Capítulo 19 | Buen diagnóstico, doctor Whitman

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Alaric

―Te atrae.

Levanté la mirada rápidamente hacia Theo justo cuando acabé de subir las escaleras que llevaban a la primera planta de mi casa.

―¿Qué dices?

Acababa de acompañar a Aurora a la puerta después de casi dos horas grabando y lo primero que me encontraba al volver mi casa a la normalidad era a mi primo diciéndome eso. Fantástico. Él ni siquiera me miraba, estaba concentrado con su ordenador portátil editando, sentado en mi sofá.

―Lo que oyes.

―Y llegas a esa conclusión porque...

―Por cómo la miras. No, cómo os miráis. Los dos, realmente. A ella también le atraes.

―Simplemente nos caemos bien, Theo. Nos gustamos en el sentido profesional de la palabra.

―Entonces, ¿por qué no me niegas que te atrae? ―Sonrió con esa picardía tan suya.

Y es que, a ver, la pregunta no debería ser si Aurora no me atraía, sino cómo no me iba a atraer. Inteligente, con don de gentes y atractiva. ¿Cómo no iba a atraerle a alguien esa cara, ese pelo, esas curvas y esa personalidad? Que me atrajera no significaba nada. A mí me atraían muchas personas. O eso creía. ¿Cuánto hacía que no estaba con nadie? Meses.

―Caso cerrado.

―Eres idiota ―concluí dejándome caer en el sofá.

―Buen diagnóstico, doctor Whitman. ¿Quieres oír el mío?

―No.

―Deberíais follar.

―¡Theo!

―¡¿Qué?! No te he dicho que te cases con ella, por Dios. Solo que la invites aquí, que le hagas un tour por la casa y que acabe en el dormitorio. Sencillo.

―No voy a hacer eso.

―Entonces, descárgate Tinder de nuevo y a ver si te olvidas un poco de que te aprieta el pantalón cuando Aurora está cerca de ti. Incluso así a lo mejor dejaría de parecer que tienes un palo en el culo. ¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con alguien?

―Supongo que ¿en octubre? No sé. Joder, Theo, ¿qué más te da?

―Pues que estás amargadísimo y lo achaco de forma bastante clara a la falta de actividad sexual.

―Yo lo relaciono más a una influencia negativa ―bromeé.

―¿Y eso qué es?

―Que tu presencia es perjudicial para mi estado de ánimo.

―Jo, qué cosas más bonitas me dices, Alaric ―murmuró con una sonrisa, estirándose hacia mí y dándome una palmadita en la rodilla.

🎙️🎙️🎙️

En cuanto se fue de mi casa, no voy a negar que estuve pensando largos minutos, mientras hacía la cena, en descargarme Tinder de nuevo. Lo había tenido en el móvil un par de veces y me iba bastante bien, ya que podía encontrar a chicas que buscaran exactamente lo mismo que yo: algo sin compromiso. Uno o dos encuentros, y adiós. Nunca había tenido un solo problema.

Al final, mientras cenaba viendo los clips que Theo me había pasado del episodio que acabábamos de grabar y que subiríamos el día siguiente, lo hice. Lo descargué. Total, no perdía nada.

Inicié mi sesión teniendo que cambiar la contraseña porque ya me había olvidado de ella y eliminé todos los chats que tenía de las veces anteriores, que no eran muchos, y fui a ver qué personas me encontraba por esos lares. El 90% de las chicas a las que veía, las deslizaba hacia la izquierda. Más que en el físico, me fijaba en que tuviesen mi misma edad y en las vibras que me transmitían, ya que la primera impresión es importantísima, aunque más lo es la segunda.

En las nubes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora