1. Karateca encantador

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Nadie nunca dijo que sería fácil, por qué si lo fuera, ¿como se sentiría la victoria? quizá vacía, como si faltase alguna derrota en el camino que le hiciera replantearse sí en verdad valía la pena, y después de tantos tropiezos al fin lograrlo, sentirse realizado y saber que todo valió cada mínimo esfuerzo.

Al menos ese pensamiento animaba a cierto joven de cabellos morados, un morado tirándole al negro pero que fácilmente bajo el sol daba a resplandecer aquellos tonos violetas que enmarcaban su rostro, pues desde hace un tiempo atrás se había dado cuenta de algo que no había querido aceptar.
El simple echo de verle a lo lejos y que su primer pensamiento fuese ir a hablarle para recibir a cambio una mirada como respuesta, porque no importaba que tan indiferente fuese con él, Fang seguía terco como mula intentando que captase sus sentimientos, no por nada era capaz de correr a media noche hacia la tienda con tal de ir por su helado favorito cuando se sentía mal, o de faltar a sus clases por cuidarle cuando se enfermara, mucho menos pensaba en su bienestar sino que lo ponía por encima de eso, y si a todo eso le pusieran una etiqueta está seria: amor, u obsesión, pero el pelimorado se quedaba con el lado cursi y cliché que veía en los dramas asiáticos.

—Hey, ¿entendiste lo que dije? —una chica de tez morena y cabello blanco amarrado en una coleta alta lo miraba con una ceja arqueada confundida por la ausencia eufórica de su compañero. —¿que te traes ahora?

—¿Eh? —después de sacudir su cabeza y dirigir su atención a la contraria esta en respuesta palmeó su propia cara en señal de frustración y se fue con otro chico, Buster, que estaba en la misma habitación.

Por su parte Fang, descolocado, iba a reunirse con aquel par hasta que escuchó su teléfono sonar dentro de su bolsa de entrenamiento, estaban en hora del club pero aquel día su maestro se había ausentado y ellos tres más otro par de alumnos se encontraban perdiendo el tiempo o practicando Karate que era la temática principal de su taller. Abrió su mochila, que se encontraba a un lado de él sobre la banca, y dio con aquel aparato para ver de qué se trataba.

Era un mensaje, pero no cualquiera, era de él.

"Hey, te veo en la biblioteca en 5, es importante."

Por un momento el montón de escenarios falsos llegaron a su mente, no sabía por qué pero su cara ardía con suavidad, una mini sonrisa se formó en sus labios y sus ánimos subieron notablemente, tomó su bolsa cruzándola por el hombro y dándole una corta despedida y sin ninguna explicación a sus amigos salió a paso apresurado camino a donde decía el mensaje, mientras corría por los pasillos saludaba a algunos alumnos de vez en cuando, después de todo era algo "popular" por ser campeón de los últimos tres enfrentamientos de artes marciales, pero sólo eso.

—Hey, Fang! ¿a dónde con tanta prisa? —una chica de cierto cabello en tono mas morado y atado en una coleta con un par de mechones sueltos al frente y una piel color canela vibrante le hizo detener.

Shelly era otro de los iconos de aquella escuela, pues se trataba de las alumnas más destacables en cuanto a calificaciones y belleza, sus ojos cafés y aquella brillante sonrisa que le ofrecía hacía que cualquiera cayese ante sus pies, pero no a Fang.
Con amabilidad se dirigió hacia ella y le devolvió una corta sonrisa.

—Tengo una "importante" reunión —rió con ligereza y rasco su nuca. No quería alargar más la plática por lo que estaba a punto de despedirse cuando otra chica se unió a ellos, esta chica de igual forma portaba un violeta en sus cabellos y sus ojos eran oscuros pero tenía un atractivo inusual en sus facciones además de tener una buena figura debido a que era líder de porristas.

—Hola, Shelly, hola, Fang —dijo moviendo su mano con gracia —Que bien verlos por aquí, estoy planeando una fiesta y definitivamente ustedes no podían faltar —añadió con una pequeña sonrisa y colocando sus manos sobre su cintura.

Nadie como tú. [FangxEdgar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora