Capítulo 26.- LA VIGILIA DEL SACRIFICIO

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El blanco de la habitación se difuminaba en penumbrosas sombras. Un viento frío le escocía la nuca, obligándole a erguirse sobre la cama.

Ino Yamanaka entornó la mirada. Las prístinas paredes blancas del hospital se habían convertido en el empapelado rugoso y lila de su alcoba. Dos pares de ojos le contemplaban nerviosos, atentos e inquietos. Aun Hinata Hyuuga, quien sin cuerpo físico arremetió a sobrecogerse, encogiendo los hombros y evadir la dubitativa mirada.

Los labios de Sakura se curvearon en una mueca meditativa. Ino supo el porqué.

Aun tenía el resabio de sangre entre sus propias comisuras. El agreste sabor de la sangre, tan electrizante y estimulante como un cubo de hielo recorriendo su espina.

Su paladar todavía tenía la esencia y la vida de Genma Shiranui.

—Yo...

—Lo sabemos, Ino –sentenció Sakura, cortando de tajo toda intención de mísera y patética excusa. Los orbes jade oscilaban en un brillo melancólico y casi empático— Genma... había hablado conmigo antes. Supe lo de su enfermedad, supe de lo de ustedes y...

—...Sólo...insistió, a pesar de que yo no quise hacerlo...—la rubia resolló en un susurro más para sí misma. Su mirada se posó en Hinata—¿Que pasó con tu puerta?

La joven Hyuuga simplemente se alzó de hombros, con una cabizbaja expresión.

—La perdí, cuando regresé ya no había nada...—la mirada bajó un momento y luego el brillo diletante de sus pupilas enarcó una expresión aun más consternada—y...vi a alguien. Un joven deambulando por la entrada de la casa...—su voz temblaba—...estaba muerto, Anko lo mató y...y...él no sabía que estaba muerto...

Un fútil silencio se aprestó momentáneamente. Hinata continuó.

—...Le había escuchado decir a Anko que volvería...que el infierno caería en la casa...

Ino se irguió levemente sobre la cama, sin importarle mucho el adolorido torso, aun exiguo a reponerse del ataque. La herida había cicatrizado pero quedaba el moretón y los músculos contusos emitían un ardor ensordecido. Miró a ambas chicas.

—No se lo permitiré...—espetó en un gruñido seco—Esto se termina ahora.

—¡No! –Sakura le tomó por un hombro, al menos con la sutil pero determinada fuerza para impedirle levantarse de la cama—No estás en condiciones; si ella quisiera podría arrancarte la cabeza en este momento...

—N-n-no creo que...lo dijera en serio –irrumpió Hinata, en un vago intento por apaciguar el incipiente desconcierto—Tal vez sólo está alardeando...somos tres y...y los chicos... a-además, yo ya estoy muerta, no puede hacerme nada...

La rubia negó, angustiada.

—Si puede...—miró directamente sólo a Hinata—...ahora es la casa la que te retiene aquí. Sakura y yo e inclusive Naruto o a Itachi, ella...podría deshacerse de todos nosotros y destruirá la casa; no quedará nada para ti. Te...desvanecerías en el aire...

Sakura no espetó nada, sólo permaneció cruzada de brazos, mirando hacia la duela polvorienta.

—No la dejaremos –aun en un hilo de voz, Hinata hacia acopio de fuerza por sonar segura—Tu mejorarás y la enfrentaremos. ¡No vamos a dejarla ganar!

Ino la contemplaba, ella parecía haber recobrado la calma, pero Sakura sintió miedo. Si alguna oportunidad tenían de acabar con Anko Mitarashi, la posibilidad estaba en peligro. Aun podían contar con Naruto, Itachi e inclusive Shisui. En número tenían ventaja, pero...ningún plan era infalible, no teniendo como recordatorio lo sucedido en la funeraria. Habían perdido a Sai. ¿valdría la pena perder a alguien más?

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