Capítulo 9 | Siempre me han encantado los enemies to lovers

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Alaric

Cuando vi la foto en Instagram de Aurora dando una charla, no reconocí el espacio. Por eso no supe ver que asistía a la misma universidad en la que me había graduado años atrás. La facultad de psicología había sido ampliada y esa sala era una de ellas. Tampoco la reconocí cuando estuve allí, porque entré charlando con el doctor Anderson y no presté demasiada atención.

No caí en cuenta hasta que el que había sido mi profesor favorito me presentó a cuatro de los alumnos cuyas presentaciones había accedido a ver al final de la semana, entre ellos Aurora Winslow.

Me sorprendió. Y mucho. Tenía la impresión de que ella no sabía que yo era el autor de la charla, porque los pocos minutos que estuvo en la tarima con nosotros, parecía querer irse. Ambos nos llevamos la misma sorpresa.

En persona tenía algo más. Algo más atrayente, algo más salvaje, algo más firme. Su presencia se mantenía fuera de las pantallas y fue inevitable no pensar que era igual de bonita en fotos y vídeos que en persona, cosa de la que no mucha gente podía presumir. Y olía bien;,muy pero que muy bien. No pude evitar fijarme más de la cuenta en ella; durante la charla con el profesor Anderson, mientras se iba de la sala, en el banco de la facultad, cuando se marchaba con las que identifiqué como Lily y Candace...

Aun con todo, seguía siendo un incordio.

Había tenido la osadía de decir que mi podcast era machista, en otras palabras, cosa que yo no consideraba de esa forma. Sí, dábamos un enfoque masculino a las cosas y contábamos como nosotros, hombres, veíamos las cosas, que muchas veces eran muy distintas para una mujer. Nuestra intención no era promover ningún tipo de comportamiento o conducta discriminatoria hacia las mujeres, era lo último que queríamos. Lo mismo que Aurora mostraba el punto femenino de las cosas, nosotros lo hacíamos con el masculino.

Sin embargo, Aurora tenía razón en una cosa.

Los comentarios que los oyentes de En las nubes que dejaban en nuestros posts, eran burlas (más o menos ingeniosas, según el usuario), pero no achacaban nuestras palabras o cagadas a nuestro género, lo cuál sí hacían en los posts de Aurora y del podcast. No podía certificar que fueran oyentes de Enfoque Whitman, pero era cierto que en publicaciones de hacía tres meses no había ese tipo de comentarios, pero desde hacía uno, sí.

Y me jodía de sobremanera que la gente no estuviese interpretando de la forma que quería los episodios del podcast. Por eso, al programa que habíamos grabado el lunes por la mañana, antes de marcharme a la conferencia, le añadimos una parte al principio cuando volví y vi todos esos comentarios.

―Hoy queremos pedir una cosa.

―Abrid bien las orejas ―pidió Theo.

―En este podcast repudiamos cualquier tipo de discriminación a la mujer. Cuando nos referimos a que damos un enfoque masculino a las cosas, nos referimos a que queremos que la sociedad sepa lo diferente que podemos llegar a ver las cosas una u otra otra persona; lo diferente que veo una situación en comparación a mi madre, por ejemplo, solo por el simple hecho de ser un hombre y ella una mujer. Lo mismo que una persona cisheterosexual no verá las cosas de igual forma que una persona que no lo es. Es cuestión de enfoques, de puntos de vista, y no con intención de promover la desigualdad y el machismo.

―Los dos, durante toda nuestra vida, hemos hecho todo lo posible para acabar con las desigualdades de este tipo a nuestro alrededor, y lo último que queremos es que nuestros propios oyentes estén aquí porque pensamos que lo que hacemos, decimos y queremos, vale más que lo que pueda decir una persona que no es del género masculino.

―Toda persona que no esté de acuerdo con lo que estamos diciendo y con lo que no promovemos, sabe donde está la puerta.

―Y que cierre al salir, que se escapa el calor.

En las nubes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora