Capítulo 11.

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Nicolás:

-entonces ¿me vas a explicar o no? -pregunto irritado, ya que han pasado más de 10 minutos y ella sigue callada.

-B-bueno, usted me gusta desde hace mucho, no yo lo amo-dice y me sorprendo-desde que me dejó trabajar en la mansión he estado enamorada de usted y he intentado de todo para que me haga caso, por eso intenté llamar su rompiendo atendiendo sus jarrones y esculturas caras.

- ¡¿Fuiste tú?!¡¿Eres estúpida?!¡Cada vez que rompías uno de los jarrones quería matar a quien los rompía! -me exalto y subo un poco la voz- ¡Esos jarrones fueron un regalo de mi madre!

-L-lo siento, no lo sa-sabia-dice asustada retrocediendo un poco.

-Y, aun así, aunque no lo supieras no tenías que romper nada, ya que nada es tuyo sino mío, ¡mío! ¿entiendes?

-Ss-si lo siento, jefe-dice bajando la cabeza.

Aprovecharé esto.

-Tendrás dos opciones ¡No! Tres, mejor dicho-le digo y sonrío cínicamente- primero, me pagas los jarrones los cuales valen-cada uno-más de medio millón de dólares, segundo te vas de mi mansión entre hoy y mañana, y tercero te mato, tú decides.

Sus ojos se llenan de lágrimas y se pone nervioso.

-pe-pero no quiero dejarlo-dice sollozando- yy-yo lo a-amo.

-Pero yo no a ti-sus ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas, repentinamente secan - yo amo, escucha bien, ¡amo! a Alexia y por más jarrones que rompas nunca te haré caso ¿entiendes?

-Si-dice fría, su actitud cambiando excesivamente- me iré de la mansión mañana.

-Perfecto, te pagaré bien por tus servicios-le digo- ahora, retírate, por favor.

-Como te guste-

Cuando sale dejo salir un suspiro mientras paso mis manos por mi cabello, ¿enamorada de mí? Ni me Di cuenta, mejor dejo de pensar e iré con Alexia.

[♧]

Alexia:

Subo las escaleras enojada, furiosa, encojonada y todos los sinónimos que existen, llego a mi habitación, abre la puerta con fuerza y ​​el cerro con mucha más fuerza, haciéndola temblar. Me siento pegajosa gracias al jugo el cual traspasó mi blusa, así que decidí darme un baño muuuuy largo.

Cuando salgo de bañarme me asusto al ver a Nicolas sentado en mi cama, agarro la toalla con fuerza y ​​camino al gran armario encerrándome dentro.

- ¿Cuándo traerán mis cosas? -pregunto mientras salgo con ropa interior poniéndome una blusa.

-B-bueno-carraspea-las mandé a buscar el mismo día.

Cuando iba a responderle mi teléfono suena, al agarrarlo veo el nombre y suena automáticamente.

- ¡papá! -saludo- ¿Cómo estás?

-hija ¿por qué el GPS que te puse en el collar dice que estás en otro país? -pregunta preocupada mi padrastro, pero ya lo quiero como mi segundo padre.

-porque estoy en otro país-digo obvio- pero no entiendo lo del GPS, papá.

-sabes en que trabajo cariño y tengo que miedo de que algo te pase-dice.

La pareja de mi papi, mi padrastro, se llama Alexandro Lombardi es un mafioso italiano muy buscado por otras mafias, ya que él tiene a la policía de su lado y sabe cada movimiento de las demás mafias, ha arruinado varios ataques y por eso lo buscan. Razón por la que desde los 16 me enseñó a utilizar armas de cualquier tipo y me mandó a una clase de defensa personal pues tiene miedo a que sepan que soy su hija porque no quiere que me hagan daño.

-No te preocupes, donde estoy ahora estoy segura-digo y me acordé de los tiroteos-bueno, casi.

-Samuel [mi papi] estaba preocupado, ya que te llamó al apartamento y no contestaste-me informa.

-Dile que me puede llamar-digo mientras me pongo un pantalón corto-y dile que estoy bien también, que no se preocupe.

-Bien, cuídate tengo trabajo que hacer, te quiero-

-También te quiero, adiós, papá-

Tiro el teléfono a la cama y me pongo frente al espejo para peinarme, siento una mirada en mi nuca, volteo y Nicolas me mira intensamente.

- ¿Qué pasa? –

- ¿Tienes un GPS? ¿Por qué? –

- Pues mi padre es un mafioso como tú, pero de los buenos-

- Yo soy de los buenos también, la policía cuando no puede con alguien me piden ayuda- dice indignado.

-si, claro, cambiando de tema ¿Qué pasará con la chica que me derramó el jugo? -pregunto.

-Mañana se irá de la mansión-

-gracias-digo y le doy un beso en la mejilla.

Él pone su mano en su mejilla mirándome embobado y yo le sonrío, se levanta de la cama y me abraza fuerte, le devuelvo el abrazo sintiéndome feliz.

Mi Mafioso (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora