20. Fin de año

431 35 74
                                    

¿Qué era esperanza? y, ¿por qué las personas se refugiaban en la frase "la esperanza es lo último que muere"? De tanto escucharlo por todas partes se pregunta si de verdad había funcionado en alguna ocasión porque al menos desde su propia perspectiva no lograba concebir la esperanza de sentirse mejor.

Todo este tiempo había pasado tan rápido que el despertarse y notar que todos los medios de comunicación tenían un solo tema de conversación le hacía incluso sentirse mareado.

Fin de año.

Un día era suficiente para romper su "racha" de cero sentimentalismo, sin llorar, sin sentirse culpable, este día en específico el dolor que había estado soportando recaía fuertemente sobre su cuerpo al punto de tumbarlo, la psicología de su mente era indecible pues de alguna forma sus emociones se relacionaban con sus sentidos y en este caso, su condición física, parecía sólo seguir deteriorándose.

El levantarse y verse al espejo era algo aún más devastador, sus ojeras eran notables, su cabello había crecido aún más en comparación a unos días, a pesar de que el traerlo largo ya era una costumbre, esta vez simplemente no se parecía en nada a él mismo.
Su silueta se distorsionaba al punto de ser irreconocible ante sus propios ojos y aquello le daba más incentivos para acabar de una vez por todas con sus pensamientos.

Si moriría de todas formas, ¿por qué no hacerlo a su manera? Se cuestionaba por los días, por las tardes, por las noches e incluso cuando dormía aquella interrogante seguía rodando en su cabeza, le lastimaba. No se soportaba ni a él mismo, mucho menos lo soportaría alguien más y.. por aquella y otras razones lo había echo. Alejarse de la única persona que realmente le dio la felicidad, quien le brindó cariño y siempre estuvo para él.

Sus, poco expresivos, ojos de color carbón miraban a la nada mientras mecía sus pies al borde de su cama sin tocar el suelo con sus descalzos pies. Desde que había terminado su relación la convivencia social era nula incluso para su madre quien tenía que visitarlo por ratos a su cuarto pues Edgar se negaba a salir, su madre estaba cayendo en la locura ante la inestabilidad de su hijo pero sabía que no podía hacer más, sólo era cuestión de tiempo, y aunque ambos trataran de no pensar en ello era imposible.

Sumido en sus pensamientos recordaba aquella vez que, sorpresivamente, acudió a una de sus pocas amigas; Colette, en busca de un "consejo" que era más un desahogo disfrazado.

A cada paso que daba su enojo disminuía y la culpabilidad le invadía pero estando a poco de llegar a su casa su orgullo impedía que se diese la vuelta y regresara en busca de perdón. Pero aquella mañana no llegaría a su casa, pensó que debía despabilarse un poco antes de enfrentarse a su "cariñosa" madre que buscaba darle toda esa atención que no le había dado hace tiempo. Tomó su teléfono y marcó a una conocida albina quien no tardó en brindarle apoyo.

Entonces ahora su destino era la casa de Colette quien vivía sola, y una vez estando en dicho lugar comenzaron a conversar un poco, para Edgar era algo "complicado" decirle a cada persona con la que hablaba que su vida estaba en riesgo y que en pocas palabras agradecería que estaba aún con vida como para conversar.

—Uhm.. déjame ver si te entiendo —la chica se cruzó de brazos y achicó los ojos mientras mantenía la dirección de su cuerpo hacia el contrario, este se mostraba rígido —¿Morirás para año nuevo? —soltó con sencillez y ladeó su cabeza.

El azabache asintió y seguido se encogió de hombros restándole importancia.

—Si, aunque.. no es por eso que vine aquí. —contesto con tranquilidad y un tono serio en su voz. La contraria sólo le observaba con atención —Nunca pensé en.. acudir a ti para esto —rodó los ojos.

Nadie como tú. [FangxEdgar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora