Cap.5 Juvia, la tercera llave

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-¡Wendy no está! -gritó hacía su familia en el comedor.
Todos dejaron de comer y la miraron con cierto terror en sus ojos.
-¿Cómo que Wendy no está? -preguntó Makarov, intrigado.
Juvia se puso nerviosa y sus manos empezaron a temblar.
-Fui a su habitación y no estaba, tampoco andaba por el pasillo, y mucho menos está aquí -respondió Juvia, completamente nerviosa.
-Tal vez está en su baño -dijo una chica pelirroja.
-Entré a su baño y no estaba.
-¿Qué tal si fue al jardín? -preguntó la chica de cabello blanco.
Juvia negó con la cabeza.
-Vi por su balcón y en el jardín no se veía nadie más que los guardias.
-Niñas, vayan a su habitación, ¡ahora! -gritó Makarov y se encaminó hacia su estudio.
Las chicas se levantaron del comedor y se fueron todas hacia la habitación de la hermana mayor.
-Tengo miedo, Wendy aún es una niña.
-Tranquilidad Mirajane, aunque no lo parezca, Wendy puede cuidarse sola.
-Lo sé, Erza, pero debes entenderme -contestó Mira.
-Juvia siente culpa por alterarlos a todos -dijo ella.
-Tranquila Juvia, no fue tu culpa -la calmó Levy.
-¿No tienes algo que decir, Lucy? -preguntó Erza.
-No lo sé, papá parecía muy preocupado -respondió la rubia.
Y así pasó casi una hora. Alguien entró a la recamara.
-Niñas...
-Papá, ¿y Wendy? -preguntó Levy.
-Niñas -dijo Makarov- estuvimos buscando por los alrededores del castillo y no hay señal de su hermana, así que por el momento, todas ustedes tienen prohibido salir del castillo, incluso me gustaría que no salieran de sus habitaciones hasta que sepamos algo sobre Wendy.
A todas las comía la intriga, Juvia se abrazó de Erza y empezó a llorar; las demás bajaban la mirada en señal de preocupación.
Makarov salió.
-Vamos, no llores, Juvia -dijo Lucy, intentado tranquilizar a su hermana.
-No puedo quedarme así, no puedo -murmuraba entre sollozos.
Juvia se separó de los brazos de su hermana y se dirigió a la puerta.
-¿Dónde vas? -preguntó Mirajane.
-A la habitación de Wendy -respondió Juvia.
Entonces salió hacia la recamara de Wendy.

Llegó a la habitación de Wendy y empezó a revisar todo. La cama parecía como si no se hubiese tocado y todo parecía estar en su lugar, a excepción de algo... el ropero estaba abierto. Juvia siempre acompañaba a Wendy a comprar ropa, por eso conocía casi de memoria todas las prendas de ella; faltaba un vestido. Faltaba ese vestido de patrones verde, azul y dorado que tanto adoraba Wendy, a demás tampoco estaba la capa que solía usar cuando salían de incógnita a otras ciudades. Sin duda Wendy había salido.
-Wendy, ¿Dónde estás? -pensó Juvia- debo encontrarte.
Y la peliazul no perdió el tiempo. Fue a su habitación y se puso algo más cómodo; un conjunto de falda y blusa de algodón azul, y un sombrero que hacía juego. Cualquiera pensaría en agua cuando la viera.
La seguridad del palacio había aumentado, sí, pero sería un insulto que ella no conociera el lugar donde había vivido toda su vida; la puerta principal no era el único lugar por donde salir. Por la gran biblioteca, en el 3er. librero de lado este, había un pasadizo que se activaba sólo si sabias que libro sacar. Eso fue lo que Juvia hizo y salió hacia el exterior. No había guardias ahí, por ser un lugar "muy seguro" y se dirigió hacia el centro.

Romeo estaba en la cocina preparando el almuerzo, y Wendy a penas se había movido de ese rincón.
-Ven aquí, la comida está casi lista -dijo Romeo.
-No quiero comer tu sucia comida -exclamó Wendy.
Romeo suspiró.
-A ver, niña malcriada, o vienes a comer, o te quemo la boca.
-¡Bien, hazlo! -respondió Wendy.
Romeo volvió a suspirar, fastidiado.
-Mira, no estuve 16 años encerrado en la oscuridad para luego tener que soportar a una niña caprichosa y engreída, mucho menos una hija de Makarov, así que ven aquí y come.
-¡Seguro tiene veneno o algo asi! -Wendy se paró y se acercó a la cocina donde estaba Romeo- ¿a caso crees que soy tonta?, no voy a comer nada de lo que tu cocines, ¿entiendes?.
-Niña malcriada...
-Y no me llamo "niña malcriada", me llamo Wendy, ¿te enteras?.
-Calmate -murmuró Romeo.
-¿Pero de qué demonios hablas?, déjame salir de una buena vez.
-Come -volvió a murmurar Romeo.
-¡No aceptaré tu caridad!...
Antes de que ella pudiera seguir hablando, Romeo juntó sus labios con los de ella y la besó suavemente, después se separaron, dejando a Wendy impactada.
-¿Ya te tranquilizaste? -preguntó Romeo.
-¡¿Quién rayos te dijo que las chicas se calman con besos?! -exclamó la peliazul.
-Un manga Shojo -contestó Romeo, sintiéndose estúpido.
Wendy se echó a reír.
-Deja de burlarte -dijo Romeo, enrojecido por la vergüenza.
-Es que -dijo Wendy entre risas- pensé que mi primer beso sería con un príncipe, un rey o alguien decente, no con un idiota que le hace caso a los mangas shojo.
Romeo volteó la mirada y se cruzó de brazos.
Wendy se sintió un poco culpable.
-Bueno, vamos a comer tu comida -contestó Wendy, por fin.

Por otra parte, Juvia había logrado salir del palacio y miraba todo a su alrededor, cuando chocó con alguien, tirando una bolsa llena de víveres.

Momentos antes del encuentro de Juvia, los chicos estaban en la habitación de Gajeel en la posada, discutiendo sobre quién iría a comprar los ingredientes para la cena, y de todo ellos el afortunado era... Gray.

Juvia vio toda la comida en el piso y se sintió tonta y descuidada. Empezó a recoger lo que pudo al igual que las manos de la otra persona lo hacian. La bolsa de papel pronto volvió a llenarse, pero faltaba una ultima cosa: un bote de crema. Juvia trato de alcanzarlo, pero al momento de tomarlo, la mano de la otra persona lo hizo, de tal manera que ambos se tocaron.
Juvia sintió el rubor subir por sus mejillas en aquella sensación única que jamás había experimentado, y su corazón empezó a latir muy rápido gracias al simple contacto. Alzó la cabeza y cruzó la mirada con aquel extraño.
-Lo siento, no quise incomodarte -comentó el extraño con una sonrisa- portadora de mi alma.
Los ojos de Juvia brillaban como estrellas. Era él, él chico del que hablaban los cuentos de hadas, ese amor a primera vista de toda chica con ilusiones en su corazón. Aquel chico de cabello oscuro y ojos como granito penetrantes era un sueño, un sueño para ella.
Entre ilusiones, Juvia creyó oír que el chico dijo algo.
-¿Portadora de tu alma? -dijo Juvia, intrigada.
-Demonios, hay demasiada gente como para hacer el ritual -pensó el chico-. Lo siento, no es nada, lamento tumbarte, me llamo Gray Fullbuster -continuó con una sonrisa.
-Soy Juvia de Ágata -logró decir con mucho esfuerzo debido a la conmoción- y yo soy quien lamenta tirar tus cosas.
-Descuida, yo debo irme, gracias -dijo el chico y se dio la vuelta.
-Espere, Grey-sama...
Pero Gray ya estaba a varios metros de distancia, ¡Cielos, si que camina rápido! Pensó Juvia y vio al muchacho alejarse.

-Es una chica muy linda, no creí que fuera así, hasta me da lástima hacer lo que debo hacerle -pensó Gray- como sea, hasta luego, Juvia de Ágata.
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Holi holi ♥
Wendy es tan caprichosa y Romeo tan ajfjajgjs ♥
Prepárense, que viene más Gruvia 7u7
Atentamente :
MrsSutcliff7

Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora