Cap. 21 La magia de Lucy

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Habían pasado tres días desde el catastrófico baile en el castillo. Las chicas se veían forzadas a permanecer escondidas ya que medio reino las buscaba, y la tensión cada vez parecía apretarles más el cuello. A pesar de lo pequeña que era, la situación les obligó a quedarse -por mientras- en la pequeña cabaña donde Romeo mantuvo cautiva a Wendy.
Pronto daría la media noche, las chicas dormían todas juntas en la habitación principal, Jellal, Romeo y Laxus en la habitación de huéspedes, mientras que Natsu, Gray y Gajeel debían compartir los sillones en el salón.
-Creí que estabas dormido.
Gajeel, iluminado sólo por la luz de las estrellas, volteó a ver a Natsu, con sorprendente mirada melancólica.
-No puedo dormir -Gajeel lanzó un suspiró y estiró las piernas sentado en el pasto del jardín trasero. -¿Qué haces tú aquí?
-No tengo sueño -respondió éste.
Gajeel se volvió y lo fulmino con la mirada, examinándolo más bien.
-Tú también piensas en la chica rubia -Gajeel bajó la mirada, tratando de ocultar la pena de sus ojos-. Lo sé, porque yo estoy pensando en Levy.
-Yo salvare a Lucy -gruñó Natsu.
-¿Salvarla de qué? -cuestionó Gajeel-. Ellas están mejor allí, nosotros no somos buenas personas.
-Te equivocas, yo no soy una persona, yo soy un demonio.
Gajeel se limitó a reír.
-Y cómo harás eso, señor genio -murmuró el azabache.
-Iré a verle.
-¿A Lucy?
-A mi hermano... al de sangre.
Gajeel se puso de pie en tanto Natsu dejo de hablar.
Romeo estaba unido a Natsu sólo por compartir el mismo elemento, pero el pelirosa de verdad tenía familia.
-¿Planeas que te ayude a dar un golpe de estado?
- Ni siquiera Makarov podrá contra él.
-¿Y si yo no quiero ayudarte?
Una serena voz sonó tras ellos. Natsu sintió su sangre helar y volteó la mirada.
-Zeref... -murmuró.
Gajeel se quedó congelado.
-Justo hace poco hablé con Mavis y parecía bastante enojada -dijo Zeref-. Necesitarás más que fuerza para entrar al castillo.
-Tú vas a ayudarme -contestó Natsu confiado
-Porqué lo haría -Zeref se encogió de hombros-. No me meteré a ese castillo.
-¿Por qué? No me digas que te da miedo tu ex -Natsu rió.
-Okay, yo no tengo vela en este entierro -Gajeel se puso de pie y se dio la vuelta, despidiéndose con un ademán mientras se alejaba.
-Ya lo corriste, idiota pelo de chicle -murmuró Zeref-. ¡Y Mavis no me da miedo!
-Ajá -Natsu lo miró con picardia-. Entonces ayúdame, mi chica está en juego.
-¿Tú chica? -preguntó Zeref-. Pensé que sólo la querías manosear, con eso de que hasta la "llevaste a descansar".
-¿Cómo sabes eso? -exclamó Natsu indignado.
-Soy tú hermano, te observo, a demás no pareces sentir nada por ella.
-Define "sentir algo por ella".
-Mariposas en el estómago, palabras trabadas, pensamientos confusos... -Zeref se cruzó de brazos.
-Cuando yo la veo, no siento mariposas ni esas cosas. Cuando yo la veo, no siento nada; mis palabras fluyen con facilidad y mis pensamientos son claros, sin embargo, me siento en paz, como si en el mundo sólo existiéramos ella y yo, y me gusta como se siente.
-Oh, ya veo.
-¿Eso es amor? -preguntó Natsu.
-Sí, eso es amor -contestó Zeref.
《Mierda.》pensó Natsu.
Zeref lanzó un pesado suspiró e intentó fingir una sonrisa, pero no pudo. Su hermano estaba a un paso de volverse mortal.
-Bien -prosiguió Zeref-. Entonces quieres que te ayude a rescatar a Luigi del castillo.
-Lucy. Se llama Lucy.
-¿Y cómo voy a saberlo? Ni la conozco -respondió Zeref sonriendo divertido.
-Me preocupa Lucy, porqué su magia no despertó -Natsu se rascó la barbilla en señal de estar pensativo-. ¿alguna pista?
-Quizá ella no tenga magia.
-No creo -dijo Natsu-. Cuando me devolvió mi alma, me sentí unas diez veces más fuertes. Ella debió alimentar mi poder.
-Quizá su magia es del tipo "objeto" -Zeref se sentó en el pasto-. Podría ser magia de bastones, de cartas, anillos... magia celestial.
Natsu puso cara de poker y miró a su hermano con repentino terror en su mirada.
-Mi alma... el poder de Lucy... sabía a estrellas.
Zeref se puso de pie y dio unos pasos hacia atras, luego se tomó la cabeza con ambas manos y sus ojos se tiñeron de un rojo carmesí.
-Espíritus celestiales -murmuró éste con pesadez-. Ellos le hicieron eso a Mavis.
-Zeref -Natsu corrió hacia él y lo tomó de sus hombros-. Calmate, Mavis no fue obligada a usar La..
-¡Callate! -gritó Zeref-. Por culpa de esos malditos espíritus la vida de Mavis se estancó, por su culpa ella fue confinada a sufrir lo mismo que yo -Zeref parecía debatir entre el bien y el mal, lloraba, lloraba y gritaba con sumo dolor-. ¡Por su culpa Mavis sufrió! ¡Mi Mavis sufrió!
Natsu no dijo nada, sólo lo miró con cautela, rogando a quién lo escuche que éste no se volviera loco y sustrajera la vida de todo a su alrededor.
-Yo... juré que cuando volviera a ver a esos espíritus... acabaría con ellos... juré que le devolvería la felicidad a Mavis a como diera lugar... porque la amo -su tono de voz parecía más tranquilo, recuperó la cordura.
-Ayúdame a rescatar a Lucy y a Levy, la chica de Gajeel, y te prometo que te daré sus llaves, en caso de que sea la magia celestial, la suya, y podrás hacer con ellos lo que quiera -dijo Natsu, serio.
Zeref lo miró y sonrió con hostilidad.
-Es un trato.

● ● ●

-¿Ya es hora? Creí que pasaría un tiempo antes de devolver esto.
Un brillo dorado se desprendió de aquella cajita forrada con fieltro rojo guinda.
-Espero que sepas lo que haces, Layla.

Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora