Amor de siglos (Lilia Vanrouge × Lectora)

❤️‍🩹🧵Capítulo 6: Diferencias🧵❤️‍🩹

Narra Lilia:

Sin más que decir y que hacer, la solté del brazo y seguí caminando por el pueblo hasta llegar a las afueras, donde me di la vuelta para ver si aún seguía caminando detrás de mi, y efectivamente, la señorita Ninnghel estaba parada ahí. Con una mirada llena de seriedad solo se cruzó de brazos y luego suspiró con cansancio, realmente parecía algo molesta, pero le tomé poca importancia y apunté al bosque.

— ¿Estás dispuesta a ir ahí?—. ella solo asintió y me di la vuelta para comenzar a caminar hacia el bosque.— no te vayas a acobardar.

— ¿Crees qué eso va a pasar?. Si ya voy con un hada corajudo de la noche, ¿crees que voy a echarme atrás?—. me preguntó, cosa que me hizo girar a mirarla.

Ver como sus cabellos magenta eran removidos con el viento, me hizo recordar a Maleanor cuando se proponía a hacer algo. Inconscientemente sonreí y negué ante esa idea ya que una era ruda y la otra parecia ser delicada aunque eso con el tiempo vería lo que es capaz de hacer y ser, pero al ver sus ojos plateados llenos de determinación... recordé el mero momento en el que sentí desesperación por mejorar y cumplir con mi deber lo mejor posible por complacer a los que estaban más arriba de mi posición.

— Bueno, vamos—. le dije mientras retomaba mi caminar hacia aquel lugar.

Creo que durante el camino ella estaba hablando, no lo de exactamente, pero lo que si se, es que ella tenía una similitud a mi actual situación. Ambos dependiamos de la aprobación de personas mayores nosotros, personas que tal vez a ella la pudieron llevar a sus límites mágicos como a mi a mis límites físicos y psicológicos. Aunque tal vez teníamos que sobrellevar nuestras vidas con esos tres límites que son demasiada carga para unos simples niños.

— Pero, ¿ella no conocía bien el mundo exterior?—. me pregunté en silencio mientras veía como ella caminaba con torpeza por el bosque.

— ¿Qué me ves?—. ella me preguntó con una clara expresión de confusión.— ¿acaso vas a volver a preguntarme sobre mis padres?. Hada burlona y críticona.

— Nah~—. negué mientras veía hacia un punto específico.— solo estoy tratando de asegurarme de buscar enemigos que puedan encontrarse en esta área.

— ¿Enemigos?. Padre y madre siempre hablan de guerra y enemigos, casi como si ellos estuviesen al tanto como tú—. me reveló mientras trataba de no tropezar con las raíces de los árboles.

Escucharla decir eso me pareció raro, ya que los únicos al tanto de esto eran los cercanos al palacio y los de alto rango. Esto por el simple hecho de que querían preservar la paz en el reino entero, así que callaban esos asuntos.
¿Acaso esos contrarios eran parte del palacio mientras mantenían a esta niña encerrada?, ¿Conocían cosas del exterior y por eso le inculcaron a ella a fabricar telas resistentes?
Muchas preguntas llenaban mi cabeza, tanto al punto de ser un bucle sin fin que llevaba dudas y preocupaciones por lo que podía pasar y que los padres de la señorita Ninnghel ya estaban tratando de prepararse para los ataques.

Por unos momentos me perdí en mis propios pensamientos tratando de encontrar el hilo que podía dar con el paradero de aquella verdad que la misteriosa hada ocultaba. Y al final de todo esto, no pude llegar a una conclusión, la señorita Ninnghel me estiró de la capa de mi traje de entrenamiento.

— Ya te dije que no seas tan cercana con tus acciones que un día te puedo noquear—. amenacé con una clara frialdad en mis palabras, pero ella solo hizo puchero como si no le importara.

— Sí, ajá. Lo dice él que fue noqueado por una princesa—. se burló mientras caminaba.— te dije que no pensaras en mis padres.

Impresionado por su deducción, solo la mire incrédulo, pero realmente... esas palabras me hacían desconfiar de quien tenía frente a mí. Tenía toda la pinta de ser alguien tan misteriosa pero... algo ocultaba con sus padres.

— ¿Y qué debo de pensar de ellos?—. le pregunté tajante aún mirando a nuestro alrededor para evitar algún ataque de animales salvajes o... de enemigos de los que los ancianos nos estaban advirtiendo.

— No lo sé, pero debes ser un gran idiota si sigues pensando en cómo es que mis padres están juntos y me tuvieron a mi—. respondió con una clara pizca de fastidio en su semblante a la vez que trataba de caminar entre el bosque.

— ¿Lo dice la estúpida hada que solo sabe coser telas y no sabe nada de la vida?—. me burlé aún manteniendo mi semblante serio, pero al verla casi caer, estuve por reír pero volví a mi fachada de seriedad y frialdad que debían reflejar los guerreros del reino.

Sus mejillas se inflaron en protesta y con molestia trató de empujarme, pero fui más rápido que ella y la esquivé para provocar que cayera sobre un arbusto. Ahora si, al verla caer y quejarse de dolor comencé a reír ya que había caído en su propia trampa.

— Y dices que el idiota soy yo—. dije con una sonrisa burlona que se dibujó en mi rostro al ver como ella me miraba con dolor y molestia.

— ¡Esto no es gracioso, estúpida hada de la noche!—. gritó con enojo, y con cuidado se levantó para después sacudir su ropa que estaba cubierta de ramitas y tierra.

— ¡Hey!. Calla o te abandono en medio de este bosque—. le advertí tratando de tener el control de la situación, ya que ella parecía querer salirse con la suya envolviendome en situaciones ridículas.

— Abandoname y no tendrás tu armadura ligera... y tu princesa adorada te va a dejar nuevamente fuera de combate al saber que quien está confeccionando su vestido ha desaparecido~—. su voz era molesta, y estaba llena de verdad. Pero más que nada, estaba completamente envuelta con un toque de superioridad.

Cansado, solo bufé y la tomé del brazo para comenzar a estirarla para llevarla casi a rastras por el camino que yo conocía para ir a las cuevas donde se podía encontrar el Mystium.

— Nunca pensé hacerla de niñera estando activo en las tropas—. dije a la vez que contenía mi fastidio.— y lamentablemente niñera de un hada híbrida.

— Deja eso de lado y vayamos a recolectar ese metal porque el hada delicada de la noche no puede usar metal simple—. ella se burló, y eso causó que quisiera dejarla ahí, pero... algo me decía que no debía hacerlo.

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