3. Paleta rota

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Los días transcurrieron con normalidad después de lo ocurrido en aquel vestidor, nadie más habló al respecto y era lo mejor, su amistad no acabaría por un momento incomodo además de que no era el primero, ni el último, aunque Edgar siempre esperaba que fuese así Fang terminaba sorprendiéndole en cada cosa bochornosa en que lo metía.

Y cuando menos lo esperaban llegó el sábado, exactamente eran al rededor de las 9:00 pm y Fang se encontraba viéndose al espejo otra vez, aveces agradecía vivir sólo para no tener que sentirse expuesto en momentos como este, donde por más que planchara su camisa, abotonara a la perfección de esta y se pusiera perfume por montones en aquellos puntos clave del cuerpo se sentía "suficiente".

Aquel pensamiento lo hizo reír, ¿él sentirse inseguro? No tenía nada en contra de las personas que eran así, él tampoco se consideraba un narcisista egocéntrico, tenía confianza en si mismo, sí, pero conocía los límites y la única persona con la que usaba sus dotes de "seguridad" era, si, el chico emo en cuestión.

Pero ahora el pelimorado se sentía, raro... como si algo le faltara y no encontrara el qué, aquello sólo lograba enloquecerlo tanto que hubiese jalado de sus cabellos por tal desesperación de no ser que igual le llevó un tiempo peinarse, quizá su peinado no era algo novedoso pero había usado algo de gel, le había echado muchas ganas a la coleta atada por lo bajo e incluso había separado de manera "uniforme" los mechones de cabello que salian a los lados de su cabeza, pero seguía viéndose raro. ¿Por qué le daba tanta importancia si sabía que Edgar ni si quiera notaría su esmero?

Él jamás ha detestado a nadie, ni chicos ni mucho menos chicas, siempre ha sido el optimista chico que entiende que cada persona tiene su distintivo y no habría porque querer copiarle a alguien más o desear estar en los zapatos de otras personas.
Pero aquella noche no pudo evitar sentir un poco de celos de Emz, a pesar de que no se interesaba en chicas sabía reconocer cuando se trataba de alguien bonita, de manera respetuosa y sin ninguna otra intención cabe aclarar. La chica delgada de cabello morado vibrante, largo y suelto inclinado a su derecha con aquel toque "rebelde" que le destacaba al tener rapado del lado contrario era lo que la distinguía. Esa chica era un tanto fastidiosa si se lo proponía pero de igual forma ofrecía su ayuda si alguien lo necesitaba, y aunque no tuviese las mejores calificaciones ni fuese una jugadora profesional de voleibol había algo que la distinguía del resto, algo que a Edgar por alguna razón le atraía.

Fang suspiró por la bola de estupideces que comenzaba a pensar por los nervios que lo comían vivo, así que se dirigió al baño de su habitación y después de mojarse suavemente la cara y darse un par de palmaditas se vio nuevamente al espejo frente a él mentalizándose que era una noche como cualquier otra, no era una cita, no era el tipo de salida que añoraba tener con su emo, así que debía de estar tranquilo y confiar en sí mismo.

Pasados unos segundos el toque de la puerta principal lo desvió de su auto motivación por unos segundos, se extrañó pensando en sí había pedido comida en su desesperación y ahora no lo recordaba, aún así salió del baño y gritó un "Voy", mientras trataba de no caer en el desastre que había formado en su habitación.
Al llegar a la puerta miró fugazmente por aquel agujero al medio de la puerta topándose con una sorpresa, ¿una agradable?

Se separó con rapidez, apretó la perilla con un poco de fuerza y después de un gran suspiro giró de esta, justo a tiempo antes de que el contrario volviese a tocar la madera con ganas.

—Hey.

—Hey.. —esperaba no haber sido traicionado por sus nervios al hablar, pero se había quedado sin palabras tan sólo verlo, Edgar estaba delante suya y había elegido aquella camisa de manga larga color morado oscuro, lo cual fue sorpresa para Fang pues juraba que aquel día había elegido la camisa negra, aún así se veía tan bien que deseaba que el ardor en su cara sólo fuese interno —Ah.. si, pasa, pasa.

Nadie como tú. [FangxEdgar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora