Aún en shock por lo sucedido, escucharon los pasos de alguien acercándose.
-¿Qué demonios pasó? -preguntaba Erza entre murmullos pero Jellal no contestó.
Éste, completamente rígido pero sin ocultar la satisfacción de su rostro por recuperar lo que alguna vez lo hizo ser tan temido, se posó delante de ella, quien se había tumbado en el piso sim saber que ocurría. Los sentidos se agudizaban, el silencio era aterrador, sólo se escuchaban ambas respiraciones.
Jellal tragó saliva al ver quien estaba frente a él: Makarov.-Perfecto -aplaudía Makarov con severo sarcasmo.
Jellal no dijo nada.
-Al menos responde algo -exclamó Makarov con fuerza, haciendo que Erza diera un salto.
-No... voy a... hacerles daño -murmuró Jellal tratando de sonar pasivo-. No si tú tampoco me haces daño a mí.
-Erza, levántate -ordenó el anciano con una inigualable determinación.
Al escuchar la orden, ella se puso de pie.
-Ahora ven aquí.
Llena de miedo, Erza intentó avanzar, sin embargo fue detenida por el brazo de Jellal, impidiéndole el paso.
-No tienes idea del hombre que tienes por padre -le murmuró Jellal-, mejor quédate donde estás.
-Erza...
Erza no se movió.
-Bien -Makarov suspiró-. Tendré que matar a tu novio.
Acto seguido, una potente presión se apoderó del ambiente. Provenía del anciano, y pronto, su cuerpo se volvió gigante.
-Papá... -a ella se le escurría las lágrimas.
-No, ese no es tu padre -dijo él-, ese es "El Titan" quien destruyó mi vida, y la de todos.
-¡Deja de poner a mi hija en mi contra! -gritó el titan, lanzando un fuerte puñetazo sn dirección a ambos, suerte que lograron escapar del impacto, pero no salieron del todo ilesos.
-¿Huyendo? -preguntó Makarov-. Jellal, pero si mal no recuerdo, tú eres el más fuerte de todos, podrías hacerme trizas en un momento.
-Pero ella está aquí -murmuró Jellal.
-¿Y? O es que no quieres arruinar tu galante imagen, será.
Jellal cerró las manos en puños, se notaba la desesperación y la furia que sentía, pero la impotencia lo detenía, porque si se ponía serio posiblemente Erza terminaría herida. Sin embargo ella seguía sin poder hablar.
Esquivando sus ataques, Makarov se ponía más furioso cada vez, ahora ni siquiera se contenía; logró darle un buen golpe en la pierna derecha a Jellal, haciendo que cayera.
-Ya basta de juegos -dijo Makarov-. Guardias -ordenó con un fuerte grito.
Decenas de guardias con toda clase de armas llegaban por doquier, Jellal no podía seguir resistiéndose y empezó a lanzar ataques por todos lados, pero entre esquivar los golpes del titan y los mil soldados, se le hacía una tarea casi imposible.
Erza veía como él intentaba defenderse, como la sangre le corría por la frente, la desesperación en su rostro y lo peor, es que en ningún momento dejo de verla.
-Ya basta -murmuraba para sí, sosteniendose la cabeza y cerrando los ojos mientras las lágrimas corrían el maquillaje de sus ojos-. Ya basta...
Su corazón joven y sincero dio otro vuelco, estaba acelerado, las lágrimas salían por montones, las manos le temblaban y dio un fuerte grito liberador.
-¡Ya basta! -exclamó, y de alguna manera, las armas a su alrededor de los soldados caídos, se alzaron, siendo lanzadas ferozmente hacia ellos, luego miró a Jellal, él sonreía, como si hubiese esperado ese momento, luego percibió que él movió los labios tratando de decir algo; aunque no escuchó, pudo entender un "te quiero" y acto seguido, él se desplomó en el suelo.
Erza se secó las lágrimas, invocó más armas (aunque no tuviera idea de dónde salían) y luchó ferozmente contra los captores del peliazul.
Mientras tanto, Makarov, horrorizado por la fuerza de su hija, intentó detenerla, y la única forma de hacerlo sería dándole antes, un golpe ds gracia al peliazul.
-¿A dónde crees que vas? -preguntó una voz masculina, Makarov volteó y se quedó inmóvil al ser congelado completamente por un chico azabache.
-Gray -gritó Erza sin dejar de atacar a los soldados.
-Señor Gray, debemos ayudar a Erza -ordenó Juvia, quien venía a espaldas de él.
Ahora ambos se unieron a la batalla.
-Déjenos algo, por favor -dijo alegremente Gajeel y Levy.
-Al fin llegan -exclamó Gray.
Al poco rato, no quedaba ningún enemigo de pie.
Erza seguía sin entender nada.Erza caminó lentamente hasta llegar al cuerpo de Jellal, se puso de rodillas y murmuró una oración. Tomó una de sus manos y la pegó a su rostro.
-Gracias por defenderme -murmuraba ella sollozando.
-Estará bien -dijo Wendy, acercándose a ambos, se puso de rodillas y con su magia, posó un aura azul sobre el chico.
Los demás se unieron a la escena: Gajeel, tomando de la mano a Levy, Gray junto a Juvia, Romeo, y ahora también Laxus abrazando a Mirajane y Natsu a su lado.
-Lamento arruinar el momento, pero Makarov no durará más de una hora congelado -dijo Gray.
-¿Cuánto tiempo? -preguntó Wendy.
-15 minutos, quizá.
-Perfecto -dijo ella-. Mientras, vayan y busquen a Lucy.
-Ya vuelvo -dijo Levy y corrió a por Luce.
-Erza, párate -dijo Mirajane-, debemos irnos.
-Primero quiero una explicación.
-Te la daremos en cuanto salgamos de aquí, ahora vamonos.
-Debemos esperar a las chicas -dijeron Natsu y Gajeel.
Las chicas no volvían, y notaron que el hielo que cubría a Makarov se agrietaba.
Juvia se abrazó del brazo de Gray.
-Debemos irnos, ya -exclamó Gray.
Laxus, obedeciendo, tomó a Jellal y Mirajane sostuvo a Erza.
El brazo del anciano se liberó.
-¡Vamonos! -gritó Gray.
-¡No me iré sin Levy! -exclamó Gajeel.
-Nos vamos a morir, ¿entiendes? -gritó el azabache de hielo.
Una pierna fue liberada.
No les quedó más opción que correr antes que El Titan se descongelara, Gajeel y Natsu miraron hacia atrás con desdén pero siguieron avanzando.
-Levy... -murmuró Gajeel.
-Lucy... -murmuró de igual manera Natsu, com melancolía.
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Un ángel para cada demonio ©
ФанфикLo mejor de las almas gemelas es que pueden ser enemigas o amantes, pero siempre estarán juntas, aún si un enorme secreto trasciende sobre ellas. Todos tenemos un destino, así como para cada ángel se hizo un demonio. (Fairy tail fanfic)