Cap. 14 El hada y el fantasma

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Alguien, un criado, mando a reunir a las 5 chicas, ¿la razón? Ni ellas lo sabían.
Juvia se sentía nerviosa y caminaba de aquí para allá por el gran salón, mientras que Erza agachaba la cabeza. Una dulce y pequeña voz se escuchaba del otro lado de la puerta; Lucy se puso alerta.
La gran puerta se abrió, y se dejó ver a una niña joven, de cabello largo y azul, y unos ojos tan lindos y llenos de vida.
《¡Wendy!》gritaron todas al unísono mientras corrían a abrazar a su joven hermana.
-¿Dónde estuviste? -cuestionaba Mirajane con lágrimas en los ojos.
-¿Está papá en casa? -preguntó la joven.
Todas negaron con un movimiento de cabeza y Wendy se acercó a un sillón para sentarse.
-Habla de una vez -comentó Levy impaciente.
-Pero necesito que todas tomen asiento.
Dicho esto, todas se sentaron.
-Bueno, al principio fue extraño pero seré lo más clara posible -dijo Wendy y lanzó un suspiró-. Bueno... escapé de casa con un chico lindo.
- ... ¡¿Qué?! -gritaron todas a la vez.
-Al principio fue como un "vamonos" pero me di cuenta que la vida lejos de las obligaciones era mejor, entonces sólo tuve que tomar la mano de él y dejarme guíar por el viento y el corazón.
-¡Aún eres una niña, no puedes hacer eso! -exclamó Mirajane.
-Deja a Wendy tener su propia historia de amor, vamos Mira -reprendió Juvia.
-Lucy, di algo -musito Levy al ver a Lucy alejada del grupo.
-Quiero ir al baño -mintió la rubia y salió como rayo de la estancia.

Mientras sus hermanas gritaban de emoción, Lucy caminaba por el largo pasillo con un sentimiento en el corazón.
-Lo hizo, realmente lo hizo -murmuró para sí en un tono tan bajo, sólo entendible para ella-. Natsu realmente trajo a mi hermana de vuelta -finalizó con lágrimas de alegría en los ojos.

Faltaban 4 días para el gran baile, se suponía que el rey llegaría un día antes, y las chicas estaban apuradisimas buscando el vestido perfecto.

-Juvia quiere lucir muy linda para Gray -dijo la peliazul en su habitación, misma en donde se encontraba Levy-. Oh Levy, ¿ya invitaste a Gajeel?
《Mierda》pensó la citada.
-¡Lo he olvidado! -exclamó con las mejillas llenas de rubor.
-¡Levy, tienes que decirle! -dijo Juvia.
-Bueno -Levy recuperó la calma-, hoy iré a verlo y le diré.
-¿Ya es tu novio?
-¡Espera, tranquila! -Levy tenía las mejillas llenas de rubor, de nuevo-. Soy una princesa, él debe proponerlo primero.
-Déjate de tonterías -Juvia se había puesto tan seria de pronto-. Si te la pasas con esa mentalidad de "el hombre primero" morirás virgen.
-No digas eso... ¿Qué tal si él no me quiere de esa forma? Significa que puedo perder a un buen amigo por la mierda de enamorarme de él.
-Oh Levy -dijo Juvia tomando sus manos-, bueno, al menos invitalo al baile.
Esta asintió con un movimiento de cabeza y una sonrisa.

-Vaya, creí que no volvería, Romeo -dijo Gray de mala gana.
-El amorrrrrrr -gritó Natsu.
Los chicos estaban en la posada, exceptuando a Jellal y Laxus, que estaban buscando la ropa que se pondrían en el baile.
-No es justo, yo también quiero ir -Gajeel se cruzó de brazos y suspiró enojado.
-Suerte que Wendy me invitó ayer -comentó Romeo, orgulloso mostrando su invitación.
-¿Cuándo fue que todos empezamos a vernos con las hijas del maldito Makarov? -preguntó Natsu.
-Calmate, mira el lado bueno, nos acercaremos al anciano -dijo Gray.
-Pero el idiota de Romeo ya se enamoró -comentó Natsu, dándole un golpe en el brazo a Romeo.
Este sólo hizo una mueca de dolor y permaneció en silencio.
-Que estupidez... -musito Gajeel.
-Hablando de eso, Gajeel... -Natsu le miró con curiosidad-, desde hace tiempo que te noto extraño, quiero decir... más alegre.
Gajeel se puso nervioso al notar las miradas serias de sus compañeros; no tan fácil les diría que estaba perdido por la enana.
-Sólo me siento feliz de tener mis poderes de nuevo, eso no es un pecado.
-¿Te enamoraste de la enana peliazul? -preguntó Natsu con determinación.
El azabache se tensó y el sudor empezó a correr por su cien.
-Si tienes calor puedo refrescarte -murmuró Gray sarcástico.
A modo de calmar las miradas, Gajeel pensaba simplemente asistir, pero Laxus y Jellal entraron justo en el momento adecuado, así que el azabache aprovechó para salir.
Mientras bajaba, reconoció una dulce voz hablar desde la recepción: Levy.
-Gajeel -dijo ella, sonriendo al verlo bajar.
-Hola, Levy -Gajeel correspondió la sonrisa.
-¿Tienes tiempo? Debo decirte algo importante.
Gajeel asintió y le hizo una seña para salir de la posada. Caminaron hasta la esquina de la calle donde había una pequeña cafetería, se sentaron en las sillas de una de las mesas de afuera y cada quien pidió una taza de café.
-¿Qué pasa? -cuestionó él.
-Seguro ya sabes lo del baile -dijo ella-, bueno, dime ¿te gustaría ir? -finalizó la pregunta con una amplia sonrisa.
-Te estabas tardando -murmuró con fastidio.
-Sólo toma la maldita invitación -le dijo, fulminandolo con la mirada y entregándole un sobre blanco.
Gajeel lo tomó y luego sostuvo una de las manos de ella.
-¿Qué debo usar? -preguntó.
-Algo elegante -sonrió Levy.
-Oh Levy, sabes, estuve pensando algo desde hace días...
-Cuentame -dijo mientras jugaba con el dedo pulgar de la mano de Gajeel.
-Te lo diré en el baile -Gajeel la miró divertido.
La chica de la cafetería se acercó con las tazas y Levy junto a Gajeel pasaron una maravillosa tarde. Quién iba a decir que esa sería la última vez que lo tendría tan cerca, de esa manera...

Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora