5. Dulce y salado

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Finalmente restaba una semana más y el cumpleaños de Emz ya se veía a la vuelta de la esquina, aunque después de lo desastroso que terminó siendo la fiesta a Fang no le quedaban más ganas de volver, o al menos no si iba con Edgar, es decir, mientras no viera como este se desvivía por la porrista encantadora podría fingir que no le afectaba al punto que lo asustaba.

Pero mientras esperaban a que llegase ese día, hoy era un común y aburrido martes, Fang llevaba un día común y corriente, después de aquella pequeña pelea con Edgar todo había vuelto a la normalidad y no habían tocado el tema de nuevo, al parecer el pelinegro media más su intensidad respecto a la chica de sus sueños, o al menos lo hacía cuando estaba con su mejor amigo, lo que hiciere o no estando a solas ya era otro tema.
A todo esto, nuestro protagonista, se encontraba en su clase de Inglés, no prestaba tanta atención ya que era un tema de repaso para sus compañeros y el se consideraba un "experto" en aquello que mejor guiaba su mirada hacia su cuaderno en donde hacía garabatos, se dibujó a él mismo con una gran sonrisa y sus ojos cerrados pues mucha gente halagaba que era típico de él entrecerrar los ojos mientras sonreía o reía y les parecía lindo, aunque no fuese el mejor dibujante agregó un segundo personaje, alejado de él con el mismo lapicero rojo, sin pensarlo tanto comenzó con una afilada cara, un par de orejas proporcionadas, una mirada relajada y unas cejas finas pero lo que más destacó de aquella "representación" fue su cabello, este parecía estar algo desordenado con muchos mechones desparramados sobre su cara y dos de ellos como púas, apuntando hacia arriba.
Al detenerse y analizar lo que había echo cayo en cuenta de que no se trataba de algo que se hubiera imaginado, esa persona era alguien que había visto antes.. pero, ¿por qué la dibujaría? y lo mejor de todo, ¿cómo es que recordaba hasta el más mínimo detalle de sus facciones pero no su nombre?

—Vaya, vaya, ¿mi encanto es tanto que incluso me dibujas sobre el verb to be? —una burlona y ronca voz provino de su derecha que hizo que a Fang le recorriera una pequeña electricidad por su espina dorsal y diese un brinquito para voltear de donde provenía aquella voz, el contrario por su parte sólo emitió una pequeña risa, después de todo estaban en clase y no quería llamar más la atención.

—Que mierda... —era ese sujeto, no había fallo, cerró su libreta de golpe y lo miró con el ceño fruncido —¿Que haces tú aquí?

—Creo que es obvio, no es como que me gustara fingir que adoro levantarme temprano todos los martes para tomar clases de inglés, justo en esta escuela a 2000km de mi casa—se encogió de hombros como si fuese lo más lógico, aquello sólo hizo confundir más al pelimorado.  —Pero ciertamente tengo curiosidad por tu dibujo, además, yo no estoy tan narizón, ¿o si? —frunció su nariz y luego trató de verla por si mismo.

Aquello apenó un poco a Fang aunque este tratase de evadir aquel bochorno dándole un pequeño golpe en el hombro a su payaso compañero.

—Lo digo porque nunca te había visto por aquí, bufón.

—¡Pero si tomamos al menos dos clases juntos! No puedo creerlo —colocó una mano sobre su pecho fingiendo estar resentido.

—Como sea... la última vez que estuve cerca de ti terminó mal, así que eres bienvenido a irte —a pesar de que el chico de mirada grisácea fuese mayormente amable y optimista había algo en el contrario que simplemente no le agradaba.

Pero unas simples palabras jamás detuvieron al pelirrojo de explosivo carácter y con la astucia de un zorro.

—Yo te dije que tuvieras cuidado con los escalones —apoyo uno de sus codos sobre la mesa y sobre su mano posó su mejilla viendo hacia la nada como si tratase de volver a vivir aquel momento —Creo que debí decírtelo antes de que terminaras en el suelo —se rió nuevamente de él,  justo igual que cuando lo vio tirado tras resbalarse por la entrada de la mansión de Emz después de haber dicho que tenía prisa por irse y no quería seguir escuchándolo más.

Nadie como tú. [FangxEdgar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora