CAPÍTULO 2
Todo en este momento se sentía tan surreal, estaba sufriendo una disociación entre su cuerpo y mente.
–¿Happy, qué día es hoy? –El hombre que manejaba tranquilo lo miró por el espejo, confundido–. Solo responde.
–29 de mayo de 1993 –contestó.
–Carajo –Happy arqueó su ceja y Tony sintió su mirada aguda–. Ignora eso.
Hace no menos de 24 horas era un hombre joven de 23 años y ahora tenía recuerdos de sus 53 años, de hecho, estos recuerdos se sentían mucho más recientes que sus 23 años vividos.
"Una locura", pensó. "Tal vez sí necesito que me internen, pero en un psiquiátrico".
Suspiró agotado, solo esperaba poder llegar a casa para poder pensar tranquilo.
–Happy, ¿a dónde estamos yendo? –preguntó, mirando el camino extrañado.
El pobre hombre miró nervioso a Tony. Apenas llevaba un año en el trabajo, estaba orgulloso de ajustarse bien a su excéntrico jefe, así que temió haberse equivocado de camino cuando entró al coche gritando que pegaran fuga.
–Al hotel donde se hospeda, jefe.
–¿Hotel? –frunció el ceño. Sentía que llevaba años sin ir a un hotel. ¿Por qué ahora estaba yendo a uno? Él tenía su departamento con Pepper–. Oye, pero...
Se congeló.
El departamento que tenía en Nueva York con Pepper no existía; el único lugar habitable que se denominaba como suyo era su antigua casa, la cual él había decidido jamás pisar, no después de la muerte de Jarvis, sumando el resentimiento hacia su padre. En conclusión, esa casa estaba olvidada.
Pero estos recuerdos que ahora tenía habían apagado esas emociones intensas, dejando solo el anhelo de volver a ver esa casa, esa casa que en sus recuerdos dejó de existir para él hace mucho tiempo.
–Happy, ¿podemos ir a la casa de mis padres? –El hombre lo miró por el retrovisor, dudoso–. Por favor. –Tony sabía que la duda de Happy era fundamentada, su duelo había sido tan caótico con su vida personal que ir a la casa donde él vivía podría dañarlo más–. Probablemente mi cuarto esté hecho un desastre y solo quiero ir a un lugar tranquilo.
Hogan suspiró.
–Usted es el jefe, usted manda.
–Gracias, Happy.
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Stephen tiró el expediente con bastante enojo sobre su escritorio.
–Ese maldito idiota –bufó molesto–. Me agarró distraído. Si hubiera estado en todos mis sentidos, él hubiera sido quien besara el piso.
Caminó molesto y jaló su silla, sentándose en ella.
–Tuve una semana horrible y para coronarla, tengo que atender al idiota excéntrico ese. Si de esto constaba el ascenso, lo hubiera declinado –lloriqueó, cerrando los ojos–. La próxima vez que esté Christine en la oficina del director, huyo.
Esos dos habían hecho un complot. El neurólogo había tenido que salir por una emergencia familiar y él era bastante capaz de hacer ambos cargos, pero ya tenía demasiado trabajo preparando las cirugías de mañana.
–No debí aceptar. Debí dejar que Christine se ahogara en su trabajo y atendiera a ese idiota.
–Gracias por el aviso.

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Una vez mas
Fiksi RemajaQue pasaría si... Stephen Strange, todavía pudiera dar una oportunidad más. Porque sabia que este no era el final. Tony Stark estaba recibiendo un oportunidad más. Embarcate conmigo a una aventura donde Tony volverá al pasado. Pero esta vez haciendo...