Cap. 20 El recuerdo de Zeref

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Ella es un ángel.

Yo soy un demonio.

Y el mundo, la única razón por la que no podemos estar juntos.

A diferencia de Mavis, Zeref no había muerto, porque su cuerpo no podía morir.
Se dirigía a su hogar en Alvarez, pero no podía pasar por alto el hermoso reino de Ágata, y con casa calle que pisaba o cada antigua construcción que veía, los recuerdos inundaban su mente.

Ella era encantadora, siempre lo ha sido, incluso el día de su funeral se veía hermosa.

La primera vez que vi a Mavis, no tenía un pelo de reina pero era bastante lista, y al final supo hacer bien las cosas.

Era mi mejor amiga, y yo de verdad la adoraba, y no dejaría que nadie, nunca, le hicera daño. Lo peor de todo, es que yo le haría daño, y no podía evitarlo.
Aún lo recuerdo, cuando me dijeron que ella podía morir, y entre angustia, llegué a su reino, corri hacia su habitación y al entrar, sus mejores amigos y los médicos rodeaban su cama con las miradas bajas. Pensé lo peor, pero entonces escuché su voz decir mi nombre, sonaba tan dulce, viniendo de esos labios de ángel. Me acerqué y tomé sus manos, dije su nombre entre un notable sollozo y ella sonrió; su sonrisa me mataba.
Todos abandonaron la habitación y me quedé a solas con ella.

-¿Qué pasó? -pregunté.
Mavis trató de evadir mi mirada pero al final contestó.
-He usado esa magia que dijiste, no debía usar.
Sentí mis latidos aumentar drásticamente y la culpa me invadió.
-¿... por qué? Estaba incompleta -me alegraba verla viva, pero no pude evitar reprenderla.
-Ellos llegaron, no sé quién los convocó, pero los espíritus del zodiaco aparecieron y devastaron todo al norte -dijo Mavis-. No podían detenerlos, y yo necesitaba salvar lo que mis padres tanto amaron; usé Law.
-Oh Mavis -ella se encogió esperando un golpe o algo, pero en vez de eso, la abracé conmovido por su valor y alegre por verla viva.
-Zeref -llamó-. Use magia incompleta...
Al escucharla, abrí los ojos de par en par. Lo había olvidado, lo que pasa por usar magia incompleta y por si fuera poco, magia prohibida.
-Ahora no podré crecer -dijo.
-No, Mavis, eso no es lo peor...
Ella me miró extrañada, pero eso era algo que no pensaba decirle. Prefería que ella se diera cuenta.

Y el día que se enteró, me di cuenta, que yo la amaba como a nadie más, y ese fue mi peor error.

Sus ojos ya no tenían el mismo brillo, su cabello era considerablemente más largo, pero su sonrisa seguía ahí.
Yo seguía yendo a verla, y seguíamos divirtiéndonos como siempre, y el tiempo pasaba y pasaba, pero ella seguía teniendo eternos catorce...

Era otoño, cuando la mujer de Yuriy daría a luz a su primer hijo, yo estaba en Ágata durante esos días, y la emoción emanaba por doquier.
Mavis estaba feliz, incluso le dio nombre al recién nacido, y justo después de eso, Rita, la madre, murió.
Vi a Mavis correr devastada, y la seguí hasta el jardín trasero del castillo, la tomé de la cintura a pesar de sus gritos pidiendo que me alejara, y la abracé.

-Soy una asesina -dijo, llorando.
-¿Cómo sabes que tu la mataste?
-Es por culpa de la maldición.
《La maldición》
Entonces abracé a Mavis con más fuerza, me apiadaba de su alma y sentía tanta rabia. Por qué debía pasarle esto a ella.
-¿Quieres saber un secreto? -dije, ahora llorando-. Yo también estoy maldito -finalice con una sonrisa.
Ella se separó de mí, incrédula.
-¿Qué?
-Nunca te lo dije, pero como tú, yo también soy inmortal, porqué yo también quebrante la ley, y maldije mi cuerpo.
-Pero... tú... no puedes.
-Yo perdí todo lo que amaba, a mi familia, a mi hermano, a mis amigos... todos murieron y yo sigo aquí.
-Ves -Mavis se estremeció-. Yo maté a Rita.
-Porqué la maldición se lleva la vida de todo lo que ames.
-¡Entonces no quiero vivir!
-¡¿Y crees que yo sí?! -grité-. He soportado cientos de años y ya he olvidado como se siente vivir.
-Pero tú sonreías, y eso me hacía tan feliz -exclamó Mavis-. ¡No podías fingirlo!
-¡Yo nunca fingí ser feliz cuando estaba contigo! Porqué cuando estoy contigo, soy capaz de recordar el valor de la vida, y si tú lo olvidas, ¿quién me dará la fuerza para seguir?
Mavis me tomó en sus brazos.
-No lo olvidaré -susurró Mavis a mis oidos, con su dulce voz de ángel-. Y no dejaré que tú lo olvides. Tú serás mi fuerza y yo seré la tuya -finalizó sonriendo, haciendo mi alma estremecer.

Mi corazón estaba agitado, mis mejillas completamente ruborizadas. Tomé su rostro entre mis manos y la besé. Sentí su calor, vi levemente el color en sus mejillas y por primera vez en años, recordé el significado de felicidad.
-Mavis, por favor, quédate a mi lado -susurre.
-Sí -contestó.
-Mavis -la miré a los ojos, sequé las últimas lágrimas que le quedaban y me acerqué-. He vivido una eternidad, recorrí el mundo, conocí a cientas de personas, y al final nadie pudo quedarse a mi lado. No tengo nada, porque estoy seguro que mi alma se ha desvanecido con el tiempo, pero si puedo ofrecerte al menos lo que queda de mi negro corazón, lo pondré a tus pies, y con esto, te pido que te cases conmigo, porque después de tanto, por fin he conocido alguien con quien deseo pasar mi eternidad.
La vi ponerse extremadamente roja, con cara de poker, pero al final, volviendo a llorar y bajando la mirada por la pena, ella aceptó compartir su eternidad conmigo.

Yo la amaba tanto, hasta el punto en que no podía esperar para tenerla conmigo en cuerpo y alma, su sonrisa era el elixir de mi vida.
Y ese amor tan grande que tenía por ella, terminó por arrebatarmela... días antes de poderme unir a ella.

Era invierno, lo recuerdo, cuando ella tuvo su última fiesta de gala. La vistieron de blanco, su vestido de novia combinaba con la nieve de aquella estación, y yo la despedí vestido de negro.

Y ese día, mi corazón sucumbió ante la oscuridad.

-Je, qué recuerdos, ¿no, Mavis? -dijo Zeref, sonriendo sinicamente.

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¿Dos capítulos en un día?
¿Quién eres y qué hiciste con autora-chan? >:v
Ay, mi amado Zervis </3


Un ángel para cada demonio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora