Cap.4 ¿Quién eres?

7.7K 584 34
                                    

Si bien, Romeo recordaba que en el pasado, había vivido con su hermano en una pequeña cabaña cerca de la ciudad real de Ágata, entonces rogaba a Dios o a quien le escuchara, que esa casita siguiera ahí. Por suerte, la pequeña cabaña estaba aún intacta, aunque un poco descuidada, pero era el lugar perfecto para contarle la verdad a Wendy, aunque fuera obligadamente.
Ambos llegaron a aquella cabaña color azul con crema y entraron; no quedaba a más de 30 minutos del castillo.
-No estoy segura aquí -comentó Wendy.
-Tú dijiste que querías respuestas, así que o te quedas aquí o no te dire nada -dijo Romeo.
Wendy tragó saliva y se sentó en un banquito color chocolate.
-Bien, ¿Qué quieres saber primero?.
-¿Quién eres tú? -preguntó Wendy.
Romeo suspiró.
-¿La verdad?.
-Solamente la verdad -contestó ella.
-Soy Romeo Dragneel -respiró hondo- soy el dios del fuego azul.
Tras escuchar eso, Wendy se hecho a reír, incrédula.
-¿Te estás burlando de mí? -dijo Romeo, desafiante.
-No, no -respondió Wendy entre risas- es que me pareció muy extraño y gracioso. Todos sabemos que eso de los dioses es solo un cuento.
-¿Un... cuento?.
Wendy asintió.
-A ver si esto te parece un cuento -exclamó Romeo.
El chico se acercó a ella y la miró a los ojos por un segundo, luego guió su mirada hacia una de sus manos y de ella, una esfera de fuego azul salió. Wendy le miró estupefacta. Entonces Romeo pronunció unas palabras en, lo que aparentemente era un idioma antiguo, y todo su brazo se cubrió con ese mismo fuego.
-Es... imposible -dijo Wendy.
-Si quieres puedes tocarlo.
Wendy acercó su mano izquierda hacia él, y justo cuando tocó el fuego, lanzó un ahogado grito de dolor; se había quemado en dedo medio de la mano izquierda, claro, era una quemadura leve.
-Realmente lo tocaste, ¡Eres una idiota! -gritó Romeo.
-¡Debiste detenerme, tarado! -exclamó Wendy.
-Nunca me habrías creído si lo huera hecho -respondió Romeo, a la defensiva.
-Bueno -murmuró ella- ahora dime, ¿qué significa eso de "liberame"?, eso que dijiste hace una hora.
-Bueno, creo que ya no puedo ocultarlo -añadió él- dentro de ti estaba oculta mi alma, es decir, la fuente de mis poderes, sin eso yo sería un simple humano, y al verte a ti, su portadora, solo tuve que liberarla.
-¿Por qué tenía yo tu alma?.
-Supongo que ahí fue donde Makarov la puso, de todas formas, nuestras almas no pueden separarse de nosotros por siempre, es como si por sí solas vinieran a nosotros.
Wendy lo miró por un segundo, completamente extrañada.
-Mencionaste a mi padre, y dijiste "nosotros", ¿Qué tiene que ver mi papá en esto, y que hay de "ustedes"? -dijo, nerviosa.
-¡Demonios! -murmuró Romeo- bien, voy a decirtelo todo de una vez, pero no vayas a interrumpir.
Wendy asintió.
-Hace muchos años, los 6 dioses de la destrucción llegamos a este reino y tratamos de destruirlo, pero la fuerza de Makarov era demasiada, entonces de alguna manera logró capturarnos y encerrarnos en el calabozo de su castillo. Pero cuando nos recuperaramos volveríamos a romper cosas, es sentido común, así que Makarov utilizó esa magia extraña que posee y separó nuestras almas de nuestros cuerpos, quitandonos nuestros poderes. La única forma de recuperarlos era obtener nuestra alma y devorarla, pero para ello debíamos encontrarlas, lo cual no era muy difícil ya que ellas por si solas se atraen a nosotros, es por eso que pude saber fácilmente que tu tenias mi alma, por lo tanto supongo que ese viejo puso las almas dentro de ti y tus hermanas; ahora que lo pienso, tu debes ser la más joven, porqué la única vez que estuvimos en dentro del castillo, vimos los retratos de 5 chicas, niñas más bien, pero de ti no había ninguno.
-Eso porqué aún tengo 14 años -dijo ella- pero, ¿a que te refieres con mi padre y su extraña magia?.
-¿Ni siquiera sabes que clase de ser es tu padre? -preguntó Romeo- pero si tu provienes de un largo legado de una de las familias mágicas más poderosas del mundo.
-Hasta el día de hoy no sabia nada sobre eso -argumento Wendy.
-Pues ahora lo sabes.
-Eso significa que... ¿también poseo magia y todo eso?.
-Posiblemente, pero desconozco el por qué tu padre trató de ocultar todo esto -contestó Romeo.
Wendy no podía seguir escuchando todo esto, era demasiado para ella misma, así que rompió en llanto.
-¿Qué te pasa?, ¿te duele algo? -dijo Romeo, preocupado.
-¿Quienes son esos otros dioses?, ¡si estás aquí significa que los demás están libres e irán a por mis hermanas, debo advertirles! -Gritó Wendy entre sollozos mientras corría hacia la puerta.
La puerta se cerró de pronto tras una ráfaga de fuego.
-No puedes salir de aquí -dijo Romeo, increíblemente serio.
Wendy era comida por el terror que le produjo el tono de voz de Romeo en ese momento, fue a una esquina y se quedó ahí.
-Déjame salir, por favor -murmuró.
-Sabes demasiado, simplemente no puedo permitir que le heches el chisme a tus hermanas.
-¡¿Por qué?! -gritó ella.
-¡Por qué es la única manera en la que nos podremos vengar de ese maldito viejo! -gritó Romeo.
-¡Déjame salir, te lo ordena la princesa de Ágata!.
-Aquí no eres más que una chica gritona -dijo, calmado, mientras se dirigía a un sillón- yo no obedezco órdenes de una hija de Makarov.
Wendy intentó calmarse y se tiró al suelo en esa misma esquina; lloraba en silencio.
-Son las dos de la mañana, ¿dormirás en la esquina o en la cama?, tu decide.
Wendy no respondió.
-Bien, como quieras -respondió Romeo, fastidiado.

Hace tan sólo unas horas, Levy y Gajeel se besaban a la luz de la luna. Para ella, era un momento increíble y para él, algo que no había experimentado en años.
-Gajeel -Murmuró ella al momento de separarse de él.
-Debo irme -contestó él, incorporándose.
-¿De qué hablas?.
-Yo, recordé que debo irme -dijo Gajeel con suma tristeza.
Levy ni siquiera puedo contestar, o al menos detenerlo; Gajeel se perdió en la oscuridad de la noche.

-¿Qué demonios hacias, Redfox? -penso Gajeel.
Le encantaba escucharla, estar cerca de ella, incluso la volvería a besar si pudiera, pero le temía a algo, ¿qué tal si se enamoraba?. Si él llegará a enamorarse realmente de ella, a la larga terminaría haciendole daño, a demás, sumandole el hecho de que son enemigos, o si tan solo no fuera la hija de Makarov...
Aunque no quisiera, debía alejarse, por su bien... y el de Levy.

A la mañana siguiente, una chica de cabello azul ,al igual que sus ojos, caminaba por el pasillo que conectaba al comedor. Vio pasar a una de sus hermanas.
-Buen día, Levy -dijo ella.
-Buen día, Juvia -contestó Levy, aparentemente triste.
-¿Sucede algo?.
-No, todo está bien -dijo Levy con una sonrisa de lo más fingida.
Juvia puso cara de incrédula y siguió su camino hacia el comedor.
-Hey, Juvia -dijo Levy desde lejos- ¿podrías ir a la habitación de Wendy?, creo que sigue durmiendo y a papá no le gusta cuando nos levantamos tarde.
-Sí, no te preocupes -sonrió Juvia.
Entonces se encaminó a la habitación de su hermanita, pero al entrar, notó que no estaba. Siguió buscando, pero seguía sin encontrarla. Salió de la habitación y corrió hacia el comedor.
-¡Wendy no está! -gritó hacía su familia en el comedor.
-- -- -- -- -- -- -- -- -- -- -- --
Romeo no dejó ir a Wendy ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Gajeel y Levy se enamoran ♥
No se pierdan en próximo capítulo, habrá Gruvia

Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora