Aurora
El lunes siguiente, tras compartir en mis historias de Instagram un clip que acababan de subir a la cuenta de Enfoque Whitman del día que fui a grabar con ellos, recibí un mensaje de Theo. Era una nota de voz, lo cuál me recordó mucho al primer mensaje que recibí por parte de su primo, que también fue un audio.
―¡Hola, Aurora Winslow! ―canturreó e hizo una pausa―. Tengo la mala costumbre de esperar a que la gente conteste cuando mando notas de voz, en plan, ahora, mientras hablo. En fin. Quería invitarte al estudio, si no tienes nada que hacer. Hoy grabaremos por la tarde, ya que por la mañana estoy haciendo papeleo y no me da tiempo.
Confundida, pulsé la opción del micrófono.
―¿Invitarme al estudio? ¿A qué?
Me respondió al instante.
―A que estés allí durante la grabación, tras la cámara. Un poco de compañía no nos vendría mal... ―hizo una pausa―. Bueno, vale, si insistes tanto, te lo diré. Alaric está de mal humor por un tema con su padre y como contigo siempre está guay, de buen humor y bastante receptivo, he pensado que tu presencia haría que su humor fuera menos una puta mierda. ¿Qué me dices? ―hizo otra pausa―. Ay, si no te lo mando no me vas a responder.
Tenía entendido, por algún comentario hecho por Alaric, que no tenía una buena relación con su padre.
―Bueno... Dime a qué hora y estaré allí.
―Tres en punto en casa de Alaric. Gracias. ¡Eres un sol!
Acabé mis clases del día y salí a almorzar con las chicas, aprovechando uno de los cheques de restaurantes que le habían regalado en Navidad en la empresa para la que hacía las prácticas Lily y que caducaban en un mes. Comimos bastante bien y salimos muy satisfechas, sobre todo porque no tuvimos que pagar ni una sola libra salvo la propina que le habíamos dejado a la chica que nos había servido.
Ya en casa, me quité la blusa que me había manchado durante el almuerzo, y la sustituí por una camiseta de manga larga ceñida y de escote cuadrado que me favorecía bastante. Para cuando me di cuenta, eran las tres menos quince minutos, por lo que tuve que abrigarme y coger mi bolso para irme a casa de Alaric.
Me parecía rarísimo que Theo hubiese querido contar conmigo para calmar las aguas, pero si podía ayudar, no me molestaba ir y pasar allí un rato, viendo cómo grababan el episodio del podcast. Pasé antes por la cafetería de siempre y pedí tres cafés para llevar y tres muffins de los que Alaric siempre pedía. Ya que me invitaban, al menos llevaba un detalle.
Llegué con las manos cargadas a casa de Alaric y allí abajo, al lado del coche, me esperaba Theo con el móvil en las manos. Al verme, sonrió y me dio un corto pero fuerte abrazo.
―Gracias por venir.
―Os he traído café y muffins.
―No hacía falta, mujer. Vienes tú a ayudarme, debería ser yo quien te ofreciera un tanque de café y muffins.
―No es molestia.
Me invitó a entrar y mientras subíamos las primeras dieciséis escaleras, me contó que Alaric y su padre no tenían la mejor relación del mundo, y que ni siquiera él sabía qué había pasado exactamente esa mañana para que hubiera vuelto de Cambridge así de cabreado.
―¿Te parece bien si subes tú antes? Necesito ir al baño antes.
―Sí, sin ningún problema.
Me dio un pequeño apretón en el brazo y se fue hacia el pasillo, y yo escaleras arriba. Mientras subía, escuchaba los pasos de Alaric de lado a lado, chasquidos de lengua, algún que otro gruñido malhumorado, y a mí casi me entra la risa. El Alaric malhumorado solía hacerme bastante gracia, pero debía tomármelo en serio ya que era por un tema familiar.
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En las nubes ©
Romantizm𝗔𝘂𝗿𝗼𝗿𝗮 está a un paso de ser psicóloga. 𝗔𝗹𝗮𝗿𝗶𝗰 ejerce desde hace años. 𝗔𝘂𝗿𝗼𝗿𝗮 tiene un podcast de psicología. 𝗔𝗹𝗮𝗿𝗶𝗰, también. 𝗔𝘂𝗿𝗼𝗿𝗮 es una romántica empedernida. 𝗔𝗹𝗮𝗿𝗶𝗰... Alaric no. Ni Aurora ni Alaric imag...