Cap.6 Lucy, la cuarta llave

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Juvia vio a Gray alejarse y empezó la búsqueda de su hermana, pero no encontró ningún rastro de ella. Después decidió volver al castillo junto a la imagen de Gray en su corazón.
Al llegar, Juvia entró a su habitación.
-¿Puedo saber dónde estuviste, señorita? -dijo una voz conocida.
-¡Lucy! -exclamó Juvia.
-Tienes suerte de que yo me diera cuenta -mencionó Lucy-. Tuve que quedarme todo el día aquí encerrada y mintiendole a todos sobre que te sentías mal y no querías ver a nadie.
-Lucy, yo...
-Ahora responde mi pregunta -dijo Lucy, más seria de lo normal.
-Fui a buscar a Wendy.
-Aprecio tu honestidad, ahora dime, ¿encontraste algo en tu salida por la ciudad?.
-Al amor de mi vida -contestó ella.
Lucy se quedó atónita y abrió levemente la boca, tratando de formular alguna oración.
-Déjame contarte -dijo Juvia mientras sujetaba a Lucy por las manos-. Se llama Gray y tiene unos ojos hermosos de granito, y la piel clara, y el cabello oscuro -Juvia le contaba a Lucy con gran brillo en los ojos y una hermosa sonrisa en el rostro.
-Juvia, si papá se entera...
-¿Si se entera de qué? -preguntó otra voz conocida.
-¡Levy! -contestaron Juvia y Lucy al unísono.
Levy estaba en la puerta de la habitación y pronto entró a reunirse junto a sus hermanas, luego se sentó en el banquito del tocador.
-¡Juvia está enamorada de un extraño! -gritó Lucy.
-¿Qué? -contestó Levy.
-¡Chismosa!, Levy, no le creas, yo solo... -Juvia no terminó de hablar porqué fue interrumpida por Lucy.
-¡Se llama Gray, y es un moreno claro de cabello oscuro y ojos como granito! -dijo Lucy.
-¡Lucy! -gritó Juvia.
-¡Juvia! -gritó Levy.
-¡Gray! -gritó Lucy y Juvia se sonrojó.
-Bueno, eso es normal, Juvia, pero podrías decirme ¿qué fue lo que hiciste para salir? -preguntó Levy.
-Fue facil. Usé el pasadizo de la biblioteca.
Levy se paró se pronto y miró a las chicas.
-¡Grandiosa idea! -exclamó.
-¿Tú también saldrás? -preguntó Lucy-. Yo también quiero ir.
-Pero no le digas nada a papá, entonces podrás venir -afirmó Levy.
-Hacen planes en mis narices...
-¿También quieres venir, Juvia? -preguntó Levy.
-No -Juvia sonrió-. Yo estoy bien aquí, a demás alguien debe quedarse cubriendolas.
-¡Eres la mejor! -Levy dijo y seguidamente la abrazó-. Lucy, nos iremos a las diez en punto de la noche.
Lucy asintió y junto a Levy se fueron a planear todo en la habitación de la rubia.

Gray había vuelto a la posada y entró a la habitación donde estaban los chicos.
-Tardaste demasiado -comentó Jellal mientras leía un libro.
-Lo siento, es que me tropecé con una chica.
-¿y te la tiraste? -preguntó Natsu.
-¡Claro que no, maldito pervertido! -respondió Gray, a lo que los demás se echaron a reír, con excepción de Jellal-. Era la portadora de mi alma.
Jellal alzó la mirada y la dirigió hacia Gray.
-¿Qué sucedió? -preguntó.
-Habia demasiada gente, no pude hacer nada -contestó Gray con tristeza.
Jellal se volvió a su libro.
-Como sea, se llama Juvia, y sí, es hija del viejo.
-¿Cómo estás tan seguro? -preguntó Laxus.
-Es la misma chica pálida y peliazul del retrato en el castillo hace 16 años -contestó Gray.
Al escuchar "peliazul", Gajeel alzó la mirada y se volteó para ocultar el rubor en sus mejillas.
-En fin, ¿alguien sabe dónde mierda está Romeo? -preguntó Natsu.
-Si tu no sabes mucho menos yo -dijo Gajeel.
-Carajo, tendré que ir a buscarlo -dijo Natsu a regañadientes.
Gray chasqueo la lengua en señal de estrés al ver a Natsu salir por la puerta de la recamara.

Por otra parte, Wendy estaba sentada en un sillón marrón frente a Romeo, quien estaba sentado en un sillón color champiñon. No decían ni una palabra; se podía oir hasta la respiración de cada uno, eso hasta que Wendy rompió el silencio.
-Romeo, ¿Puedo preguntar algo? -dijo temerosa.
Romeo alzó la mirada y asintió.
-¿Qué fue lo que pasó o que les motivó para invadir Ágata? -preguntó ella.
Romeo suspiró.
-Wendy, tú no sabes absolutamente nada -dijo él, con la cabeza agachada.
Wendy se paró y camino hacia él, luego se sentó a su lado.
-Si me lo dices, tal vez pueda entender algo.
Romeo alzó la mirada y volteó a verla.
-¿Sabías que Ágata no siempre fue un gran reino? -preguntó Romeo-. Hace muchos años, los dioses de la destrucción fueron exiliados del mundo celestial, y aún inmortales, nos mandaron a reencarnar a la tierra. Yo y mi hermano Natsu vivíamos en una ciudad llamada Magnolia, pero un día hubo un gran incendio seguido de un pequeño pero poderoso ejército que venía a conquistar el pueblo. Ese día, mi hermano y yo estábamos en el bosque cazando la cena y cuando llegamos ya no quedaba nada -Romeo apretó los puños-. Había muchos cadáveres en el suelo, y lo que se nos ocurrió fue ir a ver a nuestros amigos, pero ellos ya no estaban; habían muerto. Nuestros tíos Wakaba y Macao, y Lissana, la novia de mi hermano, todos habían muerto en el incendio. Natsu y yo teníamos unas ganas de venganza hacia Makarov incalculables, así que fuimos al norte a buscar a un viejo amigo, Gray, pero al llegar encontramos la misma escena de nuestro pueblo; todo quemado y a Gray llorando mientras abrazaba a su querida Ur y a su mejor amigo Lyon, y los tres juntos nos encaminamos hacia el pueblo de Oak, donde nos reunimos con Gajeel después del entierro de su compañero Lily, despues de la invasión de su pueblo. Luego fuimos a una isla llamada "torre del cielo" para encontrarnos con Jellal y una desgarradora imagen de todo destruido y su querida amiga Miliana en sus brazos, y por ultimo fuimos hacía la aldea Rosemary a por Laxus; la misma historia, pero está vez él habia perdido a su padre Ivan y a su abuelo.
-Romeo... -Wendy no tenia palabras.
-Nosotros habíamos perdido la sed de sangre, pero no podíamos quedarnos de brazos cruzados -Romeo hablaba casi esquizofrenico-. Sabíamos el valor de la vida, y por eso fuimos a Ágata para matar a ese maldito anciano, porqué no podíamos pisotear el honor de quienes amabamos, no podíamos dejarlo así, por Ur, por Lyon, por Miliana, por Ivan, por Lily, por Lissana, por Wakaba y Macao, por ellos me encargaré de matar a Makarov con mis propios manos, y ninguno de nosotros va a quedarse sin saciar su sed de venganza.
Antes de que pudiera seguir hablando, Wendy posó sus brazos al rededor del cuello de Romeo y lo abrazó con lágrimas en los ojos, no sólo de ella, si no de él también.
-No eres el único que perdió algo importante por culpa de la estupidez de mi padre -sollozaba Wendy-. Mi madre también murió por su culpa, por su culpa ella se fue y terminó quitándose la vida.
Romeo correspondió el abrazo y poco a poco fueron calmandose.
-¿Te parece si voy a cocinar algo? -preguntó Romeo después de separarse de ella.
Wendy asintió y se quedó en el sillón, cuando un fuerte estruendo se escuchó muy cerca. Wendy sintió que le apretaban el cuello y sus pies dejaron de tocar el piso.
-¿Traes a una chica a casa y no invitas? -preguntó Natsu, con el cuello de Wendy entre sus manos, y levantandola del piso con fuerza sobrehumana.
-Natsu -murmuró Romeo, con miedo a que lastimara a Wendy realmente.
Wendy trataba de respirar, y pronto cerró los ojos y su cuerpo se aflojó. Cómo reacción, el cuerpo de Romeo se puso rígido.
-¡Sueltala! -le gritó Romeo al momento de lanzarle una bola de fuego azul a los brazos de Natsu que sostenían el cuello de la peliazul.
Natsu soltó un grito ahogado y dejo caer a Wendy.
-¿Pero que mierda te sucede?, primero debo romperme la espalda para encontrar tu olor y ahora me lastimas -gritó Natsu-. Acuérdate que aún estoy sellado, si no fuera así, te daría una buena lección de como respetar a tus mayores.
Pero Romeo lo ignoró y corrió hacia Wendy, la tomó en sus brazos y la recostó en el sillón, luego se volvió hacia su hermano.
-Ella era la portadora de mi alma, pedazo de idiota, y se las ingenió para sacarme la verdad, por eso no puedo dejarla salir, a menos que no quieras ser liberado también.
-Bueno, perdón -contestó Natsu, algo apenado-. Si quieres me voy.
-Sería lo mejor -contestó Romeo.
Natsu se dio la vuelta y salió de la casa hacia la posada. Eran las diez con quince, Romeo volvió a tomar a Wendy y la llevó hacia la cama para que descansara.

Levy y Lucy caminaban por la ciudad, rodeadas de las luces de los puestos de comida y las tiendas que aún no cerraban.
-Bien, quédate aquí, volveré en un momento -dijo Levy.
-¿Qué?, no puedes dejarme -exclamó Lucy, pero Levy ya se había ido.

Levy pudo orientarse y llegar a la calle Bowerstone, ahí estaba la posada que dijo Gajeel. Entró y se dirigió a la recepción.
-Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarle? -preguntó la amable recepcionista.
-¿Me podría decir en que habitación se hospeda Gajeel Redfox?.
-Seguro, está en la habitación número 7 -la recepcionista sonrió y Levy se dirigió a las escaleras. Llegó al segundo piso, iba por la habitación número 5 cuando sintió que un brazo la jaló hacia un pequeño rincón, luego le taparon la boca con una mano.
-¿Qué rayos haces aquí? -preguntó la voz de Gajeel, después le destapó la boca.
-Vine a verte -dijo Levy.
-Idiota, si alguien te ve aquí...
-Gajeel, ¿Dónde estás? -dijo una voz profunda, Gajeel jaló a Levy más hacia dentro y ella vio pasar a un chico un poco moreno, de cabello y ojos oscuros.
-Es igual a la descripción que dio Juvia -pensó Levy después de que el chico se alejara.
-Enana, te agradezco mucho, pero -Gajeel fue interrumpido por Levy.
-¿Quién es ese chico? -preguntó Levy.
-¿Eh? -si no fuera por la oscuridad, Levy habría notado el rubor en las mejillas de Gajeel, producidas por leves celos-. Es el idiota de Gray.
-Gajeel, creo que este no era el momento, pero, ¿podríamos vernos mañana a la misma hora de aquella vez?.
-Sí, pero ya vete de aquí.
Levy sonrió y se paró de puntas para darle un beso en la mejilla a Gajeel, luego se fue.

Al llegar buscó a Lucy pero ella no estaba en el lugar de antes.

-Que linda estás, portadora de mi alma -dijo Natsu con una Lucy desmayada entre sus brazos.
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Holi :33
Ya se están aclarando un poco las cosas UuU y próximamente las chicas descubrirán sus propios poderes :0
Sí, Natsu es un pervertido, así que rezen por Lucy 7u7

Atentamente:
MrsSutcliff7

Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora