Capítulo 29

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LA VÍBORA PSICÓTICA

Un psiquiátrico puede resultar muy divertido. Cada ser aquí encerrado, o, espera, no queda bien que diga encerrado, mejor... ingresado, exacto, como dicen todos los loqueros. ¿Qué? ¿Ese término tampoco es correcto? No vaya a ser que ofenda a nadie. Está bien, está bien, psiquiatras barra enfermeros. ¿Mejor? ¿Puedo seguir con esta... APASIONANTE, historia? La cosa es que aquí todos tienen un trastorno mental, y yo hago lo que sea para divertirme.

—Ei, hola chicas—. Saludé a tres mujeres, que estaban junto a la entrada de la sala de juegos, dónde todos los pacientes podían reunirse y leer, ver la televisión, escuchar música, jugar a juegos de mesa, cartas, etc. —¿Qué tal todo por aquí?

Las tres me miraron pero no dijeron nada. Enseguida volvieron a hablar como habían estado haciendo antes de que las interrumpiera. Todo estaba demasiado tranquilo, incluso el día se portaba bien; un sol radiante y ni una nube que cubriera el reluciente cielo azul. Aburrido. Me fijé en una mujer, una sentada junto a la ventana leyendo un libro. Desde que me encerraron aquí he observado que siempre repite su misma rutina de siempre. Incluso he llegado a pensar que no tiene ningún trastorno, pero luego descubrí que sí hay motivo para que esté aquí encerrada.

Caminé despacio hacia ella y me senté a su lado. No apartó su mirada del libro en ningún momento, parecía demasiado concentrada.

—Buenos días, Angie—. La saludé, pero no hizo caso. Suspiré y opté por la opción de ir al grano. —¿Ves a esa señora de ahí? La que está hablando con esas dos mujeres en la puerta—. Le susurré acercándome un poco más a su oído, y entonces alzó la vista de su libro para mirarla. —Al parecer ha estado diciendo a todo el mundo que ese niño que aseguras ser tuyo en realidad es de otra madre y que tu lo secuestraste y después te lo comiste.

—No... yo... yo no...

—Se ríen de ti, las he oído. Dicen que estás loca y que nunca saldrás de aquí, y mucho menos que encontrarás a ese bebé porque está en tu estómago triturado y descompuesto.

Tardó varios segundos a reaccionar, pero, de repente, levantó la mano para pegarme, sin embargo pude detener su movimiento antes de que pudiera hacerlo.

—A mí no... A ellas—. Le giré un poco la cara por el mentón para que las mirara.

Unos segundos después, se levantó y, lentamente, caminó hacia ellas. Mientras iba de camino, cogió un cubo de rubik de una mesa. Cuándo estuvo a una distancia considerable, en un movimiento excesivamente rápido y completamente impredecible, estiró su brazo y golpeó a la mujer en la cabeza con una de las esquinas de aquél objeto. Inmediatamente cayó al suelo como un cuerpo muerto, solo que este seguía vivo. Angie se le puso encima y comenzó a golpearla con el cubo de rubik en la cabeza. No tardó en aparecer sangre. Todos los pacientes miraban expectantes la escena, desde la lejanía o incluso había de los que se habían acercado. Algunos estaban sorprendidos, preocupados, sin emociones y riendo. Mientras tanto, los médicos o enfermeros intentaban separarlas cogiendo a Angie por los brazos y la cintura, pero se resistía demasiado, así que, al final, tuvieron que inyectarle un calmante en el cuello que la dejó inmovil. Yo solo podía disfrutar de lo que veía, aunque me decepcionó un poco que la escena fuera tan corta. Sorprendentemente también me cogieron a mí y me llevaron a mi habitación, encerrada.

—Oh, venga ya. Pero si yo no he hecho nada—. Sonreí acercándome a la ventanilla de la puerta.

—Todos sabemos quien ha sido el principal provocador de esa escenita tan entretenida.

—¿Te ha parecido entretenida?—. Sonreí, y me acerqué aún más a la ventanilla de plástico de la puerta.

—Ahora traeremos tus pastillas y comida. Espero que te guste tu habitación, porque hasta mañana pasado no saldrás.

—Vamos, déjame salir, Rick—. Hice un puchero, pero después volví a sonreír de la misma manera que una loca hace—, sé que tienes ganas de que te la chupe—. Lamí el plástico y dejé un beso.

—Estás loca—. Se burló con una risita.

—No sería yo si no lo estuviera—. Me reí, como a quien le acaban de contar un chiste.

Cuándo se marchó, dejé de reír y me acerqué a la ventana a mirar a través de ella.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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