Una vez mas

CAPITULO 5

CAPITULO 5

Tony miró cómo todos se acomodaban en el camarote, siguiendo las órdenes de los superiores. Así que hizo lo mismo, siguió a la manada.

—Las luces se apagan en 15 minutos —informó una mujer.

El genio solo se apresuró a correr hacia lo que se suponía que sería su cama y comenzó a guardar sus cosas. Se sentía un poco fuera de lugar porque, al haber llegado tarde al ejército, era el único que aún tenía su bolsa fuera.

—¡Mañana quiero a todos de pie y listos a las cero cinco cien horas! El que no esté listo correrá el doble. ¿Enterados?

Todos se quedaron en posición de descanso. Tony dejó sus cosas mal acomodadas y se posicionó.

En verdad, esto era totalmente nuevo para él.

—¡Sí, señor! —dijeron al unísono.

Todos se quedaron en sus lugares hasta que la sargento salió. Cuando se fue, el genio volvió a su casillero para acomodar mejor sus cosas.

—¿En verdad es Tony Stark?

Ahí comenzaron los murmullos.

—No puedo creerlo.

—No durará ni una semana.

Muchas risitas se escucharon. Tony rodó los ojos.

"¿Por qué todo el mundo se cree juez de la vida de otros?" pensó.

—Eres bastante famoso, y apenas llevas, ¿qué? ¿Dos horas?

El genio volteó a ver a la persona que dijo eso y sintió que su sangre se helaba.

—Soy Sam Wilson, y ese de allá —dijo señalando a un rubio al otro extremo— es Riley Brown, mi amigo.

Tony echó un vistazo fugaz al individuo, pero no lo reconoció en su cabeza, así que lo dejó en segundo plano y centró toda su atención en el sujeto frente a él. Este era uno de los compañeros más fieles del Capitán América.

"¿Pero cómo está aquí, frente a mí?"

Según sus memorias, en algún punto había visto su expediente un poco antes de que S.H.I.E.L.D. cayera. No recordaba mucho de lo que vio, pero sí que había nacido en 1978.

"Debería tener unos quince años en este punto... y bueno, nadie entra al ejército a esa edad."

—¿Ah? ¿Tengo algo en la cara?

Tony detuvo el curso de sus pensamientos. Tal vez Sam pensó que lo estaba viendo fijamente, pero en realidad solo había perdido la mirada en su rostro. Aun así, era grosero e incómodo.

—No, perdón. Conocí a alguien muy similar a ti —dijo Tony lo más amigable que pudo—, pero viéndote bien, definitivamente no son iguales. Parecidos, pero no.

—Gracias al cielo que solo se parecen, con uno de estos es suficiente —dijo Riley, tomando a su amigo por los hombros y ganándose un golpe.

—Qué buen amigo eres —se quejó Sam.

—Me presentaría —dijo Tony, extendiendo la mano hacia Riley—, pero ya me conocen.

Bromeó.

—En realidad, parece que todos aquí me conocen.

Concluyó, mirando a todos con una ceja alzada. El ambiente se tensó y los murmullos cesaron.

Sam había escuchado que los Stark tenían presencia en escena, y ahora entendía por qué.