Capítulo 22 | ¿La nutria por qué?

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Alaric

Deberíamos hablar de lo complicado que es mantener el control cuando tienes a una persona que te atrae cerca; cuando esa persona roza tu pierna o te mira bajo esas pestañas tan largas; cuando te susurra al oído antes de marcharte de su casa que os tendréis que ver otro día.

Había pensado mucho en nosotros después de la grabación del episodio de Enfoque Whitman. Tan solo había pasado una semana desde entonces, pero todavía tenía en la cabeza la conversación por Tinder, sobre todo los minutos que pasamos a solas en su casa antes de que llegara Theo. La hubiese besado sin dudarlo. Me hubiese desprendido de su ropa allí mismo y sin dudarlo. Si no fuera porque mi primo llegó justo en ese momento, las cosas serían muy diferentes.

Mentí a Aurora. No había tratado de impedir que Theo quisiera ir a su casa y ni siquiera me esforcé para que se lo pensara. Quería verla, quería ver si teníamos la oportunidad de hablar sobre lo casi ocurrido, y por suerte pudimos hacerlo, aunque quedándonos a medias de nuevo. La maldición de Theo, podríamos llamarla.

El lunes me desperté con ganas de no hacer absolutamente nada, aunque tenía que grabar a las diez con Theo, luego almorzar y por la tarde pasar consulta. Al menos tenía tiempo de hacer el vago en la cama un rato y desayunar tranquilamente.

Me coloqué un cojín en la espalda para alzarme un poco y cogí el móvil para ponerme un poco al día con las redes sociales, porque tendía a abandonarlas sin darme cuenta y luego Theo me regañaba. Lo primero que hice fue entrar en Instagram, responder mensajes y dar me gusta a varias publicaciones en las que me habían etiquetado. Mientras deslizaba mi dedo por la pantalla para ver lo que había subido la gente a la que seguía, me encontré con una publicación de Aurora. Sin mirarla, entré en su perfil. La última semana había subido cuatro fotos y un reel. Una de las fotos era con su hermana, otra era una selfie caminando por la calle y con su café para llevar en los labios, la tercera era ella sentada en su sofá con el micro en la mano y charlando, y la última éramos nosotros. Bueno, Theo, Aurora y yo. La que nos habíamos tomado en el estudio.

«En realidad no soy tan bajita; ellos miden dos metros.🦦»

¿La nutria por qué? Se lo debía preguntar. Vi que Theo ya le había comentado, así que yo no tardé en darle dos veces a la imagen y comentar un simple «En realidad sí eres TAN bajita».

Deslicé para llegar al reel y, antes de reproducirlo, leí la descripción.

«El otro día grabé con @enfoquewhitman y como sé que a @alaricwhitman le encantan los vídeos romantizando el día a día, he hecho uno. Un beso, Alaric».

Me reí por lo bajo y le di me gusta antes de verlo. Éste solo era un vídeo con varias tomas con música lenta de fondo. Un plano de su espalda desnuda mientras se abrochaba el sujetador y luego se pasaba una camiseta por encima, otro de sus piernas mientras se ponía las botas, uno de cómo se pintaba los labios, otro de cómo bajaba por el ascensor y aparecía ella en el espejo, uno de ella saliendo con un café para llevar de la cafetería, otra del estudio... En fin, un vídeo romantizado que no debería gustarme tanto.

Vi que lo había subido el día después de haber grabado en su casa. Comenté un «Hay personas retorcidas y luego estás tú».

Para cuando quise darme cuenta, estaba sonriendo a la pantalla como un completo gilipollas mientras pulsaba la foto de perfil de Aurora para ver sus historias. Una foto de ella con Candace y Lily en una cafetería que conocía porque estaba delante del campus esa mañana. Con la siguiente se me retorció el estómago al ver que era una foto de su muñeca con una pulsera blanca que identifiqué rápidamente como la del hospital. Ésta era acompañada de un pequeño texto en el que ponía «No soy muy partidaria de saltarme las clases, pero un coche que ha cruzado en rojo ha decidido que hoy paso el día en el hospital. Estoy bien, pero me he dado un golpecito en la cabeza y dicen que es mejor que me quede en observación».

En las nubes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora