?

Itachi le miraba fijamente y la expresión de su rostro no había variado. No estaba mintiendo y aquello no lo había imaginado. Era real; lo sentía, lo percibía... lo olía, casi como a su propio miedo.

—Iba a decírtelo por la mañana. Sakura, yo... —Itachi habló, casi arrastrando las palabras. Se humedeció los labios, sintiendo la gélida brisa cortarle las mejillas. La respiración comenzaba agitarse; vívida señal de que el plenilunio casi estaba en su cénit—...ésa noche, en el anfiteatro de Konoha... yo... yo fui quien te atacó...yo... te hice esto.

La voz se perdió como si cayese en un pozo profundo y sin eco dentro de la mente de Sakura. Exhaló y sus labios enunciaron un entrecortado "no", mientras que inconscientemente se llevó una mano al hombro izquierdo. Casi podía sentir el palpitar de las heridas de aquella noche... pulsar, dilatarse, contraerse y arder con fuerza sobre su todavía humana piel.

—N-no...—jadeó.

Imágenes difusas, insonoras y borrosas por la bruma del tiempo se paseaban con diligencia delante de sus ojos: el turno como practicante en el hospital, el inoportuno cambio de guardia, el silencio sepulcral en el cuarto de autopsias, un estruendo irreconocible.
Gritos y un estrépito provocado por algo que no era humano... una sombra amorfa, descomunal y poderosa que había emergido del silencio de la noche, abriendo sus fauces inmisericordes presto a tomar su vida como lo había hecho con los dos empleados del turno... y Shizune.

—...Dos disparos, para cuando me llevaron ahí y lo demás... —emergió la voz del muchacho entre la bruma de la mente de Sakura Haruno—... lo demás lo encontré, en las primeras planas del diario al día siguiente. Tres médicos fallecidos y tu...

Shizune-san...

—¡Tú los mataste! –el grito emergió de la garganta, grave y ronco, casi como un rugido—¡Y a mi maestra!

Como el impulso de una llamarada avivada por el viento, Sakura se lanzó hacia él. La mano que había estado estrujando su hombro pasó a clavarse en el hombro de Itachi. Ambas, sujetándole en un impulso defensivo.

—¡Pero tú sobreviviste, Sakura!... ¡Tú has sido la única! ¡Llevo tiempo tratando de encontrarte, todo este tiempo he estado buscándote..!

—¡¿Porqué?! –los nudillos de la joven temblaban pero no cedían a soltarle.—¡¿Por qué no me dejaste en paz?!

Itachi no respondió. Su respiración volvía a subir y bajar; mientras que sus labios se negaban a callar aquello que había desatado. Ella lo estaba mirando detenidamente con una expresión tan sinceramente turbada que Itachi experimentó como una oleada de su propia desesperación.

—No podía. –susurró—Desde ésa noche... cada vez que cerraba los ojos, te veía... ahí, tumbada en el piso del hospital... —un gruñido seco, un quejido se oyó entre sus dientes lastimeramente—La culpa no me dejaba en paz... quería ayudarte. Era mi deber enseñarte a manejar esto en tu vida...

Being HumanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora